«Necesitamos becas para que los buenos estudiantes puedan ir a la universidad»
Esta semana ha visitado la ciudad para dar cuenta de los últimos proyectos para el desarrollo financiados por el Ayuntamiento de Irun en Paraguay Mari Cruz Andueza Misionera
Durante los últimos 35 años, la ciudad de Villarrica (Paraguay) ha sido su lugar en el mundo. Allí ha puesto en marcha con éxito varios proyectos para el desarrollo, muchos de ellos financiados desde la comarca, a través de la ONG Behar Bidasoa, a la que siempre ha estado vinculada. Una cooperativa agrícola, un mercado de productos del campo, una incubadora de empresas, dos guarderías, una red de consultorios de odontología y un programa de apadrinamientos son sólo algunos de los sueños que Mari Cruz Andueza ha hecho realidad en el departamento del Guaira. Esta semana, la misionera baztandarra ha visitado Irun para dar cuenta de sus últimas acciones y buscar madrinas y padrinos para estudiantes sin recursos.
-¿En qué anda ahora ocupada Mari Cruz Andueza?
-Estamos trabajando en un proyecto de consultorios de odontología, con una ayuda del Ayuntamiento de Irun. Las consultas están instaladas en oratorios, en ermitas, porque son los únicos edificios públicos disponibles y tienen espacio suficiente. Se sitúan en zonas rurales que distan unos 80 o 100 km de la ciudad de Villarrica. Tenemos ya instalados cinco consultorios y como la experiencia está siendo tan buena, de cara al año que viene vamos a llevar adelante otro proyecto de consultorios médicos, anexos a los de odontología. Nosotros realizamos la instalación y aportamos el material y el gobernador de la provincia nos ayuda. El gobierno de allí es el que paga a los dentistas.
-¿La asistencia es gratuita para quienes acuden al consultorio?
-Las familias a las que se dirige este servicio están creando un fondo para que el proyecto siga adelante cuando la financiación externa termine. Están poniendo un dinero al mes, el equivalente a 1,5 euros, para crear ese fondo. Todos queremos que el proyecto se mantenga, porque es muy necesario. Hay familias que no se han asociado, pero serán atendidas igualmente cuando lo necesiten, aunque tendrán que pagar el trabajo del dentista, que no les costará mucho porque todos son profesionales concienciados.
-Hasta la apertura de estos cinco consultorios, ¿había algún tipo de asistencia odontológica en la zona?
-No, no había ningún tipo de asistencia. Allí, cuando tienen mucho dolor, cuando ya no pueden más, van a los extractores de muelas, que son personas que hacen ese trabajo sin tener preparación y con mucho riesgo. Sí que hay asistencia en la capital, pero cuando los campesinos vienen en los autobuses, saliendo bien temprano de sus casas, la gente de la ciudad ya ha copado lo que los odontólogos pueden atender. Muchas veces llegan y les dicen que ya no hay sitio. De vez en cuando, se hacen campañas de asistencia odontológica en el campo, coincidiendo con periodos electorales. Van, sacan 200 muelas en una semana y no vuelven hasta la campaña siguiente.
-La asistencia que prestan en sus consultorios no queda reducida a las extracciones.
-Por supuesto. La asistencia es más amplia: empastes, obturaciones, pequeñas prótesis... Allí hay muchas mujeres que no llegan a los 30 años, que han tenido cinco o seis hijos y que no conservan ni un solo diente, porque los embarazos se han llevado el calcio. Es una pena, tanto para su salud como para su propia autoestima. No queremos que eso siga pasando. También nos preocupaban mucho los niños, que estaban muy desatendidos en su salud y en su educación de higiene bucal.
-Otro de sus proyectos está enfocado en la educación. A través de los apadrinamientos, trata de crear un fondo de becas, especialmente para estudiantes universitarios.
-En educación, las cosas allá en Villarrica han mejorado bastante. Antes, el Gobierno no les daba ni un lápiz. Ahora, les dan el material escolar en la Primaria y el Bachiller, aunque siguen necesitando apoyo para otras cosas. Sin embargo, al terminar el Bachiller, se acaba toda la ayuda pública. Hay chicos y chicas que son muy buenos estudiantes y quieren seguir , pero ya nadie les ayuda.
-Y es ahí donde entra su fondo de becas.
-Sí. Lo que proponemos es que no se apadrine a fulanito de tal, sino que la ayuda vaya a un fondo de becas para que todos los buenos estudiantes que quieran ir a la Universidad, lo merezcan y carezcan de recursos, puedan ir. Hay quien prefiere apadrinar a un niño con nombre y apellidos y seguir con él hasta el final. Nuestro programa contempla también esa opción. Pero ocurre que en el espacio que va desde la Primaria hasta el Bachiller, muchos chavales lo dejan y no les podemos hacer el seguimiento. En cambio, sí podemos ayudar a los que siguen y lo necesitan. Ahora mismo hay una chica en tercero de Medicina, con unas notas muy buenas, que no puede seguir por falta de recursos familiares y otra que no tiene familia y que este año cursa primero de Derecho con unas calificaciones excelentes. Este tipo de casos son los que puede resolver el fondo de becas.
-La congregación Misioneras de la Inmaculada Concepción, a la que pertenece, la envía ahora a la casa de Zaragoza. ¿Se jubila o seguirá viajando a Paraguay?
-Nosotras no nos jubilamos. Ahora estoy en la casa de Zaragoza, trabajando en coordinación con hermanas que están en África y Latinoamérica, sobre todo en Venezuela, donde tenemos proyectos urgentísimos. No voy a dejar de ir a Villarrica y voy a seguir muy de cerca todos los proyectos de allí, en los que no he trabajado sola, sino con un equipo de hermanas, pero sí voy a estar muy pendiente de todo lo que pase.
-¿Cómo ha cambiado Villarrica desde que usted llegó, hace 35 años?
-Cuando llegué no había más que tierra y barro en la propia ciudad y ahora, los caminos están arreglados y hay carreteras asfaltadas. Proyectos como el de las huertas, que emprendimos nosotras, se han extendido mucho y ya lo llevan los propios campesinos. También las instituciones están tomando más responsabilidades. La municipalidad ha tomado el relevo en la ayuda al mercado que impulsamos y ha asumido una de las guarderías, a la que además ha añadido un consultorio médico. Nosotras iniciamos, damos las ideas, pero son ellos los que las llevan adelante. Cuando los gobernantes ponen buena voluntad, se puede trabajar bien en coordinación con ellos. Las cosas van siempre un poco lentas, pero van y han mejorado mucho.
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