El puente Avenida de Irun se prepara para recibir de nuevo a los paseantes esta misma semana
Se barajan jueves o viernes como días para la reapertura aunque no hay problema en retrasarla a la semana siguiente si es necesario
El puente Avenida podría volver a pasearse el jueves o el viernes de la semana que mañana empieza. Ésa es la previsión con la que trabaja el Ayuntamiento a la vista de la información trasladada por Acciona Construcción, la empresa que está llevando a cabo la rehabilitación.
Más de tres años han pasado desde que el Consistorio cerró el paso por el puente, limitado a peatones y ciclistas desde muchos años atrás. Los estudios para proyectar una reforma del mismo que se estaban realizando detectaron tan graves problemas en la estructura metálica que se advirtió un riesgo real de colapso. La decisión municipal propició otras, como el cierre del paso fluvial inferior y, posteriormente, el uso de la pasarela de la orilla hendaiarra.
El dato
- 40 meses ha estado cerrado el puente (y el paso bajo el mismo)
- El 12 de abril de 2017 se apreció riesgo de colapso y se cerró de inmediato. La complicada gestión de los permisos para actuar en un puente internacional propiedad de un municipio, las figuras de protección patrimonial del puente y la complicación técnica de la obra que había que acometer, junto a una disputa con la empresa adjudicataria al comienzo de la obra, han alargado ese cierre más allá de los tres años. El puente, de 1915, tiene 112 metros de largo y 12,30 de ancho sobre una estructura metálica. Tiene cinco vanos de 22,4 metros y pilas y estribos de sillería.
La mitad del tiempo transcurrido desde entonces fue la gestión de los permisos necesarios para poder actuar. El puente es municipal y el Consistorio no encontró otras instituciones que apoyaran la necesaria renovación, pero la lista de permisos y vistos buenos parecía infinita. Se trata de un patrimonio protegido, ejemplo de arquitectura industrial de comienzos del siglo XX, un puente sobre un río afectado por mareas, con un estribo en un estado y el otro en otro. Prácticamente todas las instituciones que se nos puedan ocurrir tenían algo que decir.
Recuperación del original
Hace año y medio, con un presupuesto de dos millones de euros que el Ayuntamiento aportó en solitario, comenzó la obra. «El puente es municipal y no podíamos esperar. En cuanto tuvimos los permisos empezamos la obra. Es verdad que es un patrimonio que trasciende Irun, memoria histórica más allá de la ciudad y si viene alguna ayuda bienvenida será», decía esta semana el alcalde José Antonio Santano en una visita a la obra.
En estos últimos días de trabajo se trata de rematar el encuentro con las urbanizaciones existentes en cada orilla y rematar la colocación de la barandilla. Una barandilla que no es la oríginal, pero sí una réplica exacta. «Hemos hecho un esfuerzo por replicar el puente original», apuntó el alcalde. «Por eso la superficie del puente tiene aspecto de acera y carretera con el mismo diseño que tenía en su origen, con la única diferencia de que acera y calzada están a la misma altura porque al final este es ahora un puente para peatones y bicis. Las ciudades se transforman para avanzar, pero es importante también conservar lo más fielmente posible elementos que forman parte de la memoria, como este puente». «Que tuviéramos en el Ayuntamiento todos los planos y la documentación original nos ha permitido ser muy fieles», completaba la delegada de Obras Cristina Laborda. «La estructura que soporta los voladizos de los laterales, por ejemplo, se ha renovado con el aspecto original, tal como nos exigió el Gobierno Vasco».
Más allá de lo estético, que será lo que al final disfruten los usuarios, la clave de la actuación ha estado debajo, tal y como explicó Virginia Canales, técnica del área de Obras. «Se ha restaurado toda la estructura metálica, sustituyendo todos los elementos que estaban demasiado corroídos». Para hacerlo se colocó una espectacular estructura sobre el puente que cargó los pesos y permitió actuar en el entramado metálico. «Se han restaurado los estribos y las pilas, impermeabilizado el tablero y canalizado las pluviales», además del repavimentado y sustituido la barandilla. Una actuación para que el puente pueda seguir uniendo las orillas del Bidasoa durante el próximo siglo.
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