Mikel Olaciregui (Presidente del jurado del Ficab'19): «Un festival no alcanza 19 ediciones sin documentales de calidad»
El exdirector del Zinemaldia afirma que los documentales «son de gran calidad», pero advierte que les falta dimensión industrial
Mikel Olaciregui es director y productor, fue el máximo responsable del Festival de Cine de San Sebastián en la primera década del nuevo milenio y después de Cineteca Madrid, una sala pública dedicada al documental, y del festival Documenta Madrid.
-Si no estuviera ya bastante justificado, esa experiencia en Madrid lo convierte en candidato perfecto para presidir el jurado Ficab este año.
-Bueno, ya dije en la presentación que yo puedo opinar de lenguaje cinematográfico, fotografía o sonido con cierta seguridad, pero de temas arqueológicos... Mis compañeros de jurado tienen una importancia decisiva para que por muy bueno que sea audiovisualmente, no gane un documental que científicamente no sea correcto, aunque ya sé que en la propia selección que hace la organización se evitarán estos casos.
-¿Vio documentales arqueológicos en su etapa en Madrid?
-Casi todo lo que programábamos allí era documental de tipo social, económico, sociopolítico... No había mucho dinero y teníamos que atender al gusto del público. Hicimos acuerdos estratégicos con TVE, con TCM, con la Asociación de Documentalistas de Madrid, que eran los que tenían una línea más rompedora, y conseguimos consolidar el proyecto y que los documentalistas de España, y de sudamérica incluso quisieran estrenar allí su trabajo porque les daba valor y les abría puertas hacia la televisión.
-La tele es la principal salida de los documentales, ¿no?
-Es fundamental. Lo único que verdaderamente puede darte retorno de inversión. Pero la realidad es que pagan cada vez menos y que muchas veces se hacen trabajos directamente para un canal, sin distribución previa y creo que es un error. Cuanto menos conocido, menos valor tiene; por el contrario, si llegas diciendo «estrené en Cineteca, estuve en estos festivales, gané este premio...», el retorno económico es mayor.
-¿Qué le han parecido las obras que han concursado en este Ficab?
-Hay películas que tienen un origen y una financiación televisiva y me llama la atención que, por donde está colocado este tipo de documental en lo narrativo y en lo estético, la verdad es que no va contra el producto. En general, es un cine de divulgación de un nivel bastante alto, especialmente en aquellos trabajos que no forman parte de un programa regular de televisión y que tienen un planteamiento como cualquier obra cinematográfica. Son trabajos buenos y puedo decir que no esperaba otra cosa. Un festival no llega a 19 ediciones sin ese nivel.
-¿Qué pueden hacer esos productores para llegar a más público?
-Los museos, los monumentos, los sitios arqueológicos son lugares donde la gente va predispuesta a productos como estos. Comentamos en el jurado que antes lo serio eran las charlas, ponencias y cursos, pero en el siglo XXI, las personas, sobre todo las jóvenes, están más familiarizadas con lo audiovisual. Me parece una buena vía para acercar el género a la gente y suscitar un interés.
-Y en lo que respecta al Ficab, ¿en qué dirección podría avanzar?
-Cosas como la sección educativa o implicar a agentes de la sociedad como Fundación Orona me parecen fundamentales y hay que profundizar en ese camino. También me parece interesante hacer actividades todo el año, más allá de las fechas del festival: proyectar películas de otros festivales que no hayan venido aquí, llevar estas a otros lugares, hacer proyecciones de películas con un debate posterior, incluso en tono crítico.
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