sábado, 8 de junio de 2019

«Soy de una generación que entró en política porque aquello no podía ser»

Noticia publicada en Diario Vasco , el sábado día 8 de Junio de 2019.

«Soy de una generación que entró en política porque aquello no podía ser»

Adiós tras 20 años. Juana de Bengoechea, concejal desde 1999, no estará en la Corporación que se constituirá el sábado próximo./F. DE LA HERA
Adiós tras 20 años. Juana de Bengoechea, concejal desde 1999, no estará en la Corporación que se constituirá el sábado próximo. / F. DE LA HERA

IÑIGO MORONDOIRUN.
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Juana de Bengoechea aún es concejala en funciones. Lo es hasta que el sábado próximo se constituya la nueva Corporación, la primera desde 1999 de la que ella no será parte. Pero De Bengoechea ya da por cerrado el ciclo. Una época de trabajo en el Ayuntamiento de Irun que arrancó antes incluso de ser de concejal.
-¿Cómo empezó en política?
-Fui jefa de prensa del alcalde de Irun, Alberto Buen, en una época en la que la jefa de prensa no era una jefa de gabinete, como ahora. Simplemente me pasaban los dictámenes y resoluciones del Pleno y la Comisión de Gobierno y yo los transmitía. No tenía ninguna relación con el partido y en un momento dado, por una situación personal, no por nada político, dimití. María Eugenia García Rico, que entonces lideraba el PP de Irun, me propuso que me incorporara a su equipo, pero viniendo de donde venía me pareció feo y lo rechacé.
-¿Y cómo acabó entrando en el PP?
-Formo parte de una generación que entró en política con distintas edades pero por una misma razón. Aquello no podía ser. Después de que asesinaran a Gregorio Ordoñez, decidí dar un paso al frente y entré en el Partido Popular. Primero fui gerente de la Fundación Gregorio Ordóñez y en las siguientes elecciones municipales, en 1999, formé parte de la lista para Irun que encabezó Borja Sémper y salí elegida como concejal.
-En 2011 y 2015 esa lista de su partido en Irun la encabezó usted y en 2016 fue elegida parlamentaria vasca. ¿Con qué se queda de toda esa trayectoria política?
-Una de mis mayores satisfacciones en política es poder decir que estoy orgullosa de la ciudad a la que he representado, orgullosa de Irun. Y no es un arrebato identitario, ¡que yo nací en Bilbao!
-¿Qué le hace sentirse tan orgullosa?
-Muchas cosas. He vivido los malos tiempos de las Aduanas y el paro del del 22%; y he vivido la recuperación. He vivido fenómenos como la llegada de personas de otras partes y el espíritu generoso de los iruneses y su solidaridad. He vivido un Irun que era de los pocos sitios de Euskadi donde se podía hablar de política, donde había personas que se podían manifestar no nacionalistas incluso en los peores momentos, no sólo en la esfera política, también en la calle.
-¿Por qué se dio esa situación aquí?
-Ahora se persiguen mucho términos como pluralidad y diversidad. Pues eso es Irun. Siempre lo ha sido. Quizá también por eso hemos pagado un alto precio al terrorismo. Más de treinta víctimas. Aquí había Guardia Civil y Policía Nacional, que eran objetivos prioritarios, pero también cayó población civil. Recuerdo un carnicero, un mecánico... Los periodistas estuvieron amenazados aquí antes que en otros sitios. Por todo eso, yo creo, Irun fue el primero o uno de los primeros municipios de Gipuzkoa en el que hubo un monumento a las víctimas del terrorismo. Primero, la escultura 'Loa a la paz', pero después conseguimos que el alcalde Santano pusiera el monólito expresamente para las víctimas.
-¿No quería?
-No es que no quisiera, pero es que a veces hay que convencerle. A ver. Pienso que siempre hay unos tirando de la sokatira desde un lado y otros desde el otro. Yo me lo tomo con filosofía y sé que mi deber es tirar desde mi lado y nunca he pretendido que al otro lado no hubiera nadie.
-En los reconocimientos anuales a las víctimas Irun ha conseguido reunir a todos los partidos. También es algo diferente. Y ejemplar.
-Al principio no fue así. Pero un año vino Peio Gaskon y desde entonces estamos todos siempre. También estuvo siempre la Ertzaintza, con Javier Sagastibeltza, y eso no ha sido así en todas partes. Pero es que aquí la Ertzaintza iba el 12 de octubre a la celebración de El Pilar en el cuartel de la Guardia Civil. Ésta es una ciudad civilizada, solidaria y generosa. Como te decía, estoy muy orgullosa.
-¿Ese entendimiento se ha trasladado al interior del Ayuntamiento?
-Hasta hace poco, en el cuerpo político de Irun siempre ha sido posible el debate. Cada uno sería de lo que fuera, pero se podía debatir y se escuchaban los argumentos del otro. Tradicionalmente, las relaciones entre las personas han sido buenas y eso ha permitido que los partidos pudiéramos contribuir a la ciudad tanto desde el Gobierno como desde la oposición.
-Ha matizado que 'hasta hace poco'. ¿Ahora ya no?
-He notado que en estos últimos cuatro años la vida política, que no la ciudadana, se ha agriado y eso ha convertido el debate político en un imposible. Nuestro grupo no ha querido participar en una lucha de bloques, pero la realidad es que se constituyó un bloque con el único fin de alcanzar el poder. En política es legítimo, pero no sé si es inteligente. Esos enfrentamientos enconados dejan herido a todo el mundo y se resuelven con victorias pírricas y efímeras. La situación política, insisto en que la ciudadana no, se ha deteriorado, pero es algo puntual. No altera ni mi confianza ni mi orgullo de Irun. Es un bache y quedará atrás.
-Dice que no, pero sí que le han acusado de aliarse con el PSE.
-Y siempre hemos dicho que nuestro pacto es con los ciudadanos. Desde la oposición hemos negociado y acordado con el Gobierno para sacar adelante cosas que considerábamos buenas e importantes para la ciudad, cosas que, además, venían de propuestas ciudadanas que habíamos valorado previamente. Pero en los grandes temas del Partido Socialista hemos votado en contra. Y teníamos razón. No apoyamos San Miguel-Anaka y el Gobierno acabó modificando el planeamiento y compensando a los vecinos, como le pedimos. No apoyamos Iparralde-Gal porque eran números imposibles y aunque el Gobierno lo aprobó con ayuda de otros, no se llegó a hacer. No apoyamos trasladar las pistas de Plaiaundi a suelos de Hondarribia porque podía eternizarse y ahí sigue sin hacerse. No apoyamos que se sacrificaran las empresas ligadas al ferrocarril dentro del desarrollo del espacio ferroviario llevándolas a Lezo y parece que eso ya no se contempla. Y a veces nos equivocamos también. Por ejemplo, yo estaba en contra de limitar a 30 por hora el centro de Irun y al final reconocí públicamente que había sido una buena idea.
-¿Qué espina se le queda después de estas dos décadas en el consistorio?
-Me voy sin haber conseguido potenciar la puesta al día tecnológica del sector primario, lo que nos haría una ciudad más completa. Es importante para conseguir una economía diversificada, una idea que estoy orgullosa de haber contagiado al resto del cuerpo político. Con esa idea me presenté a la Alcaldía y luego todos empezaron a hablar de eso. Me dio una alegría...
-¿Es lo que más satisfacción le ha dado de todo el trabajo realizado?
-Eso y el hotel de asociaciones de Palmera-Montero. De mis tiempos al frente de la delegación de Deportes sabía de la necesidad que tenían clubes y asociaciones de la ciudad, que querían un espacio y que el Ayuntamiento no podía llegar a todo. Una vez, en Donostia, vi una propuesta parecida. Cuando después de decidir incorporar la Universidad al edificio de Palmera Montero el Gobierno municipal no sabía qué hacer con el resto, les propusimos crear oficinas para las entidades y luego espacios mayores de uso compartido. Y les convencimos. Ha funcionado tan bien que Santano ha llevado en su programa electoral hacer otro...


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