El Carnaval llega a golpe de sarten
Una tribu de caldereros que se está viniendo arriba abre las fiestas más traviesas del año
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
Tuvieron que retrasar su salida media hora, pero no fue cosa de ellos, ni tampoco que el 'tren especial' que los acerca a Irun llegara tarde. Fueron circunstancias ajenas al desfile, pero no afectó a su desarrollo. Decenas de caldereros pasearon ayer alegres por las calles del centro de Irun advirtiendo a la ciudad del comienzo de los carnavales.
Acompañó el tiempo, no demasiado fresco y seco, que no está lejos de lo que los participantes de los desfiles de Carnaval querrán para el fin de semana próximo. Esas condiciones ayudaron a los húngaros, pero también animaron a los espectadores. Con todo a favor, la tribu zíngara pasó un rato divertido en su camino desde la plaza Alberto Anguera, en San Miguel, hasta la de San Juan.
Cuatro jinetes con sus respectivos caballos abrían la marcha seguidos por la carreta que refugiaba a la novia prometida. Detrás venía toda una familia de osos y, marcando el paso de la tribu, su jefe, Joxe Aranburu. Los que le seguían más de cerca eran los aprendices, algunos realmente pequeños, acompañados por las niñas de la tribu. Tras ellos, los maestros caldereros ya consolidados y las coloridas zíngaras. La comitiva, que superó los dos centenares de miembros, la cerraba una veintena de músicos que tocaban las piezas musicales que la tribu acompañaba a martillazos en sartenes y cazos.
Gran final
Es encomiable el esfuerzo de la organizadora, Irungo Atsegiña, que ha reunido un grupo sólido de aliados (Listorreta, AAVV de Mendelu y Ventas, Eraiki Dantza Taldea y cantores de Zumardi Abesbatza) para revitalizar una tradición potente el pasado siglo pero que en el presente parecía estar perdiendo brillo. Ayer lo tuvo, y no es el primer año en esa tendencia alcista. El mayor de los refrendos es, sobre todo, el numeroso público que se encuentra guardando las aceras, sobre todo las del paseo de Colón, a la espera de ver pasar la comparsa.
Eran prácticamente las nueve de la noche cuando la tribu alcanzó su destino, la plaza de San Juan, donde esperaba el escenario para que se oficiará la boda y, a su alrededor, decenas y decenas de personas tomando posición para verla. Y ahí es donde de verdad lució el conjunto de la comparsa, en las canciones interpretadas. Ese acto final estuvo conducido por el jefe de la tribu, que aprovechó también la oportunidad de aportar algunas pinceladas sobre su 'país natal', Hungría.
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