lunes, 28 de enero de 2013

Eskerrik asko Julen!

Noticia publicada en el Diario digital Bidasoaldia.com  sección Deportes, el lunes día 28 de Enero de 2013

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Eskerrik asko Julen!

"Todavía no me lo creo, pero durante un momento estuve dentro del autobús de los campeones del mundo de balonmano"

Irun es una ciudad de balonmano. Pocas poblaciones de su tamaño pueden presumir de haber sido campeonas de Europa en algo, y nuestra localidad fronteriza lo es en este carismático deporte. Por este motivo, no es de extrañar que un irundarra desde pequeño haya mamado balonmano por los cuatro costados.
Al igual que muchos vecinos suyos, quien escribe ha visto defender la camiseta del Bidasoa a varios de los mejores jugadores que ha dado esta disciplina. Nombres como Alfred Gislason, Bogdan Wenta, Nedeljko Jovanovic, Thomas Svensson, Nenad Perunicic, Oleg Kisselev o Patrick Cazal, se han dejado la piel en el parqué del Artaleku llevando en el corazón el escudo de un club que ha representado como nadie a Irun. Y ver tal cosa, a uno no le deja indiferente.
Nuestra cincuentenaria institución ahora mismo se encuentra lejos de lo que fue, pero sigue compitiendo con honor en la segunda categoría nacional del balonmano, y gracias a ella todavía somos muchos los que seguimos enamorados de este deporte.
Precisamente el amor a este juego, es lo que me llevó a querer vivir desde dentro la competición más importante de esta especialidad, el Campeonato del Mundo de selecciones. Durante tres semanas he podido trabajar, vivir y disfrutar esta experiencia inolvidable codo con codo con los mejores jugadores y periodistas del planeta en esta materia, y eso sin lugar a dudas es todo un privilegio.
Pero por si todo esto fuera poco, estos días atrás un vecino nuestro, que hacía bien poco acababa de ser nombrado tercer mejor balonmanista del globo, estaba haciendo de las suyas por Madrid primero, y por Zaragoza después. Y un servidor, que estaba trabajando en la sede de Barcelona, se moría de ganas porque España llegara a semifinales por lo menos, porque de no ser así, no iba a ser posible deleitarse con el buen hacer de Julen Aginagalde en vivo y en directo, y de esta manera también poder saludar al tan idolatrado paisano.
El choque clave era el partido de cuartos de final ante la todopoderosa Alemania, y en este preciso envite fue Julen, quién sino, el que lideró con sus decisivos goles en los últimos instantes de la contienda la victoria hispana. Perfecto crack, merced a tu gran actuación yo podía contemplarte ya en persona mientras trabajaba de lo que más me gusta, y tú podías optar a ser campeón del mundo.
Llegó el día de las semifinales, el pasado viernes 25 de enero, y Julen siguió agrandando su historia logrando frente a la imbatida Eslovenia el pase a la tan ansiada final. Yo por mi parte sentí un orgullo increíble al verle jugar, pero no pude encontrarme con él al tener que realizar mi labor de entrevistas en zona mixta. A Julen le requerían a pie de pista las televisiones de los países con mayor cobertura en este mundial, y cuando pasó por zona mixta yo ya estaba escribiendo en el centro de prensa.
Todavía me quedaba una última oportunidad para que la mayor joya salida de la cantera bidasotarra me firmara en la camiseta de nuestro equipo, la finalísima.
Siempre he fantaseado con lo que un deportista tiene que sentir momentos antes de disputar una final de una gran competición, y más si se trata de un mundial. Pues aunque yo no jugara, ayer sentí esas sensaciones. Desde que me desperté a la mañana sabía que no era un día más. Aunque uno no sea deportista, como periodista siempre tiene la ilusión de cubrir grandes eventos, y ayer iba a ver cumplido mi sueño.
Según me acercaba al Palau Sant Jordi, ése nerviosismo y ése escalofrío placentero que sentía iba in crescendo, hasta que el citado hormigueo interior en el pecho cogió su máxima expresión cuando a las cinco y cuarto de la tarde la pareja arbitral eslovena formada por Nenad Krstic y Peter Ljubic pitaron el inicio de la tan esperada cita. El encargado de poner el balón en juego, Julen Aginagalde.
A este periodista se le caía la baba de ver cómo un equipo, en este caso España, rozaba la perfección en el juego del balonmano, y por supuesto, también de presenciar con sus propios ojos cómo un compatriota suyo era el alma máter de todo aquello.
Cuando terminó el festín que se dieron los españoles a cuenta de los daneses, yo tuve que acudir raudo y veloz a mi lugar por antonomasia en el mundial, la zona mixta. Debía cumplir con mi cometido. Tuve que ‘pegarme’ con compañeros de profesión de todos los países para conseguir unas declaraciones de los protagonistas. Henrik Mollgaard, por Dinamarca, y Daniel Sarmiento y Alberto Entrerríos, por el bando español, me atendieron amablemente a mis cuestiones acerca del tan trascendente partido.
Ya tenía lo que quería, podía irme a escribir, algo que debía hacer cuanto antes habida cuenta de la magnitud del compromiso. Y eso hice. Me adentré en el centro de prensa y comencé a relatar lo que los medallistas me habían contado. Cuando ya estaba a punto de publicar en la web del campeonato las impresiones de las estrellas a las que había entrevistado, un compañero dijo, “se están montando en el autobús”.
Camiseta del C.D Bidasoa firmada ayer por Julen Aginagalde
Camiseta del C.D Bidasoa firmada ayer por Julen Aginagalde
En ése preciso instante me di cuenta de que me faltaba por hacer lo que más quería. Fui corriendo hacia el autobús de la selección española , y no sé cómo lo hice, pero convencí tanto a los Mossos d’Esquadra como al conductor del autocar de que me dejaran entrar adentro para saludar, felicitar y pedirle a Julen que me firmara la camiseta de nuestro Club Deportivo Bidasoa.
Todavía no me lo creo, pero durante un momento estuve dentro del autobús de los campeones del mundo de balonmano. Fui la única persona ajena al equipo y al staff técnico que estuvo allí, en la fiesta de los chicos de oro. Según subí escuché como varios jugadores le decían a Julen, “hay uno aquí con la camiseta del Bidasoa”. Julen enseguida vino a donde mí y así es como pude felicitarle en persona. Mi camiseta ya luce la firma del mejor pivote del Mundial 2013. Objetivo cumplido. Eskerrik asko, Julen.





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