sábado, 5 de abril de 2014

«'Figurantes' es comedia pura y dura, la gente se ríe muchísimo»

Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el sábado día 5 de Abril de 2014.

ÓSCAR TEROL, ACTOR

«'Figurantes' es comedia pura y dura, la gente se ríe muchísimo»

Junto con Asier Hormaza, protagoniza la obra teatral que se representa hoy a las 20.00 en el Centro Cultural Amaia 

05.04.14 - 00:14 - 
«'Figurantes' es comedia pura y dura, la gente se ríe muchísimo»
Óscar Terol llega hoy a Irun para representar 'Figurantes'. ::N. IRAOLA
La tranquilidad de un pequeño pueblo vasco se ve truncada por la llegada de una productora de cine, que se prepara para rodar allí una película. Ese es el punto de partida de 'Figurantes', la representación teatral que llega esta tarde al Amaia de la mano de Ados Teatroa. Asier Hormaza y Óscar Terol, que interpretan entre ambos a más de una docena de personajes, conseguirán sin duda hacer reír a los irundarras con una obra que ha llenado los teatros en los que se ha representado.
-¿En qué consiste la historia que representarán hoy en el Amaia?
-Podríamos decir que es una historia universal. Aunque la historia original ocurre en Irlanda, nosotros la hemos traído aquí, a Euskadi. Ahora mismo es el complemento perfecto a la película '8 apellidos vascos'. Los dos figurantes protagonistas podrían estar perfectamente en esa película, ya que la obra teatral narra la historia de un rodaje de Madrid que se realiza en Euskadi. Es la visión de dos vascos sobre el mundo del cine y la vida en general.
-Además de esos dos figurantes, Asier Hormaza y usted interpretan más de una docena de personajes en la obra.
-En total hacemos unos quince o dieciséis personajes. Uno de los atractivos de la obra, además de lo divertido de la historia, es que es un alarde actoral. Estamos obligados a cambiar de personaje continuamente, lo cual es todo un reto. Se produce esa magia teatral: la gente está viendo un montón de historias cruzadas y solo estamos dos actores.
-¿La historia se desarrolla en un pueblo concreto, o podría ser cualquiera de Euskadi?
-No nos referimos a ningún pueblo en concreto porque nos dimos cuenta de que en realidad da igual. Es importante que sea un pueblo y de Euskadi, para entender a los personajes. Podría ocurrir, perfectamente, en cualquier paisaje rural de por aquí.
-El hilo conductor de la obra es ese rodaje que mencionaba, que llega al pueblo y trastoca la vida de sus habitantes; pero 'Figurantes' es también un retrato de la condición humana.
-Sí, porque hablamos de figurantes que, en la escala del cine, están en lo más bajo: son los que más trabajan, los que menos cobran y los que son peor tratados. A través de la mirada de estos personajes reflejamos lo que es la vida, lo que uno quiere ser y puede llegar a ser... Es una obra que habla de la vida, de los sueños incumplidos y por cumplir. Pero por otra parte, es comedia pura y dura: la gente se ríe muchísimo y hemos trabajado para generar la carcajada, pero la obra tiene su fondo y una subtrama no tan cómica. No me gusta decir que tenga drama, pero sí unos matices muy bonitos.
-A veces es frustrante constatar que uno no puede tener todo lo que desearía.
-Efectivamente, es como que unos nacen con estrella y otros estrellados. La obra también refleja esa lucha por salir del club de los estrellados. Pero al final, impera la dignidad. Creo que una de las cosas más bonitas de 'Figurantes' es que los dos protagonistas son muy dignos. Al final, te reconcilias con ellos. Lo que prima en la obra es la amistad y la dignidad.
-Asier Hormaza y usted han trabajado juntos en muchas ocasiones. Con todas las carcajadas que provocan, ¿no les cuesta a veces contener las propias?
-Una de las suertes de la vida es encontrar un compañero con el que, además de ser amigos, las cosas fluyan y nos entendamos. Ambos somos muy amantes de la comedia y nos lo pasamos muy bien trabajando. Es cierto que hay ocasiones en las que estamos a punto de reírnos, porque hay situaciones realmente hilarantes. Además, los dos somos bastante 'perros' e intentamos sorprendernos el uno al otro; nos gusta hacernos reír mutuamente. Hay funciones en las que estamos al límite de cometer el error de echarnos a reír.
-Parece que hay una especie de 'boom' del humor vasco. ¿Le habremos cogido el gustillo a eso de reírnos de nosotros mismos?
-Yo creo que siempre nos hemos reído. Llevo toda la vida dedicándome a esto y nunca me he encontrado ninguna oposición. El tronco del que ha surgido '8 apellidos vascos' es 'Vaya semanita'. Este programa, independientemente de que hablase de lo vasco, empezó a hacer humor con lo regional. Se creó una sensación de que podíamos utilizar lo característico o lo cultural para hacer humor; incluso con un fondo o temas complicados, para hacer nuestra propia seña de identidad. Creo que nos hemos reído siempre de nosotros, y hemos encontrado la forma de hacer humor con nuestras realidades más cercanas. Lo vasco, como tiene mucho morbo y también mucha información, interesa. Pero como también puede hacerlo lo catalán, lo gallego...
-Cuando se embarcaron en aquel proyecto, ¿se podían imaginar el éxito que tuvo 'Vaya semanita'?
-En realidad, no hubo ninguna sensación previa. Fue un 'vamos a currar', como puede enfrentarse cualquiera a su trabajo. Había un buen equipo y poco a poco la cosa fue mostrando todo su horizonte. Todo el mundo, cuando inicia un proyecto, quiere que éste funcione, pero nadie sabe qué va a pasar. Fue algo paulatino, y no fuimos conscientes de ello hasta pasado un tiempo. Detrás de todo, tanto en el mundo artístico como en el otro, lo que hay seguro es trabajo, trabajo, trabajo y trabajo. A veces, aún teniendo eso no hay éxito, pero sin eso es imposible que lo haya.
-¿Cómo nos convencería a los irundarras para que vayamos esta tarde a ver 'Figurantes'?
-La verdad es que hemos llenado todos los teatros durante la gira que hemos realizado por Navarra; la gente sale encantada porque te ríes un montón. Y a nivel teatral, es una obra que te anima a seguir disfrutando del teatro. Hay momentos realmente sorprendentes y alucinantes, es una historia divertidísima. ¡Que me la quitan de las manos, vaya!

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