La primera parada goza de buena salud
El presidente de Jakobi, Joxin Galzakorta, comenta que el albergue está completo «prácticamente todos los días» Desde el 1 de octubre de 2017, más de 5.700 peregrinos del Camino de Santiago se han hospedado en Irun
Hace exactamente un mes, el día 25 de julio, el nuevo albergue de peregrinos de Irun abrió sus puertas. La Asociación Jacobea de Irun-Bidasoa cambió de techo y trasladó a sus visitantes de la calle Lucas de Berroa a la calle Lesaka, al edificio del antiguo parvulario del Pinar, junto a la rotonda de Zubimusu. Pero fue en 2004 cuando la asociación comenzó a recibir a los pernoctadores que hacen el Camino del Norte de Santiago.
En la actualidad, se puede decir que la asociación, pero sobre todo, el albergue de la primera parada del Camino del Norte, goza de buena salud. «Estamos llenando prácticamente todos los días, ocupando las 60 camas», comenta Joxin Galzakorta, presidente de Jakobi. Es tanto el éxito que «una noche, alrededor de las 23.30 horas, me llamaron diciendo que había una madre con su hija que se quería hospedar, pero estábamos completos. Finalmente les hicimos un hueco en la habitación de los minusválidos», cuenta como anécdota.
En su primer verano, en 2004, se alojaron cerca de 500 peregrinos en el albergue de Irun, y el año pasado se superaron las 7.000 pernoctaciones. Desde el 1 de octubre del pasado año hasta la actualidad, más de 5.700 visitantes se han hospedado en la ciudad, de los cuales 1.500 lo hicieron en el nuevo albergue, donde el primer día solo acudieron 24. «Quizás pagamos la novatada», dice entre risas Galzakorta. A pesar de todos estos buenos datos, el presidente se muestra cauteloso: «No estamos superando las expectativas. El Camino del Norte de Santiago está creciendo bastante y lo vemos normal».
La época donde más peregrinaciones se llevan a cabo es durante los meses de julio y agosto: «Es cuando más gente viene al albergue. Luego, en marzo no llegamos a las 20 pernoctaciones diarias, pero al final siempre tenemos visitantes que pasan por Irun», relata el presidente de la asociación Jakobi.
El principal objetivo de la asociación es que los pernoctadores se sientan a gusto en el que va a ser su hogar por una noche. «Nosotros intentamos que este albergue sea el mejor, no por sus instalaciones, sino por su trato. Una buena sonrisa y una buena acogida es lo que al final marca a los peregrinos», explica Galzakorta.
Para ello, la labor de los hospitaleros es más que importante. Desde el día 20 de agosto y hasta finales de mes se encuentran Katy y Pilar recibiendo a los peregrinos que llegan al albergue de Irun. «Lo que hacemos es atenderles, enseñarles las instalaciones y ayudarles en todo lo que esté en nuestras manos», comentan.
61 nacionalidades
En recepción, tienen a disposición de los visitantes un libro de comentarios, para escribir, e incluso dibujar, lo que quieran sobre su estancia en Irun. Entre las opiniones destacan las de ingleses, italianos, incluso hasta las de japoneses. Y es que, en 2017, el albergue recibió a extranjeros de hasta 61 nacionalidades distintas. «Tenemos peregrinos que vienen de Nueva Zelanda, pero este año nos está sorprendiendo que vienen muchos desde Letonia, Lituania y Estonia», detalla Galzakorta.
De España, los que más visitan las instalaciones de Irun vienen de Cataluña y Madrid. Tanto que Juan Miguel, al llegar al albergue comenta que «veníamos hablando sobre que los catalanes invadimos el camino, y al hospedarnos, lo primero que escuchamos es el catalán». Él y su hija vienen de Girona: «Tenemos intención de llegar hasta Bilbao andando». En el mismo caso está Marta, de Barcelona, que pretende llegar a la capital vizcaína en alrededor de 10 días: «Después volveré a casa, terminaré el camino en otro momento».
Para dar cuenta de las miles de historias que hay en el Camino de Santiago, Joxin Galzakorta tiene en su memoria guardada la de un peregrino invidente, que llegó desde Cataluña. «Vino al antiguo albergue de Lucas de Berroa con su perro guía y con su compañero madrileño. Se conocieron hace unos años en una de las paradas del Camino de Francia, en Saint Jean Pied de Port. Pidió ayuda para realizar al menos una etapa, y al final han hecho tres caminos juntos».
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