El tenor de Irun que canta desde la ventana
Justo después de los aplausos a los sanitarios, Ricardo García Zapirain prolonga ese momento de catarsis colectiva con una canción. Un pequeño concierto que anima a sus vecinos y logra robarle unos minutos más al confinamiento
Pasadas las ocho de la tarde, justo cuando se pierde el eco del último aplauso a los sanitarios, en la Plaza Juan Vollmer de Irun una voz de tenor toma el testigo para rendir homenaje a todos los héroes anónimos que poco a poco va destapando esta crisis. Se atreve con todo. Un día canta una ranchera, otro entona una canción de The Beatles, otro escoge 'Xalbadorren heriotzean' de Xabier Lete, otro vibra con el 'Ave María' de Schubert. Son tiempos para valientes y Ricardo García Zapirain, 'Kaito', se lanza a exhibir su talento para animar a los demás; música como terapia para el alma. «Al principio tenía dudas. No sabía cómo lo iban a recibir los vecinos, si les iba a gustar que cantara o si pensarían que soy un pesado», confiesa. Pero desde que se arrancó a afinar la primera nota su móvil no ha dejado de pitar. «La gente me felicita, me anima a seguir y hasta me pide canciones por Whatsapp», asegura.
No es para menos. 'Kaito' ha formado parte del coro Easo durante 27 años y ahora es miembro del Orfeón Donostiarra. «Aún así tenía dudas -reconoce al otro lado del teléfono-. Mi voz es bastante piano, bastante ligera, y no sabía cómo se iba a comportar: la sonoridad de una iglesia o de un auditorio, no tiene nada que ver con la de la calle. Pero me dicen que se escucha bien y, como parece que a la gente le gusta, salgo casi cada día a la ventana y canto».
Ese «casi cada día» esconde una razón de peso para las jornadas de ausencia. «Mi mujer es enfermera de urgencias en el Hospital Comarcal de Irun. Cuando está descansando salgo, aplaudo... y nada más», explica. No obstante, la mayoría de las tardes la actuación de las ocho se ha convertido prácticamente en una rutina. «A las siete empiezo a calentar la voz y, después, repaso un par de veces el tema para comprobar que tengo el tono controlado. No hago mucho más porque sigo trabajando y el tiempo da para lo que da». 'Kaito' - «de Ricardo, Ricardito, 'Kaito'»- esingeriero en la empresa Salto Systems, dedicada al control de accesos. Hasta el pasado lunes ha estado desempeñando su labor en la sede de la empresa en Oiartzun, pero desde que el Gobierno retringió la actividad teletrabaja en casa. Por eso de momento echa mano del repertorio que ya conoce. «Todavía no me he metido a montar nada nuevo. Ya veremos qué hago cuando se vayan terminando las opciones», se ríe.
- ¿Reserva alguna canción especial para el último día de confinamiento, sea cuando sea?
- ¡Uf! Ni siquiera me lo he planteado. Creo que hay que vivir el día a día, porque si nos ponemos a pensar lo que nos queda por delante nos podemos volver locos. Es mejor ir dejando atrás fechas en el calendario, sin agobios. Y cuando al fin ese día llegue, a la gente le dará igual lo que cante, solo querrá salir a la calle y celebrarlo.
Mientras tanto, pasadas las ocho de la tarde, cada vez que se pierda el eco del último aplauso a los sanitarios, en la Plaza Juan Vollmer de Irun una voz de tenor continuará robándole minutos al encierro. Cantará para su mujer, Arantza, y para todos los trabajadores del Hospital Comarcal de Irun; cantará para sus hijos Andoni y June, «que se están portando como unos campeones», cantará para «mandar ánimos a Gorka, Eva y Patricia», y cantará para la inmensa cantidad de héroes anónimos que poco a poco va dando a conocer esta crisis, la crisis del coronavirus.
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