Ion Tamayo (Asygem): «Aquí somos expertos en apagar fuegos, no en leer la letra pequeña»
Ion Tamayo celebra junto a su equipo las bodas de plata de Asygem, la asesoría que pusieron en marcha su padre y otro socio allá por 1993
Un día como hoy, hace 25 años, el padre de Ion Tamayo estaba trabajando en Asygem. No importa a qué hora lean esto, seguro que si retrocediéramos en el tiempo Juan Antonio estaría en su oficina. Y es que Asygem tenía nada más que dos días de vida, pero mucho trabajo por delante. Desde aquel 23 de octubre de 1993, en esta asesoría irundarra palabras como asiento, apunte, debe, recargo o tipo tienen otro significado. Uno que solo entienden quienes hablan el idioma de los números, ese que tan bien conocen en Asygem. Ese que suena tan frío como Suiza, pero al que este equipo irundarra da el calor de sentirse en familia.
-¿Cuántas cuentas hay en Suiza?
-(Risas) Mías ninguna. De los demás... ¡Secreto profesional!
-Touchée. No haré más preguntas, señoría.
-(Risas) ¿Ya hemos terminado? ¡Qué fácil ha sido!
-Era broma, pero va otra pregunta fácil: ¿recuerdas los primeros pasos de Asygem?
-Bueno, yo era un chaval, pero sí sé cómo fue todo porque me lo han ido contando. Mi padre, Juan Antonio Tamayo, fundó Asygem junto a José María Amantegui después de haber estado trabajando juntos en otra empresa. Echaron a andar un 25 de octubre de 1993.
-Bonito día...
-Bonito-bonito... Más bien ajetreado. Me consta que fue un caos.
-¿Por qué?
-Era el día de las declaraciones de IVA. (Risas) ¡Ese día trabajaron hasta tarde seguro!
-Pero, ¿por qué eligieron ese día?
-Bueno, supongo que tocó así. Cogieron el local, hicieron algo de obra y cuando tuvieron todos los permisos y abrió la notaria pues... ¡abrieron Asygem!
-Esas declaraciones de IVA fueron un talismán porque desde entonces no habéis parado...
-Así es. Ahora que cumplimos 25 años y estamos haciendo balance y recopilando recuerdos, me he dado cuenta de que llevo doce años en la empresa.
-¡Casi la mitad!
-Sí, en el 2006 empecé a trabajar en Asygem y hasta hoy.
-¿Eras de los que le gustaban las mates en el cole?
-No especialmente. Los números nunca fueron mi vocación, pero han acabado sumando cosas buenas.
-Será imposible contar la cantidad de sumas y restas que habéis hecho en Asygem.
-¡Ojalá las calculadoras tuvieran tanta memoria! (Risas)
-Los tiempos habrán cambiado, ¿aún tiramos de calculadora?
-Uy, si yo te contara... Yo aún utilizo una de esas calculadoras antiguas de papel. Mis compañeras la odian, creen que es un invento del diablo, pero yo me acostumbré en su día y ya no me puedo separar de ella. Ellas suman en Excel, ¡yo me resisto!
-Hombre, la informática habrá facilitado vuestro trabajo...
-Algo sí, claro. Antes, por ejemplo, había que hacer las declaraciones a mano y luego transcribirlas a esos impresos con copia. Y todo se hacía a máquina. Ahora con la informática podemos abarcar más y trabajar más como asesores. El tema papeleo o administración es más fácil, sí.
-Sin embargo, ¿cuántas veces al día oyes eso de '¡qué complicado es el papeleo'?
-(Risas) Yo creo que el 75% de las reuniones que tengo terminan con un «no sé cómo os movéis a gusto con estas cosas». La respuesta también siempre es la misma: «Menos mal que yo lo hago y tú no, ¡así puedo comer!».
-¿Con lo que más sufrimos es con la declaración de Hacienda?
-La renta, el IVA... Nosotros 'sufrimos' con todo. Mira, hay un momento clave durante el año para nosotros. Desde mediados de abril hasta finales de julio es una locura.
-¿Por qué?
-Encadenamos el primer trimestre del IVA con la campaña de la renta y la campaña de sociedades a la vez que el segundo trimestre del IVA. Son los cuatro meses más duros del año.
-Ahí gastarás mucho papel en la calculadora...
-(Risas) ¡Qué va! Ahí tiro de impresora, ¡esa sí que gasta papel! Con tanto borrador... ¡le saco humo!
-Será el momento en el que también surgen más dudas, ¿sí?
-Sí, falta educación financiera y fiscal. Eso está claro. La gente no es consciente de lo que implican las cosas más pequeñas como un cambio de vivienda. Llega el momento de la renta y se dan cuenta de que había que comunicarlo antes. Pero claro, ¿cuándo pensamos este tipo de cosas? Cuando ya tenemos la renta encima. (Risas)
-Es mejor no tener secretos.
-Mira, cuando llegan esos meses, siempre digo que Asygem se convierte en un confesionario. Por aquí pasa todo el mundo y se abre en canal. Por eso, en este trabajo la confianza es clave. Un amigo siempre decía: «al abogado, al médico, al cura y al asesor no se les puede mentir. Si cuentas medias verdades, te acaban ayudando mal».
-Menos mal que sois expertos en leer la letra pequeña de los formularios...
-No, ¡somos expertos en apagar fuegos! (Risas) En abril cargamos los extintores y en julio ya no tienen espuma.
-Y luego dicen que los números son fríos, ¡pero si arden!
-Aquí intentamos que tengan el calor justo. Nosotros sufrimos y celebramos con nuestros clientes. Date cuenta que, después de tantos años, algunos son como de la familia.
-La crisis os habrá dado algún que otro 'disgusto familiar', ¿verdad?
-Pues sí... A veces es muy difícil decir «recortas de aquí o no sales». Intentamos ser objetivos, pero nos implicamos como si esas empresas fueran nuestras. Ese es nuestro valor añadido: la cercanía.
-La gran familia de Asygem, en las duras y en las maduras...
-Somos una gran familia en todos los sentidos, también en cuanto al equipo. Lo tengo claro, esto sale adelante gracias al trabajo y esfuerzo de todos en Asygem.
-Ahora te toca, a veces, estar fuera de Asygem. Te han nombrado Delegado en Gipuzkoa del REAF.
-El REAF es un área dentro del Colegio Vasco de economistas para los asesores fiscales. Ahí nos encargamos de organizar un foro anual con el que estar al día y formarnos.
-Dime que también criticáis a Hacienda...
-Sí, pero también la defendemos. En Hacienda son más benévolos de lo que podría parecer, pero, como cualquiera de nosotros, no soporta que le quieras tomar por idiota.
-¿De qué más se habla en un foro de asesores fiscales?
-Mira, la última vez el título era: 'Asesoramiento fiscal: una profesión de riesgo'.
-¿Es una profesión de riesgo?
-(Risas) ¡Claro! Puedes acabar arruinado o en la cárcel sin quererlo.
-Déjemos el riesgo para abril. Ahora, ¿cómo celebraréis los 25 años?
-Con mucha alegría , con un concurso fotográfico que hemos organizado junto a la AFI y terminando las declaraciones de IVA. (Risas)
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