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Una vida fuera de ordenación
Los vecinos de la calle Aguerre, afectados por el proyecto de San Miguel-Anaka, residen en viviendas que no entran en los planes municipales desde los años 70. Requieren del Gobierno local una «solución individualizada para cada uno de los afectados» antes de Semana Santa
14.02.14 - 00:23 -
IÑIGO MORONDO | DIARIOVASCO.COM |
No han podido invertir en sus viviendas ni el Ayuntamiento lo ha hecho en sus calles en 40 años
Su vecindario han sido «industrias, pabellones abandonados, chabolismo, personas marginales...»
Una veintena de vecinos de la calle Agerre, el caserío Agerretxiki y de la casa Gevara borda, se reunieron ayer en la mencionada calle para denunciar la situación que padecen ellos y sus viviendas. Según expresaron los vecinos que ejercieron como portavoces, Domingo Merino y José María Llorente, sus domicilios llevan «no quince, sino cuarenta años fuera de ordenación».
Llorente relató la historia de unas edificaciones construidas en el inicio de la década de los 50, que 10 años después encontraron su primer problema. «El Ayuntamiento estableció en la zona, sin avisarnos, un uso mixto, residencial e industrial». Se implantaron varias fábricas alrededor de las viviendas. Un edificio, «a seis metros de nuestras fachadas, que aunque iba a ser un almacén, nunca lo fue», acogió actividades del segundo sector. Llorente rememoraba unos «ventiladores industriales que pusieron para sacar los gases derivados de fundir plástico y que iban a nuestras ventanas». También que allí se trabajaba siete días por semana todos los meses del año, con un nivel de ruido que, incluso por la noche, superaba el límite de decibelios permitidos durante el día». Antes de la llegada de la democracia, las casas quedaron fuera de ordenación cuando el Ayuntamiento decidió recalificar el ámbito como industrial en 1974. «Eso se frenó tres años después, pero el propio Ayuntamiento nos advirtió que no invirtiéramos en las viviendas, que era tirar el dinero porque iban a acabar por ser derribadas», apuntaba Llorente.
Lo que ocurrió, sin embargo, fue que el Plan General de 1998 convirtió todo el espacio de San Miguel-Anaka en zona residencial para ubicar allí muchas VPO. «Pero seguíamos fuera de ordenación. Pedimos que cuando se aprobara el Plan Especial de San Miguel-Anaka no incluyera nuestras casas y el alcalde, José Antonio Santano, y el delegado de Urbanismo, Miguel Ángel Páez, nos dijeron que no».
Una solución «ya»
Sus viviendas fueron tasadas por el consistorio, «muy por debajo de la tasación que encargamos nosotros». Alegaba el Ayuntamiento que «la zona estaba degradada, que era marginal, que las casas están fuera de ordenación, que hay fábricas próximas». Eso indigna a los vecinos, pues, recordaban Llorente y Merino, «las fábricas se instalaron después. El Ayuntamiento les dio permiso y no ha invertido un céntimo, ni ha realizado limpieza viaria, ni puesto papeleras ni contenedores..., es quien nos ha dejado fuera de ordenación y ha permitido el chabolismo, o la presencia de marginales que se peleaban, se pinchaban, iban con los coches a toda velocidad», esto ya en época reciente.
Por todo eso, reclaman los vecinos «que el alcalde y su Gobierno cumplan con lo que nos han ido prometiendo durante todos estos años, una solución real y antes de Semana Santa». Algunos vecinos reclaman la compensación metro a metro de su casa por VPO, otros indemnizaciones y algunos que su casa se consolide en el planeamiento y puedan residir en ella sin incertidumbres. «Han consolidado el colegio y Sancheski, han traslado otras empresas. ¿Y nosotros? Queremos una solución colectiva (para todos) e individualizada (diferente para cada caso)».
Llorente y Merino agradecieron la ayuda de las AAVV de Anaka y San Miguel y de Oiasso 2000, así como de «los partidos de la oposición, que van a apoyar una moción que vamos a presentar al Ayuntamiento para que esto se solucione de una vez».
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