El comercio transfronterizo, en su particular desescalada
Los establecimientos de Behobia y Santiago tienen la mira puesta en el 1 de julio, cuando se prevé que se abra la frontera

La nueva normalidad está cada vez más cerca y los comercios y la hostelería de la ciudad vuelven a subir las persianas y a abrir las puertas de par en par. La situación particular de Irun hace que los locales del entorno de Santiago y Behobia aún se estén viendo afectados debido al cierre de la frontera.
Los alcaldes de Irun y Hendaia, José Antonio Santano y Kotte Ecenarro, respectivamente, y el Gobierno Vasco, han pedido insistentemente la apertura del paso transfronterizo entre ambas localidades. Desde el Gobierno central se ha manifestado la decisión de abrir la frontera el 1 de julio, una medida que los comerciantes iruneses no comparten. Marco Teixeira regenta el local 'Venta Teixeira' en Behobia y asegura que «ha sido duro mental y personalmente hacerte ilusiones de que a mediados de junio se podría abrir la frontera y tener que esperar hasta julio».
Teixeira se ha tenido que reinventar estas semanas «para sobrevivir» y han realizado pedidos online. «Es una manera de sentirte vivo comercialmente y no estar completamente parado». En Behobia dependen mucho de la clientela francesa y Marco Teixeira apunta que han tenido una bajada en los ingresos superior al 95 por ciento.
De cara al verano, Teixeiro asegura que «no va a ser un verano al uso, será muy exprimido». En gran medida, dependerá de la mentalidad del cliente frances. «Hay gente que está mal económicamente, otros tienen miedo...El panorama está muy difícil», asimila. En este sentido, Rubén Fraile de 'Lacave Behobia' subraya la importancia de la clientela extranjera: «aquí vivimos del turismo y tampoco vamos a saber cómo va a ser la situación en los próximos meses».
Barrio sin vida
Los últimos meses sin ganancias en una época «de hacer bolsa» hacen que Rubén Fraile mire más allá del 1 de julio. Ve el invierno «con incertidumbre» y asegura que «habrá comercios que terminen cerrando». Algunos compañeros de faena han tenido que bajar la persiana definitivamente: «eso aquí no ha pasado nunca».
En la actualidad, 'Lacave Behobia' tiene cerca del 5 por ciento de la clientela que tenían antes del Estado de Alarma: «es exagerado», lamenta Fraile. «Ahora pasan algunas caravanas que vienen de Portugal hacia Francia, tras el confinamiento, y paran a comprar, pero hay días de nada de nada». A Rubén Fraile le da pena ver el barrio desértico: «nunca hemos visto así la frontera».
En el puente de Santiago, son constantes los controles a los vehículos desde el inicio del Estado de Alarma. Tras la regulación de la movilidad, los ciudadanos que necesiten pasar de Hendaia a Irun y viceversa soportan numerosas colas de tráfico.
Los comercios y la hostelería de dicho paso han tenido que soportar esa densidad, nada favorable en tiempos donde la venta ha bajado notablemente. Natalia Solbes, del establecimiento de alimentación 'Solbes', lamenta que desde las instituciones centrales hagan caso omiso: «les damos igual». La comerciante explica que el cierre de Behobia ha hecho que el tráfico en Santiago sea mayor «y la gente no para a comprar, por lo que para nosotros es peor».
En Solbes están «intentando subsistir». Al inicio del Estado de Alarma, «al cerrar la frontera, las ventas bajaron de la noche a la mañana un 80 por ciento» y estuvieron «obligados a realizar ERTEs y reducir la jornada».
Situación particular
Natalia Solbes está «suspirando» para que abran la frontera: «no tiene sentido la libre circulación entre departamentos y aquí, que Irun y Hendaia es todo uno, no podamos hacer el tránsito». Asegura que «se está haciendo muy largo. Sigue pasando el tiempo y si no entra el dinero, la mochila pesa más».
Los locales de Solbes en la comarca han tenido que hacer frente a esta situación, pero muy de distinta manera: «El resto (avenida Letxunborro y paseo Colón en Irun y calle Santiago en Hondarribia) están trabajando mucho y muy bien. Nosotros tenemos una situación particular y estamos resistiendo como podemos».
La situación de los últimos veranos está siendo complicada tanto en Behobia como en el puente de Santiago. «El año pasado soportamos el G-7, ahora esto...», lamenta Natalia Solbes.
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