Josemi Guerrero: «Empecé tallando Abu Simbel en una piedra con un destornillador»
Josemi no ha estudiado Bellas Artes, tampoco se dedica a ello profesionalmente, pero sus manos son las de un verdadero artista
No es ningún secreto que Irun es un gran yacimiento romano. Bajo el suelo que pisamos se han encontrado grandes hallazgos. Lo que sí es un secreto es que, cualquier día de estos, el garaje de Josemi podría confundirse con un gran yacimiento egipcio. Y es que nuestro protagonista lleva más de veinte años tallando piedras y maderas, pintando campos de papiros e imágenes de Ramsés o Isis, haciendo arcones y sarcófagos y hasta una réplica de la silla de Tutankamon. El garaje secreto de Josemi es un viaje a Egipto, es una visita a una de sus enormes pirámides. Con el permiso de los dioses, les presento a Josemi.
-Josemi, no sé por donde empezar.
-¿Por qué?
-Hay demasiados dioses mirando...
-(Risas) Claro, todo esto de la pared pertenece al libro de los muertos. Es la representación del juicio final. Aquí el faraón lleva a quien va a ser juzgado de la mano, aquí está la balanza en la que se pone el corazón y la pluma y, al otro lado, ya están Isis, Osiris y Neptis.
-Que los dioses me perdonen, pero...¡esto parece una pirámide auténtica!
-No, tanto. Yo he estado allí, en Egipto, y eso sí que es alucinante.
-Los egipcios tienen siglos de historia, pero queremos saber la tuya. ¿Cuándo empiezas con esta afición?
-Pues fue hace más o menos 20 o 25 años. Cuando me casé, fui de viaje de novios a Egipto. Allí empezó todo. Bueno, a la vuelta. El caso es que estuve en Abu Simbel y me pareció increíble. Cuando volví, cogí una piedra que encontré por ahí y con un destornillador pequeño la fui tallando. Así empecé, esta es la primera pieza que hice: una pequeña réplica de Abu Simbel.
-A mí me parece que podría ser la maqueta sobre la que trabajaron los egipcios.
-(Risas) ¡Qué va! Esos sí que sabían. Abu Simbel es una maravilla. Y es que no he visto el original porque, como sabrás, la Unesco decidió moverlo para poder conservarlo correctamente. Es un lugar espectacular, construido y colocado de forma que sólo dos veces al año los rayos de sol iluminan una parte. Es increíble.
-Desde luego, todo lo que rodea a Ramsés y los suyos es digno de estudio...
-Mira, eso es lo que me ha faltado a mí: estudiar. Qué rabia me da haber sido un 'mentecato'. Ojalá hubiera podido estudiar Bellas Artes o algo así.
-Estudiar has tenido que estudiar. Es imposible saber tanto sobre Egipto, ¿no?
-Uy, es que tengo una buena colección de libros sobre Egipto. Tengo muchos libros y luego por Internet hoy en día también se pueden ver muchas cosas. Ahora, no hay nada como estar allí y poder ver las texturas, los colores y las formas en persona.
-Después de esa primera visita a Abu Simbel y esa primera pieza, han venido más. ¡Cuenta!
-Sí, a Egipto he ido una vez más. Fui cuando cumplí 50 años y otra vez me pareció todo increíble. Y las piezas... ¡no sé por dónde empezar a enseñarte!
-Pues por tu segundo reto, ¿recuerdas cuál fue?
-Yo creo que después de eso empecé a hacer arcones y 'kutxas'. Mira, este arcón creo que fue lo siguiente que hice.
-¡Es una obra de arte!
-Qué va. Luego todo lo he ido perfeccionando. Con la práctica he ido haciendo mejor. Según voy haciendo, lo voy sofisticando más. Me copio a mí mismo para irme perfeccionando. (Risas)
-Eres un autodidacta.
-Soy un aficionado, a mí me gusta esto. Me encanta. Todos mis ratos libres, mis vacaciones, los paso aquí y donde sea haciendo cosas. Mira, este arcón tiene 36 llaves de la vida. ¡Es un trabajo de chinos!
-Chino-egipcio-irundarra... ¿Esto de aquí es un sarcófago
-Sí, sí. Me gustaría hacer uno grande, de mi medida. (Risas) Este pequeño es otra de las primeras cosas que hice. Un día me dije: «quiero hacer un sarcófago». Pues lo hice completo con su momia y su espacio para los vasos canopos, que es donde ponían las vísceras.
-No falta detalle en ninguna de las piezas, ¡hay hasta jeroglíficos!
-Claro, mira, aquí pone mi nombre: Jo-se-mi. Y aquí el de mi mujer. En algunas piezas durante un tiempo puse muchas veces una frase: 'que viva para siempre'.
-Lo que también hay es mucho oro, como en Egipto...
-(Risas) Pan de oro, pero no del de verdad. Sí, sí, unos cuantos libretos de pan de oro ya gasto con cada pieza. También me gusta imitar bien los colores. Mira, me gusta mucho hacer campos de papiros. Allí son muy típicos, los pintaban muchas veces.
-En tu garaje hasta el cielo es egipcio, ¿a que sí?
-Así es. Está pintado como lo solían representar ellos. Con esos dos azules tan característicos y sus estrellas. Pero, ¿te enseño la última joya de la corona? Aquí se sacan la foto los colegas.
-¿En la silla?
-Sí, pero no es una silla cualquiera. Es la silla de Tutankamon. He estado siete meses trabajando para hacerla igual y a tamaño real. Es de roble y de haya. Juntar todas las piezas me costó muchísimo. Esto es pan de oro, esto pintura cerámica...
-Nada era suficiente para Tutankamon.
-Pues mira, aquí se sentaba Tutankamon y ahora yo. Y bueno, de vez en cuando invito a los amigos, tomamos unas cervezas, se sacan la foto, echamos unas risas... Pasamos el rato. (Risas)
-Te atreves con todo: piedra, madera, pintura...
-Sí, escayola, moldes de poliuretano... De todo. Mira, esto era un trozo de madera que encontré con mi jefe cuando fuimos a tirar unas persianas. Lo vi y me dije: «de aquí saco algo». Y aquí está la figura. Y esto es una réplica de una pieza que vi en el Louvre.
-¿Cuántas piezas acumulas?
-Uy, no lo sé. Todo lo que hay aquí más alguna cosa que hay en casa.
-Este garaje es un tesoro. En una subasta ganarías dinero...
-(Risas) Nada de dinero, yo esto lo hago porque me entretiene. Porque me gusta. No vendo nada. Esto es mi pasión, mi afición.
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