Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el jueves día 9 de Abril de 2015.

El pueblo gitano invitó a los payos a sumarse a su Día Internacional

Bendición del río. Flores lanzadas sobre un cauce simulado en el kiosko del Ensanche sirvieron para abrir la jornada festiva. / FOTOS: F. DE LA HERA

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• Kale Dor Kayiko Ijitu Elkartea y la asociación de mujeres Sim Romi trajeron a Irun una celebración que se reparte por todo el mundo

• IÑIGO MORONDO
 
• IRUN

9 abril 201508:18

Doce millones de gitanos celebraban ayer en todo el planeta el Día Internacional de su pueblo e Irun acogió parte de esa fiesta, organizada aquí por las asociaciones Kale Dor Kayiko (entidad de carácter autonómico con presencia en la ciudad) y Sim Romi (de mujeres). Dos jóvenes, Ramón Motos y Ana Dos Anjos, se encargaron de explicar, en euskera y castellano, que esta jornada «es fruto de un congreso en 1971 en Londres que reunió a representantes de la comunidad gitana internacional. Allí se eligió el 8 de abril como Día del Pueblo Gitano» y se tomaron otras decisiones «como el himno, el 'Gelem gelem'» y la bandera: azul del cielo arriba, verde los campos abajo y, en el centro, una rueda, símbolo de un pueblo nómada, roja, «por las persecuciones sufridas». «Hoy -dijeron- queremos compartir con todos, payos y gitanos, nuestro día; compartir nuestra ceremonia del río, lanzando a sus aguas velas y flores, como recuerdo de la salida de nuestro pueblo de La India, hace miles de años; y otras muchas actividades: talleres, juegos, un campeonato de pelota a mano...»

Para participar en los actos organizados en Irun se acercó desde Bilbao el presidente de Kalo Dor Kayiko, Manuel Vizarraga, el tío Manuel, como le llaman todos en la popular fórmula caló de respeto y aprecio. «Llevamos casi 30 años trabajando para la integración de los gitanos en la sociedad vasca, apostando para ello por la educación y la formación. Combatimos la idea falsa de que los gitanos no nos queremos integrar. Queremos compartir y dar a conocer nuestras costumbres ancestrales, poco conocidas aún por la sociedad en la que vivimos. Yo no conocí la vida nómada, pero mi padre, que hoy tendría 115 años, sí viajó en carreta por los pueblos haciendo calderería y cestería, esquilando. Siempre hemos tenido oficios», reivindicó.