sábado, 15 de diciembre de 2018

Un “prohibido el paso” de más de año y medio

Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa,el sábado día 15 de Diciembre de 2018.

Un “prohibido el paso” de más de año y medio

El puente Avenida lleva cerrado por deficiencias estructurales desde abril de 2017 y, a pesar de que los trabajos de rehabilitación fueron adjudicados en marzo de este año, las obras no han comenzado.
REPORTAJE Y FOTOGRAFÍA DE JON GUEZALA - Sábado, 15 de Diciembre de 2018 - Actualizado a las 06:03h
El puente Avenida se cerró al tránsito en abril de 2017 tras detectarse problemas estructurales.
El puente Avenida se cerró al tránsito en abril de 2017 tras detectarse problemas estructurales.
Construido por el Ayuntamiento de Irun en 1915, el puente Avenida, en la muga de Santiago, lleva más de 100 años conectando la frontera entre Gipuzkoa y Lapurdi sobre el río Bidasoa, siendo una de las estructuras más emblemáticas y con gran relevancia histórica de la ciudad. A pesar de que parte de su estructura está en terreno de Hendaia, la titularidad del centenario puente es irundarra.
Sin embargo, su función como paso fronterizo peatonal se detuvo el 12 de abril de 2017, cuando, tras la realización de un mantenimiento previo al encargo de las obras de restauración, se detectó que “la situación del puente, principalmente en su entramado de hierro, es delicada”, tal y como lo comunicó el Consistorio. La longevidad de la estructura quedó en evidencia por el avanzado estado de “corrosión” de sus partes metálicas, que ya entonces amenazaba la integridad del puente. Por ello, “como medida de seguridad ante la necesidad de mejoras urgentes”, la entidad municipal tomó la decisión de cerrar el paso a través del puente Avenida (y también la navegación bajo el mismo) hasta la ejecución de los trabajos restauración.
Todo el proceso previo a la adjudicación del proyecto fue, según reconoció el propio alcalde, José Antonio Santano, en marzo del presente año, “largo y, a veces, tedioso”. Al tratarse de una estructura fronteriza, cualquier actuación en ella requiere de múltiples gestiones y, sobre todo, de permisos de entidades como “la Dirección de Costas del Estado, el Ayuntamiento de Hendaia y otras autoridades francesas, así como de la Comisión Técnica Mixta del Bidasoa, en la que participan agentes como las capitanías marítimas de Pasaia y Baiona, la Diputación Foral de Gipuzkoa o el Gobierno Vasco”, tal y como detalló Santano.
Por si todos estos requisitos no fueran pocos, la propia redacción del proyecto de restauración también supuso un reto, pues debía permitir recuperar la funcionalidad segura del puente sin alterar en exceso su estética, debido a su importancia histórica.
Por fin, tras casi un año de gestiones, la junta de gobierno de Irun adjudicó en marzo del presente año el proyecto a la empresa Acciona Construcción SA, por un importe de 1,79 millones de euros y con un plazo de ejecución de nueve meses que, a fecha de hoy, estaría a punto de finalizar.
Cuando al fin parecía que los irundarras podían estar tranquilos, pues una de las estructuras más icónicas de la ciudad iba a ser restaurada, llegó la sorpresa. Acciona, la empresa adjudicataria, presentó en junio un escrito al Ayuntamiento en el que pedía la resolución del contrato de mutuo acuerdo por “diferencias de interpretación en varias partidas del proyecto”, sin haber llegado siquiera a iniciar los trabajos.
Si se hubiera aceptado el planteamiento de la empresa, el Consistorio habría tenido que volver a sacar el proyecto a concurso, lo que sin duda habría acarreado todavía más retrasos en la rehabilitación del puente.
Una cadena de retrasos ha provocado que la restauración de la estructura del puente no termine de llegar
Para evitar dicha situación, técnicos municipales han revisado el proyecto a conciencia a lo largo de los últimos meses y han determinado que “desde el Ayuntamiento se entiende que el proyecto está correctamente redactado y que su nivel de desarrollo es el habitual en un proyecto de estas características” y “que los criterios de abono de las distintas unidades son los de aplicación y fueron aclarados a la empresa en reuniones mantenidas con la misma”.
Por todo ello, la junta de gobierno de Irun requirió la semana pasada a Acciona que comience los trabajos de manera inmediata.
Un rodeo innecesario
Mientras tanto, los más afectados por la situación son los transeúntes que frecuentan la zona de la muga de Santiago, muy popular entre los aficionados a dar largos paseos por la ribera del Bidasoa, que no se desaniman ni siquiera en jornadas lluviosas como la de ayer. A pesar de que siguen contando a escasos metros con el puente de Santiago, el cierre del puente Avenida durante tanto tiempo no es bien recibido entre los viandantes.
Mariasun Serrano, vecina de Hendaia, reside en la comarca del Bidasoa desde hace apenas un año. “Es una pena, pero no he conocido el puente de otra manera que no sea cerrado”, afirmó Serrano, lamentando que una estructura centenaria tan singular no reciba el trato que merece.
Los errenteriarras Enrique González y Rosa Mari Amenabar, que daban ayer uno de sus habituales paseos por la zona, explicaron que la situación supone una molestia, pues la imposibilidad de usar el puente Avenida “obliga a dar un rodeo por el de Santiago”.
Por su parte, el irundarra Imanol Etxeberria explicó que su entorno cercano tiene un importante vínculo emocional con la icónica estructura. “La familia de mi mujer huyó a Cataluña durante la Guerra Civil, y salieron de Gipuzkoa por ese puente”, aclaró Etxeberria.
Por otro lado, en cuanto a la situación entre Acciona y el Ayuntamiento, el irundarra declaró que no entiende “cómo una empresa privada puede echarse atrás tras haber pasado por un concurso y haber obtenido la adjudicación de una obra”. La crítica de Etxeberria no se limitó al ámbito privado, sino que se extendió también al Consistorio. “¿Acaso nadie en los últimos 100 años se había dado cuenta de que esa estructura metálica se estaba pudriendo? ¿No era previsible?”, se preguntó, acusando de “dejadez” a los gobiernos municipales de las últimas décadas. “No sé mucho de Administración pública”, finalizó Etxeberria, “pero creo que con algo más de voluntad todo se hubiera resuelto más rápido”.

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