La herri bazkaria de los sénior
Ficoba acogió ayer el almuerzo homenaje a los irundarras mayores de 65 años
Un menú «muy potente», un magnífico ambiente y un baile al gusto de todos caracterizaron esta cita sanmarcialera
- JOSEBA ZUBIALDE
- IRUN
Si el sábado Ficoba fue tomado por los jóvenes durante la Herri Bazkaria, ayer fueron los más mayores quienes se lo pasaron en grande allí. El tercer pabellón del recinto ferial acogió el almuerzo homenaje a los mayores de 65 años, una cita organizada por el Ayuntamiento a la que acudieron más de 700 personas. Los comensales fueron tratados como verdaderos reyes ya que contaron con un tren verde que les trasladó de forma gratuita hasta Ficoba.
Uno de los comentarios que más se escuchó entre los asistentes era el salto cualitativo dado en el menú. «La comida ha sido mucho mejor que la de años anteriores», destacaba Antonia, que aseguraba estar pasándoselo «muy bien» en compañía de su marido Luis y Regina y Luis, un matrimonio amigo. El «potente» menú estuvo compuesto por una ensalada templada, un volován, un plato de «bacalao muy fresco» y carrilleras, a lo que siguió un postre solo apto para valientes: bizcocho de chocolate y helado de vainilla. «Luego hay que ir a bailar para quemar toda esta comida», decía con una sonrisa de oreja a oreja el marido de Antonia.
«El que se queje de lo que hemos comido, lo hace por gusto», defendía María Dolores que no tenía más que buenas palabras para los organizadores y el servicio, que «ha sido muy bueno y el personal ha sido muy atento con nosotros en todo momento».
El momento más esperado
A medida que los comensales terminaban de disfrutar del postre, los más animados iban descorchando botellas de champán para poner el broche de oro a la comida. Un burbujeante 'refrigerio' antes de dejarse llevar por los ritmos de bachata, merengue y salsa que tocó la orquesta. Un momento que esperaban todos los asistentes con impaciencia. María Dolores aseguraba que era «un poco de bailar», unas palabras que su amiga María Luisa matizó diciendo que «tú eres de mucho bailar, bailas como una peonza», un comentario que arrancó una carcajada entre el resto de amigas. En cuanto la orquesta tocó los primeros acordes, la gente dejó el café y la copa para salir a bailar, dispuestos a mover las caderas con lo que les echaran. «Son músicos muy alegres y el cantante lo hace muy bien», aseguraba María Dolores.
Sólo, en pareja o en trío, daba igual cómo, lo importante era disfrutar del baile. Caridad no podía parar de moverse mientras marcaba el tempo de una de las canciones con los pies y la cadera. «Hacía diez años que no venía y me los estoy pasando muy bien», aseguraba sonriente.
Además de una espectacular comida y un divertido baile, todos ellos fueron obsequiados con un abanico para combatir el calor del verano, «un detalle muy bonito», aseguraba María Dolores.
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