Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 7 de Marzo de 2021.
La despedida de uno de los ejemplares más antiguos y singulares de Irun
A la caída del tilo de Juncal se suman este año los árboles perdidos por el incendio en Aiako Harria
Este año 2021 hemos perdido uno de los ejemplares más antiguos y singulares de la ciudad. Fue el sábado, 21 de febrero, un día aciago que empezó con un fuerte temporal de viento y acabó con el incendio que arrasó 400 hectáreas en la zona rural del municipio. Las pérdidas por el fuego en el Parque Natural de Aiako Harria están aún por valorar y lo que más preocupa es la afección al robledal de Enara, que es el más importante de Gipuzkoa.
La caída del tilo de la plazoleta del Juncal fue el mal augurio de aquella jornada. Se vino abajo uno de los ejemplares más antiguos de Irun, una ciudad de arbolado relativamente joven, ya que otro incendio, el de 1936, más precedentes desgracias derivadas nuestra condición fronteriza, acabaron, también, con las zonas verdes y jardines del casco urbano.
Un catálogo de árboles de interés editado en 2008 por Goroldi y el Ayuntamiento de Irun, dirigido especialmente a los escolares de la ciudad para que aprendieran a apreciar estos monumentos vivos, recogía entre los ejemplares destacados el tilo del Juncal. Medía 17 metros, hubiera cumplido 98 años en este 2021 y vivía en un parterre con escasa hierba y poca superficie de tierra, Desde hace unos años, el tilo del Juncal estaba siendo tratado y llegó a sujetarse con cinchas para evitar riesgos. Fueron muchos los iruneses que aquel 21 de febrero se acercaron a ver los restos del gigante, partido por la base de un tronco prácticamente hueco. En la memoria de la ciudad quedará este ejemplar de gran porte que durante casi un siglo dio buena sombra y acompañó algunas de las imágenes más festivas del Alarde.
Junto con el tilo de la plazoleta del Juncal, otros ejemplares singulares que se encuentran repartidos por el núcleo urbano, fueron recogidos en el mismo catálogo. Es el caso del olmo del parque de la Sarjia, que con 26 metros es uno de los árboles más altos de la ciudad, superviviente, además, de la epidemia de grafiosis que causó estragos en su especie en los años 80. Otro de los mencionados es el pino de Ikust Alaia, cuya copa se asoma a la calle Artaleku por encima de la valla de la finca de la antigua biblioteca. Sobre este ejemplar nonagenario y atendiendo a su inclinación, se ha realizado un estudio, por si corriera riesgo de caída. Árboles destacados en el mismo catálogo son un haya roja del parque Mendibil, dos cedros del Atlas de la avenida de Elizatxo, un pino insigne de 22 metros de Alai Txoko, los cedros del Himalaya de la avenida de Navarra y un ejemplar de roble nonagenario de Artia. Todos ellos merecen especial cuidado.
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