Toda la obra del autor de Ikust Alaia
La Biblioteca CBA dedica su exposición estival al arquitecto y político irunés Manuel Sainz de Vicuña Camino |
La Biblioteca Carlos Blanco Aguinaga ha dedicado la exposición de este verano al arquitecto y político Manuel Sainz de Vicuña Camino (Irun-Madrid, 1888-1973). Una treintena de fotografías, planos y bocetos de sus obras, además de documentos personales e imagenes de su vida familiar y profesional pueden verse hasta el 10 de septiembre en el horario habitual del CBA.
Hijo de los iruneses Lesmes Sainz de Vicuña Arrascaeta y Carlota Camino Zubelzu, Manuel se trasladó a Madrid siendo un niño, pero mantuvo siempre un fuerte vínculo con su ciudad natal, adonde viajaba con frecuencia. Algunos destacados edificios de Irun, como la villa Ikusta Alaia (1925) o el primer colegio de El Pilar (1923), construido a iniciativa de Prudencia Arbide, prima de su madre, llevan la firma de Sainz de Vicuña.
Pero fue en su ciudad adoptiva, Madrid, donde realizó la mayor parte de sus proyectos. En las calles Velázquez, Maldonado y Diego de León, entre otras, se levantaron algunos de sus destacados inmuebles de viviendas y también en la capital de España firmó importantes proyectos de edificios públicos.
Como arquitecto titular del Ministerio de Gracia y Justicia, diseñó la madrileña Cárcel de Mujeres de Ventas, ahora desaparecida, que fue inaugurada en 1931 por la entonces directora general de Prisiones, Victoria Kent. Una fotografía de Sainz de Vicuña con la abogada y política republicana que introdujo importantes reformas para humanizar el sistema penitenciario español puede verse en la exposición del CBA.
Ya fuera de Madrid, destacan otras obras del arquitecto irunés, como los proyectos para prisiones en distintas ciudades españolas, Zaragoza entre ellas; la plaza de toros de Albacete (1916); el Instituto General y Técnico, hoy IES Sabuco, de la misma ciudad (1931), y la delegación de Hacienda de Salamanca (1944).
Durante casi dos décadas, Manuel Sainz de Vicuña compaginó, además, su profesión de arquitecto con la actividad política, ya que fue diputado a Cortes por el Partido Liberal, entre los años 1916 y 1923.
En su vida personal y familiar, la política estuvo también presente de manera intensa, ya que en 1915 contrajo matrimonio con Avelina García-Prieto Montero-Ríos, hija del que fuera jefe de Gobierno Manuel García Prieto.
El vínculo con Irun
El matrimonio tuvo cinco hijos, que nunca perdieron el vínculo con Irun y que supieron transmitir ese sentimiento a sus descendientes. El primer nieto varón, Manuel Sainz de Vicuña Melgarejo, heredó de su padre (Manuel Sainz de Vicuña García-Prieto, también arquitecto) y de su abuelo no sólo la afición por la arquitectura, sino también «la ilusión por venir a Irun. Pero nosotros nunca hemos venido aquí 'a veranear'», aclara Manuel. «Siempre hemos venido a casa». Tanto es así, que no se pierden unos sanmarciales y que nunca regresan a Madrid antes del 9 de septiembre, y después de haber desfilado en la Compañía Mixta del Alarde de Hondarribia, «este año, además, con sobrina cantinera», comenta, feliz, Manuel Sainz de Vicuña.
El nieto del arquitecto ha aportado buena parte del material de su abuelo que se expone en el CBA, al que se suma «el gran trabajo de documentación que ha hecho el personal de la biblioteca», señala. «Estamos muy contentos con el resultado de la exposición, porque se ha hecho con mucho cariño por parte de la ciudad de Irun y porque es una muestra sencilla, que encaja muy bien con la forma de ser de mi abuelo. Él era una persona muy discreta, un hombre tímido. A pesar de tener una obra importante, ha sido un arquitecto desconocido. Por eso, mi ilusión y mi interés ha sido darlo a conocer, mostrar su obra».
Aunque en Irun sólo queda en pie uno de sus edificios, puede decirse que es, sin lugar a dudas, uno de los grandes: la villa Ikust Alaia, antigua sede de la Biblioteca Municipal y futuro museo de Irun. La histórica casa de la calle Mayor fue construida en origen en 1891 por Juan José de Aguinaga y reformada y ampliada en 1925 por Sainz de Vicuña. «Mi abuelo proyectó Ikust Alaia para unos parientes suyos, los Zaragüeta», explica el nieto del arquitecto. «Es un edificio que me encanta, con unos detalles muy interesantes. Para nuestra familia, es un honor que vaya a convertirse en el museo de la ciudad».
En Madrid, el edificio favorito de Manuel Sainz de Vicuña proyectado por su abuelo «es la Cárcel de Mujeres de Ventas, ya desaparecida, de estilo racionalista. A través de fotografías y otros documentos, se puede apreciar que era un edificio de vanguardia en su momento. La directora general de Prisiones, Victoria Kent, cuenta en sus memorias que le pidió al arquitecto Manuel Sainz de Vicuña 'un edificio que tenga luz, mucha luz', y así fue. Hizo un edificio con mucha luz y muy moderno».
En la exposición del CBA puede apreciarse la evolución del arquitecto irunés, «que empieza en la escuela wagneriana de la época, la del arquitecto vienés Otto Wagner, luego va evolucionando hacia un eclecticismo, y termina con un racionalismo total. Él se va a daptando a cada época», explica Manuel.
En su relación personal, Sainz de Vicuña recuerda a su abuelo «como una persona cariñosa y bromista, a pesar de su timidez, y siempre vestido con chaqueta y corbata».
Su última voluntad
Uno de los documentos que salta a la vista en la exposición, por cuanto nada tiene que ver con su profesión de arquitecto, es el permiso de conducir de Sainz de Vicuña. Lleva fecha de 1904 y tiene su importancia, porque casi nadie le vio nunca manejar un vehículo. «La anécdota es que mi abuelo cogió una vez el coche, acompañado por un conductor, y se fue a dar una vuelta hacia Gaintxurizketa. Anduvo unos 10 ó 12 kilómetros, y dadas las condiciones de la carretera entonces, pinchó tres veces. A la tercera, le pidió al conductor que cogiera el volante y no volvió a conducir jamás. Venía a Irun siempre en tren y salíamos los nietos a esperarle».
Su última casa irunesa fue la ubicada en el edificio del paseo Colón, esquina con la plaza del Ensanche, construido por su hijo Manuel y próximo al bar Real Unión, donde acostumbraba a tomarse el aperitivo. «Mi abuelo nació cerca de esa casa, en el paseo de Colón 1, cuando se llamaba paseo de la Estación y está enterrado en el cementerio de Blaia». Ésa fue su última voluntad.
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