«Meto muchas horas pintando, por eso digo que es arte que se viste»
Nació en Irun, ha recorrido buena parte del mundo y ahora vive en Madrid con un nombre americano y mucho arteHaizea Sayar Alabama Banana y las chaquetas con más arte

¿Sabes quién fue Hilma af Klint? ¿Y si te digo que el arte abstracto lo inventó ella y no Kandinski ni Mondrian? Así es. Sus cuadros llegaron a nuestros ojos tarde porque cuando los pintó temió que la consideraran una loca y la internaran en un manicomio, así que decidió ocultarlos y pintar en secreto. Sólo en una ocasión y al fundador de la sociedad Teosófica, Rudolf Steiner, enseñó su colección secreta. Entonces, él le recomendó que «ocultara aquellos cuadros durante cincuenta años más, porque nunca serían entendidos». Así lo hizo, su sobrino no abrió ese almacén hasta veinte años después de su fallecimiento. Hace unos años el museo Guggenheim de Nueva York batió todos sus récords de visitantes con la exposición dedicada a Hilma af Klint. Y es que el arte no merece estar oculto. Hay que enseñarlo, sacarlo a la calle. Incluso llevarlo puesto. ¿Por qué no? No me he vuelto loca, llevo una chaqueta de Alabama Banana. Arte que sale del pequeño taller de Haizea y que podemos vestir.
–El arte que se viste. Haizea, me encanta tu lema...
–(Risas) Gracias. Las cazadoras no dejan de ser un lienzo más gordito y yo pinto sobre ellas, así que sí, es arte que se viste.
–¿Y cómo empiezas a pintar sobre estos lienzos? ¿No te dijeron que estabas loca?
–Pues mira, yo he pintado desde siempre. Desde que tengo uso de razón me recuerdo pintando. Lo que no soy es buena costurera, pero quería hacer algo que uniera el arte y la moda. Empecé pintando camisetas y probando a ver si a la gente le gustaban mis diseños.
–Eres buena con los pinceles, seguro que te fue bien.
–¡Sí! Bueno, yo he estudiado Bellas Artes. Nací en Irun, pero he vivido aquí y allá. He estado en Grecia, en Londres tres años y ahora estoy en Madrid. Yo creo que fue en Londres cuando me dio el boom de querer hacer algo mío. Ahí es cuando empecé a darle forma a esto. Primero fueron las camisetas y los primeros mercados de diseño.
–¿Las primeras ventas?
–Las primeras ventas y el primer contacto con el público también, claro. Aquí en Madrid es muy habitual y a mí me han servido para darme a conocer.
–¿Y cómo cambias el algodón de las camisetas por ese lienzo gordito de las cazadoras?
–Todo fue un poco por casualidad y por mi intención de probar cosas y de hacer algo mío. Un día cogí una chupa vaquera que tenía en el armario y la pinté.
–¿Recuerdas esa primera chaqueta?
–(Risas) ¡Claro! Quedó guay. Pinté mi diseño 'Pink Motel', que tiene mucho color. La enseñé, gustó y me animé a hacer más.
–¿Ya bajo el sello Alabama Banana? ¿Por qué el nombre?
–Es algo que me preguntan siempre. No sé, me gustaría hacer las chaquetas con mi nombre, pero llevo media vida deletreando Haizea. (Risas) Alabama Banana surgió porque me gustan mucho los nombres de Estados Unidos, tipo Arizona, Dakota, Florida... Me gustaba cómo sonaba Alabama, pero quería que fuera un nombre compuesto. Un día probando cosas, surgió 'Alabama Banana'. Sonaba bien y así me he quedado.
–¿Y cuál fue la presentación oficial de Alabama Banana?
–En Matadero, en Madrid. Fue increíble. A la gente le gustaron mucho mis chaquetas y vendí guay. Y así empecé a hacer diferentes modelos, tallas... Y así también conocí a gente como al estilista de Pilar Rubio.
–Claro, hablemos de eso. Tus chaquetas las han llevado gente conocida como Jon Kortajarena o Pilar Rubio...
–Sí. Las colaboraciones siempre me han ido bien. En ese mercado de diseño, conocí al estilista de Pilar Rubio, le gustaron las chaquetas y se las puso para un shooting. Tuvo mucho impacto y vendí muchas. Luego también con la cantante Angy o la actriz Susana Abaitua. No sé, esas cosas están muy bien porque son un buen escaparate.
–Porque tu escaparate eres tú misma y tu web, ¿verdad?
–Y las redes sociales, sí. Por Instagram me conoce y escribe mucha gente también. Me gusta porque no hay intermediarios. Así yo puedo hablar con la gente y contarles todo el proceso bien. Me gusta que la atención sea personalizada, de tú a tú.
–¿Qué hay que hacer para llevar una obra de arte de las tuyas?
–Hay dos formas. A mí me gusta también trabajar la sostenibilidad, por eso pinto sobre chaquetas vintage. Yo tengo unos pocos modelos, así que lo primero sería elegir chupa y luego ya diseño. Aquí puedes elegir alguno que ya tengo en la web o proponer algo. La segunda forma es igual, pero enviándome tú la chaqueta que quieras.
–Esta parte es fácil. Lo difícil viene después, con los pinceles. ¿Es mucho trabajo?
–La verdad es que sí. Yo lo pinto todo a mano y con pintura especial para tela. Es toda una ingeniería, no te creas. Meto bastantes horas pintando, no sabría decir cuántas. Durante el confinamiento, por ejemplo, he estado a tope. ¡Casi no he visto Netflix! (Risas) Lleva tiempo, sí, por eso digo que es una obra de arte que puedes llevar puesta. Es arte que se viste.
–Habrás visto ya muchas obras tuyas puestas por ahí...
–(Risas) Sí y me hace mogollón de ilusión que la gente me mande fotos o cuando veo alguna por la calle. Son bastante reconocibles, creo que he conseguido un estilo y eso es genial.
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