El PP pide que el Plan Especial no dañe a los dueños de suelo de Olaberria
- I.M.
- IRUN
El Partido Popular de Irun advirtió ayer sobre los riesgos de realizar «planteamientos demasiado intervencionistas desde la administración» a la hora de redactar el Plan Especial de Protección de Olaberria. «Bastante hemos hecho ya con el Plan General de Ordenación Urbana diciéndoles a los legítimos propietarios todo lo que no pueden hacer como para encima decir qué es lo que sí tienen que hacer», se explicaba la portavoz popular, Juana de Bengoechea, que se inclinaba por «ofrecer ayuda y posibilidades que les ayuden a vivir y trabajar en el valle». Advirtió que «a veces, las ensoñaciones tipo 'qué verde era mi valle', nos llevan a perjudicar aquello que queremos defender» por lo que señaló que «la administración debe defender el interés general metiéndose lo menos posible en los intereses privados».
Con ese fin, el PP irundarra sugiere que a la hora de buscar interlocutores para redactar el Plan Especial, LKS, la empresa encargada de hacerlo, empiece «por los propietarios de los terrenos». Identificó también un segundo interlocutor en la Diputación Foral de Gipuzkoa, principalmente por «su capacidad para mejorar la movilidad en el barrio» al ser la que tiene competencia para actuar en la carretera, que «está mal y aunque no se trate de aumentarla, sí hay que adecentarla». Por último, con la idea ofrecer vías para que el sector primario sea una actividad «suficientemente rentable», Bengoechea proponía incluir también a «Behemendi y Mondragón Unibertsitatea, que son los que saben», aunque señalaba aquí que por sus competencias en la materia, también la Diputación tendrá algo que decir en cuanto a esto.
Negocio agropecuario
Para Bengoechea el futuro del valle pasa por que «las personas que lo conservan consigan desarrollar la suficiente actividad económica como para que les merezca la pena seguir haciéndolo». Con ese objetivo consideraba que suelos municipales que hay en la zona, «como los de Urune y Epele», podrían acoger una «escuela, una facultad, un centro docente de algún tipo destinado a promover la dinamización económica del primer sector, que busque estímulos, que cree una pequeña potencia económica» y aporte «proyección económica de los productos del barrio». Esa defensa de lo agropecuario la planteó desde una perspectiva amplia que incluiría otras actividades relacionadas como «una embotadora de pimientos o una serrería», mencionó como ejemplos. Lo que sí admitió es que otras empresas actuales, «muy poquitas», que existen en el valle y que carecen de conexión alguna con el sector primario «tendrán que irse, con las compensaciones correspondientes y con unos plazos».
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