IRUN
IRUN
El estilo romano aún se lleva
El Museo Oiasso cerró el programa de los Dies Oiassonis con un recorrido por Irun identificando elementos arquitectónicos de origen clásico en edificios de distintas épocas
21.07.13 - 00:06 -
IÑIGO MORONDO | DIARIOVASCO.COM |
Las 'calles comerciales' que alternan tiendas y portales fueron una idea romana y no siempre han existido
Buscar elementos romanos en la arquitectura del Irun del siglo XXI pasa, obviamente, por los 'homenajes' que, a lo largo de la historia, todo tipo de artistas y arquitectos han querido hacer hacia uno de los periodos más prósperos de la humanidad. Fuera de las excavaciones arqueológicas y del propio Museo Oiasso, nada queda del antiguo Oiasso, pero las líneas maestras de griegos y romanos están muy presentes en la ciudad, como en tantas otras. No es sólo que con el románico, el renacimiento o el neoclasicismo se dieran pasos creativos hacia los albores de la historia europea, sino que incluso en pleno siglo XX se han construido edificios que empleaban columnas, capiteles o frontones propios de la Grecia y la Roma clásicas. Un ejemplo local son las casas del entorno de la plaza Erromes, una promoción colmatada en 1996 en la que lucen arcos de piedra que imitan la sillería y en la que varios dinteles se adornan con frontones de un diseño más que clásico.
Pero el recorrido que dentro de sus 'Dies Oiassonis' organizó el Museo Oiasso esta semana para resaltar aquellos elementos que se encuentran a ojos vista, arrancaba del propio edificio museístico. Mertxe Urteaga, directora del centro romano y guía excepcional para este paseo, recordaba que el museo se construyó «respetando la fachada de las escuelas» que previamente ocuparon la parcela. El neoclasicismo de la fachada, reforzado con falsas pilastras, desprende un aire romano casi puro, mitigado por los muchos elementos contemporáneos presentes, pero reforzado a su vez por los cipreses plantados delante.
«No hay más que girarse», decía Urtega señalando a los números 4 y 6 de calle Escuelas, para ver revestimientos de mármol, más pilastras encastradas, más frontones... dos construcciones contemporáneas en cuyo diseño, los arquitectos pudieron sentirse influenciados por el tan neoclásico edificio que existía enfrente.
La portada del Juncal
No anduvo mucho el grupo que guíaba Urteaga hasta el siguiente alto, la iglesia parroquial del Juncal. Construída en el renacimiento bajo los aún dominantes patrones góticos, su portada principal es una generosa lección de ornamento clasicista: basas, columnas, capiteles, triglifos, metopas, frontón, guirnaldas florales, casetones... Una oportunidad perfecta que Urtega aprovechó para explicar los estilos de construcción griegos y romanos y hablar de grandes obras romanas como el Ara Pacis o el Panteón.
«En el renacimiento, los artistas estaban estudiando y dibujando los edificios clásicos de Roma. Conocían perfectamente sus elementos y los aglutinaban en portadas como ésta. Para difundir ese conocimiento y estar al día, contaban con la revolución que en aquella época supuso la imprenta, el internet de entonces», explicó la directora de Oiasso.
El camino que propuso abandonaba el Juncal por la avenida de Navarra para llegar hasta la plaza del Ensanche. Por el camino, fue incidiendo en multitud de columnas, pilastras, frontones, capiteles y demás elementos clásicos que adornan una buena cantidad de edificios irundarras, especialmente en sus portales y balcones, aunque también, y a veces de manera muy manifiesta, en los bajos comerciales.
Sobre esto, precisamente, planteó Urteaga una reflexión. «Esa ordenación a la que estamos tan acostumbrados de calles que en sus bajos se distribuyen en tienda, portal, tienda; tienda, portal, tienda... fue algo romano. Ni se hacía antes de ellos, ni desde ellos hasta ahora se hizo siempre así». Los griegos centraban el comercio en sus ágoras, cobijado sobre todo en sus porticadas estoas. «Los romanos fueron los que desarrollaron la idea de las 'calles comerciales' que ahora nos parece tan básica en nuestras ciudades».
La razón de llegar hasta el Ensanche es que en su kiosko, las columnas de hierro fundido se rematan con capiteles de diseño clásico, «presente hasta en ese momento», en el encuentro de los siglos XIX y XX.
El recorrido hizo parada también ante el Ayuntamiento, sí para destacar algunos de sus elementos, pero, sobre todo, para referirse a la columna de San Juan Arri, ya que el concepto de la columna urbana «era algo muy propio y muy habitual en el mundo de los romanos».
Para acabar, y casi a modo de examen, Urteaga guió al grupo hasta el palacio de Arbelaitz: el diseño de la fachada, la portada, los remates de las ventanas... permitían apuntar multitud de lo aprendido en el camino que, como siempre con Urteaga, dio para hablar de mucho más que de arquitectura: la otra localidad romana de Gipuzkoa que sigue aún oculta, la presencia árabe en el territorio, la minería, el tamaño y la forma de Oiasso... Todo un lujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario