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Luis Tolosa, en el lugar que merece
La historiadora Ana Azpiri ofreció ayer una conferencia sobre la obra arquitectónica de este irundarra. La charla tuvo lugar en el Amaia, en el contexto de la exposición que acoge el centro cultural sobre sus diversos proyectos
26.03.14 - 00:02 -
IÑIGO MORONDO | DIARIOVASCO.COM |
«Una serie de casualidades, todas ellas buenas». Así explica Juan Ignacio Tolosa cómo ha sido posible que estos últimos años hayan servido para reconocer a su padre, Luis Tolosa Amilibia, la autoría de decenas de proyectos arquitectónicos, algunos de ellos de indiscutible valor, que no pudo firmar en su momento, en las décadas de los 30 a los 50, porque carecía de título.
En mitad de esas afortunadas casualidades concatenadas está Ana Azpiri, doctora en Historia del Arte y profesora de la Facultad de Arquitectura de Donostia. Ella pronunció ayer la conferencia 'La arquitectura de Luis Tolosa Amilibia' en el Amaia, donde hasta el próximo 6 de abril se expone una muestra sobre la obra de este delineante irundarra, trabajador del puerto de Pasaia, a quien tras mucho tiempo y gracias a mucha gente y muchas coincidencias, se le ha reconocido su mérito arqutectónico.
«Hace ya muchos años, los investigadores de la arquitectura guipuzcoana contemporánea nos encontramos con obras de gran valor, sobre todo en la industria, que resultaban confusas. Las firmaban, por ejemplo, un ingeniero de la propia fábrica, que nunca había hecho nada de arquitectura y nunca más volvía a aparecer. Era muy raro». Azpiri y su equipo siguieron intentando tirar de ese hilo y surgió el nombre de Luis Tolosa. «Por lo que leímos en algún documento, parecía ser el proyectista de alguna de esas obras, pero no encontrábamos más sobre él. Yo lo cité en una conferencia sobre arquitectura contemporánea en Gipuzkoa que di en Zarautz y resultó que estaban allí Juan Ignacio y su mujer, Rosa Tello». Ellos que, habían recuperado y protegido el archivo personal de Luis Tolosa, lo pusieron a disposición de Azpiri. «Y yo acepté encantada. Eso fue hace diez años», recuerda.
El impulso del Puerto
En el raíl de afortunados acontecimientos por el que viaja esta historia, al resonar del nombre de Luis Tolosa, apareció la Autoridad Portuaria de Pasaia. «Fue un hombre muy respetado en el Puerto. Después de 30 años trabajando allí, cuando murió, su despacho se mantuvo, tal como él lo dejó, durante otros 20 años. Por ese cariño y ese respeto que se le tenía, el Puerto quiso patrocinar el reconocimiento de Luis Tolosa, que su figura ocupara el lugar que merecía».
Así se fraguó esta exposición, estrenada primero en San Telmo, y un libro, coordinado por la propia Azpiri. «Ese volumen nos llena de orgullo a todos los que participamos en él porque el Colegio de Arquitectos lo incluyó en su colección de arquitectos guipuzcoanos. Viendo el resultado de la investigación, poco le importó al Colegio que Luis Tolosa tuviera título o no».
Pero llegar a ese reconocimiento del trabajo de aquel irundarra no fue fácil. «Los historiadores acostumbramos a trabajar con memorias, planos y proyectos firmados, referencias de archivo... No había nada de eso. Fue como montar un caso en el que el abogado intenta demostrar la inocencia de su cliente con indicios: una persona de la familia Laborde que recuerda cómo encargó su padre uno de los edificios de la fábrica; una coincidencia de volumetrías de un edificio de Luis Tolosa con otro que podría serlo; relaciones directas de amistad o familia entre Tolosa y quien firmó el proyecto; relaciones entre un cliente suyo y el que encargó otro proyecto...». Así se fueron hilvanando proyectos que casaron «con los dibujos guardados por su familia».
Azpiri también señaló que todo fue más difícil porque «Tolosa no hacía propaganda de su calidad, no hablaba de sí mismo. Su trabajo se extendía por el boca a boca y por eso hizo tantos proyectos. Era un hombre muy humilde y por eso estuvo a punto de quedar en el olvido. Afortunadamente, no ha sido así».
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