lunes, 31 de enero de 2011

Dos genios en blanco y negro











Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa el sábado 29 de Enero de 2011.









IRUN
Dos genios en blanco y negro
Eduardo Chillida y Menchu Gal se reencuentran en la exposición que se abrió ayer. La muestra, en la sala que tiene por nombre el de la artista irundarra, presenta facetas no muy conocidas de ambos autores
29.01.11 - 03:29 -
IÑIGO MORONDO IRUN.









LOS DATOS





La exposición: En la Sala de Exposiciones Menchu Gal, en el Palacio Sancho de Urdanibia de la Parte Vieja de Irun. Hasta el 3 de julio, viernes y sábados de 18.00 a 21.00 horas; domingos de 11.30 a 13.30. Entrada gratuita.




Eduardo Chillida: Se exponen una veintena de grabados de diversos estilos (xilografías, litografías, punta seca, cobre tallado...). También se pueden ver algunas de las matrices realizadas por el artista donostiarra.




Menchu Gal: La muestra presenta dibujos de la pintora irundarra realizados con tinta, plumilla, carboncillo, grafito a lápiz e incluso una acuarela. Se trata en su mayoría de pruebas, esbozos, impresiones... de sus cuadernos de apuntes.




«Es un honor poder contar con los grabados de Chillida en esta sala para estrenar el año»
ALCALDE DE IRUN




«Aita se volcaba en todo lo que hacía y sus grabados están llenos de detalles y matices»
DIRECTOR DE CHILLIDA-LEKU









De Eduardo Chillida, la escultura y de Menchu Gal, el color. Es lo que más se conoce de dos de los grandes genios del arte que Gipuzkoa vio nacer en el siglo XX. Dicen quienes los conocieron que no eran íntimos, pero que se apreciaban mucho y que se tenían gran respeto en lo artístico. La Sala de Exposiciones Menchu Gal, en la plaza Urdanibia, los reúne desde ayer en una muestra que recoge un trabajo distinto de aquel que ha encumbrado a cada uno de ellos.





«La gráfica es una faceta diferente de la obra más conocida de aita», confirmaba ayer Luis, hijo de Eduardo Chillida, antes de la inauguración de la muestra, «pero diferente no quiere decir menos importante». Vino a reivindicar el valor de los grabados de su padre con tres bases principales. Señaló que «un escultor, ni trabajando al 100% todos los días, podría producir más de 50 obras al año y él no quería hacer copias porque entendía que cada pieza era única. El grabado fue la forma que encontró de hacer su arte más accesible». El segundo gran valor lo encontraba en que su padre «se volcaba en todo lo que hacía. Trabajaba muchísimo cada pieza, hacía muchas pruebas para llegar a resultados que le dejaran satisfecho, que tuvieran muchos matices, muchos detalles». Con ello se relaciona el tercer argumento: «En toda la obra de aita, sea dibujo, escultura o gráfica, están presentes los mismos códigos, el nexo que hace su trabajo reconocible».




Mucho contenido en 20 obras




De boca de su padre traía Luis la expresión «su pequeño universo» para referirse a esos lugares comunes de la obra de Chillida como «las formas, lo negro y lo blanco». También «lo lleno y lo vacío» dualidad reflejada en las obras expuestas desde ayer en la sala irundarra. «Muchas veces, aita explicaba esa idea usando las manos, retorciendo sus dedos, dándoles forma. Mucha de su obra escultórica puede entenderse desde esa perspectiva». Esas manos tienen también presencia en la muestra, con una plancha que recoge las finas líneas de una punta seca para definir los dedos; con un marco en la pared que presenta el resultado, negro sobre blanco. «Aita hizo unos 600 grabados; 80 son manos. Para él era una forma de indagar en el espacio». En apenas 20 obras, la muestra abarca mucho: litografías, xilografías, relieves. «No sólo es un juego de blancos y negros. Aita rayaba las planchas para conseguir texturas diferentes, o las moldeaba de manera que luego el papel quedaba aplastado en unas zonas y en otras no. Jugaba con el relieve, con la luminosidad». Ignacio Chillida, también hijo de Eduardo, ha comisariado esta parte de la exposición y ayer acudió a Irun para inaugurarla, donde coincidió, con Carlos Ruiz, director del área social de Kutxa, y cerca de otras 200 personas.




Gal adaptada a Chillida




Si Luis Chillida había explicado el trabajo de su padre, a Susana Prado le correspondió contextualizar las obras de Menchu Gal que completan la exposición Chillida-Gal, o «Gal-Chillida», invitaba a llamarla Luis «porque estamos en casa de Menchu». El caso es que para recibir a tan ilustre invitado, la muestra permanente de la pintora irunesa se ha sustituido por una colección de dibujos «extraída de sus cuadernos de apuntes», señalaba Prado.




Era un reto complicado, la verdad, adaptar al blanco y negro característico del escultor la obra de una artista reconocida en la fuerza del color de sus obras. Pero bajo sus pinturas hay un trabajo de dibujo al que se ha recurrido: tinta, plumilla, carboncillo y grafito a lápiz sirvieron a Menchu para realizar los bocetos y pruebas que se presentan en esta colección. «Algunos son simples pasos del proceso de ensayo y error de la artista para llegar donde quería. Otros son los dibujos de los que parten cuadros que llevó al óleo. Hay algunos muy académicos, otros en los que se adivina ya una línea más cubista...»




El alcalde, José Antonio Santano, se mostraba satisfecho por el resultado del conjunto y admitía que «es un honor contar con grabados de Chillida para estrenar el año en esta sala». Sala que, recordó, «es el embrión del museo de pintura del Bidasoa. Un proyecto ambicioso que quiere ser atractivo para los ciudadanos de Irun y para los de Gipuzkoa y el País Vasco».








pies de foto: El alcalde Santano con Ignacio Chillida y su mujer, Mónica Bergareche, conversan en la sala

Ella. Arriba, una acuarela de Menchu Gal, la única obra suya con algo de color en esta muestra

Materiales. Además de los grabados de trabajo, la muestra incluye las planchas de Chillida y otros elementos de su trabajo.

Inauguración. La Sala Menchu Gal, con gran representación de artistas locales y otros ciudadanos, ofreció una cálida apertura a la exposición Chillida-Gal. :: FOTOGRAFÍAS: F. DE LA HERA

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