Noticia publicada en Diario Vasco,el jueves día 14 de Julio de 2022.
Las obras en el castillo de Gazteluzar sacan a la luz nuevos restos
Los trabajos de conservación de las ruinas han permitido descubrir parte del cubo norte de la fortaleza
Dos meses después del inicio de las obras, el aspecto de las ruinas de Gazteluzar ya es muy diferente. Los trabajos han sido principalmente de desbroce y movimiento de tierras, lo que podría traducirse en un 'lavado de cara' del enclave. Las ruinas ofrecen ahora una perspectiva más amplia y clara de lo que fue la fortaleza allá por el siglo XV, cuando se construyó. Además, los trabajos que está ejecutando Harri Construcciones y Mampostería han sacado a la luz restos que hasta ahora se encontraban ocultos; concretamente, el arranque de parte del cubo situado al norte.
El alcalde, José Antonio Santano, y la delegada de Obras, Cristina Laborda, visitaron este jueves el castillo para conocer in situ el desarrollo de los trabajos: «esta es una obra singular», recordó Santano. La actuación está financiada al cincuenta por ciento con fondos procedentes del programa de ayudas culturales del Gobierno de España. Los vestigios de Gazteluzar fueron merecedores de esta ayuda al recibir «la calificación de conjunto monumental ligado al Camino de Santiago. Pero para nosotros», para la ciudad de Irun, «son mucho más que eso», destacó el alcalde.
El conjunto de Gazteluzar forma parte «de la historia» más temprana del municipio. La fortificación se construyó en 1515, apenas siete años antes de la primera batalla de San Marcial, por orden de Fernando el Católico. Sobre una colina de 41 metros, el castillo estaba en una posición estratégica desde la que dominaba Behobia y el vado del Bidasoa. Su función era contener, a la espera de refuerzos, la posible entrada de tropas francesas en Castilla. Fue derribado en 1542, reedificado en 1719 y asolado ese mismo año.
Terminado a finales de año
La recuperación de Gazteluzar se ha enmarcado en «los objetivos del programa institucional elaborado con motivo del quinto centenario de la batalla de San Marcial», recordó el alcalde. El objetivo es «poner en valor» los restos y adecuar el enclave de modo que el público pueda visitarlo y conocer su historia e importancia para la ciudad.
Los trabajos «avanzan según los plazos previstos. Las limpiezas están muy avanzadas y el desbroce, terminado», explicó el jefe de la obra, Joel de Frías, que también se refirió a esos elementos que las obras han sacado a la luz: según se ha ido eliminando la maleza y excavando, «elementos de la estructura que estaban ocultos» han ido aflorando; en concreto, «la cimentación del cubo norte» del castillo.
La previsión es que la actuación concluya en diciembre. Durante estos meses de verano, una vez terminen las tareas de limpieza, comenzarán los trabajos de protección y rehabilitación de las ruinas, consolidando piezas, rellenando grietas y reconstruyendo troneras y fusileras. En otoño se acondicionará el espacio público en torno a las ruinas, ejecutando un recorrido para visitar tanto el exterior como el interior. El proyecto incluye también nueva iluminación e instalación de mobiliario urbano y señalética «que permita entender» la importancia del enclave.
Una de las claves con las que se están desarrollando las obras es «el respeto hacia lo que tenemos aquí», indicó el alcalde. Desde Harri, el arquitecto Aznar Sánchez confirmó que «en primer lugar se hace un trabajo histórico» y, también, es «fundamental un trabajo arqueológico. Arkeolan nos está echando una mano detectando los elementos originales». Sobre aquellos que no lo son «no podemos tomar decisiones del mismo detalle. Por ejemplo, sabemos que aquí hubo una muralla de un caserío de hace 80 años, pero entendemos que no tiene la misma protección que puede merecer el resto de la fortificación».
Un resultado reversible
También es necesario, prosiguió Aznar Sánchez, «un trabajo de arquitectura. Rehabite ha hecho un diseño muy respetuoso» sobre el conjunto, ofreciendo «una solución de conservación y de puesta en valor». El objetivo es, una vez terminen las obras, «seducir a la gente para que venga aquí». El resultado será «discreto, respetuoso y reversible», de modo que futuras generaciones puedan introducir modificaciones.
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