sábado, 14 de noviembre de 2020

«La música no va a curar a una persona enferma, pero sí puede sanar su tristeza o su ansiedad»

Noticia publicada en Diario Vasco,el sábado día 14 de Noviembre de 2020.

«La música no va a curar a una persona enferma, pero sí puede sanar su tristeza o su ansiedad»

Leticia Vergara MezzosopranoCantante lírica, profesora y directora coral, hoy y mañana se enfrenta a su primer 'pants role', el del príncipe Orlofsky en la opereta 'El murciélago'

Leticia Vergara o el príncipe Orlofsky, en su palacio instalado en el escenario del Amaia. / F. DE LA HERA
Leticia Vergara o el príncipe Orlofsky, en su palacio instalado en el escenario del Amaia. / F. DE LA HERA
MARÍA JOSÉ ATIENZAirun.

Desde que irrumpió la pandemia en nuestras vidas, Leticia Vergara funciona con un lema: «Cantar con mascarilla para seguir cantando». Por supuesto que resulta incómodo, pero la seguridad no es negociable y la alternativa es infernal. Dejar de trabajar y que no suene la música no entra en sus planes. Por eso, la mezzosoprano irunesa afronta con más ilusión que nunca el papel de Orlofsky, en la opereta 'El murciélago', de Johann Strauss, que se representa hoy y mañana (17.00 horas), en el Centro Cultural Amaia.

–¿Es ésta su primera participación en un espectáculo de la Asociación Lírica Luis Mariano?

–Es la primera vez que participo como solista, pero como integrante del coro Ametsa estuve en la ópera Don Pasquale y en el recital Gure Abestiak, que hicimos en Hondarribia y en Irun el año pasado.

«Desde el comienzo hasta el final, en esta opereta hay situaciones muy cómicas y una música que te deja puesta la sonrisa»«La mascarilla es una molestia mínima si piensas en los sanitarios que llevan diez horas los equipos de protección»

–Pero sí debuta en un escenario con un papel masculino.

–Sí, es mi primer 'chico', por lo que desde el punto de vista de la interpretación, requiere darle una vuelta más. Para las mezzosopranos hay varios papeles de esos que se llaman 'pants role' (papel con calzones o con pantalones), en los que una mujer interpreta a un hombre. El más conocido es el Cherubino de 'Las bodas de Fígaro', pero también están el Sexto de 'La clemencia de Tito', de Mozart o el joven Octavian de 'El caballero de la rosa', de Richard Strauss. A mí me ha tocado este Orlofsky, que es un joven de 18 años tan rico, tan rico, que se aburre de todo, aunque al final acaba pasándoselo muy bien. Puede que Johann Strauss pensara este papel para una mezzo, por contraponerlo a los otros hombres de la opereta, que son mayores o puede que tuviera otros motivos.

–Orlofsky no es lo que parece, como nada es lo que parece en esta divertida opereta.

–Todo es un juego y mi papel puede ser parte del juego. En 'El murciélago' todo son bromas y engaños. Desde el comienzo hasta el final, el argumento es muy alegre. Hay situaciones muy cómicas y otras que, desde el punto de vista musical, te dejan puesta la sonrisa, porque también la música está llena de alegría. Es como los valses del concierto de Año Nuevo que todos conocemos.

–Me han dicho que se han divertido en los ensayos, a pesar de las limitaciones que imponen las medidas de seguridad.

–La verdad es que lo hemos pasado muy bien. El hecho de tener que cantar con la mascarilla es algo antinatural, porque la realidad es que afecta a la forma de cantar, a la técnica vocal. Pero estamos hablando de un tema de seguridad y para mí eso no tiene negociación posible. Creo que, ahora mismo, las medidas de seguridad están por encima de que un cantante pueda sentirse más o menos cómodo. La mascarilla es una molestia mínima si pensamos en las personas que trabajan en un hospital, que han estado diez horas con todo el equipo de protección puesto. Seguro que ellos tampoco se han sentido nada cómodos.

–Cumplir estrictamente con las normas es la única forma de salvar los espectáculos y poder seguir trabajando.

–Estamos en un momento en el que no sabemos qué va a pasar mañana. Que 'El murciélago' haya salido adelante y que yo pueda hacer un papel en esta opereta es como un pequeño milagro. En mi caso, me permite seguir trabajando y haciendo lo que me gusta. Todos estamos pasando por momentos complicados, es lo que nos toca ahora. Es extraño llegar al Amaia y no poder saludar a los compañeros o conocer a personas nuevas y no poder presentarnos como es habitual. Es extraño ver al coro o a la orquesta manteniendo las distancias. Los días de la representación, creo que los solistas y los músicos de viento de la orquesta seremos los únicos que no llevaremos mascarilla. Pero estaremos en el escenario, estaremos trabajando y ofreceremos al público dos horas y media parecidas a la normalidad. La música será la misma, el espectáculo será el mismo, salvo por ese detalle que llevamos delante de la cara y que nos permite continuar.

–Su príncipe Orlofsky va a ser casi un regalo de Navidad en este 2020 de pesadilla.

–Este año ha sido todo muy raro; un reto constante para buscar fórmulas que nos permitieran continuar. Por un lado, porque es tu manera de trabajar y por otro, porque necesitas la música en tu día a día. Tienes que encontrar la manera de seguir, porque como cantante te debes a ese público al que le gusta asistir a conciertos. Como profesora y como directora de coros, porque no puedes dejar a esos chicos y chicas que dedican su tiempo a la música, porque es lo que les gusta. ¿Cómo se lo vas a negar? Pese a las cirunstancias tenemos que seguir haciendo música. Yo estoy segura de que la música también sana. Los músicos no vamos a curar a una persona que esté enferma, pero sí vamos a aliviar su tristeza, su ansiedad o un momento duro como el que estamos pasando.

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