Noticia publicada en Diario Vasco sección Cultura el lunes 25 de Octubre de 2010.
ARTE
Menchu Gal en versión íntegra
Preparan el catálogo que recopilará y analizará la totalidad de su extensa obra. Maya Aguiriano y Carmen Monreal llevan tres años preparando el catálogo razonado de la prolífica artista irunesa fallecida en 2008
25.10.10 - 02:58 -
NEREA AZURMENDI SAN SEBASTIÁN.
LA CIFRA
75
años permaneció activa Menchu Gal. Teniendo en cuenta, además, que tenía una gran producción, su obra es extensísima.
Biografía
1918: Nace en Irun, donde recibe sus primeras clases de Gaspar Montes Iturrioz.
1933: Viaja a Paris para formarse.
1936: La Guerra Civil le obliga a refugiarse en Francia con su familia.
1940: Se instala en Madrid, donde se integra en la llamada Escuela de Madrid. Flegida por primera vez para representar a España en la Bienal de Venecia.
1959: Distinguida con el Premio Nacional de Pintura. Fue la primera mujer en recibir ese galardón.
2008: Muere en San Sebastián.
1918: Nace en Irun, donde recibe sus primeras clases de Gaspar Montes Iturrioz.
1933: Viaja a Paris para formarse.
1936: La Guerra Civil le obliga a refugiarse en Francia con su familia.
1940: Se instala en Madrid, donde se integra en la llamada Escuela de Madrid. Flegida por primera vez para representar a España en la Bienal de Venecia.
1959: Distinguida con el Premio Nacional de Pintura. Fue la primera mujer en recibir ese galardón.
2008: Muere en San Sebastián.
«Cuando le preguntaron qué regalo le gustaría, ella misma pidió un catálogo razonado»
«Este trabajo nos ha permitido confirmar que Menchu Gal era una excelente retratrista»
«Este trabajo nos ha permitido confirmar que Menchu Gal era una excelente retratrista»
Cuando, en 2005, la Diputación concedió a la pintora irunesa Menchu Gal Orendain la Medalla de Oro de Gipuzkoa, la máxima distinción pública que se otorga en el territorio, el entonces diputado general y diputado de Cultura, Joxe Joan González de Txabarri, preguntó a la artista qué regalo le gustaría recibir como reconocimiento a una carrera tan larga y brillante como difícil. Ella, cerca ya de los 90 años que cumpliría un par de meses antes de morir, pidió algo que, probablemente, sabía que nunca llegaría a ver terminado: un catálogo razonado de su obra.
Recuerdan la anécdota Maya Aguiriano y Carmen Monreal que son, precisamente, quienes están llevando a cabo un trabajo que siempre es complejo pero que, por las características de la pintora bidasotarra, puede resultar especialmente complicado en su caso. Porque un catálogo razonado no es sólo un hermoso catálogo sino que, para merecerse el adjetivo, tiene que tener lo que Maya Aguiriano llama «un plus de seriedad científica». Un plus basado en la exhaustividad de la recopilación, la precisión de la catalogación y el valor que le añaden los textos de los expertos y, por lo menos en este caso, los testimonios de coetáneos y buenos conocedores de Menchu Gal que se incorporarán al libro que en su día resulte del proceso en forma de entrevistas.
Una obra ingente
A la hora de elaborar catálogos razonados es conveniente extremar el rigor, ya que suelen convertirse en la obra de referencia en el análisis e interpretación de la obra del artista en cuestión. Y cuando la artista en cuestión es Menchu Gal, una mujer que no solo trabajó ininterrumpidamente durante 75 años sino que pintaba con enorme facilidad y en cualquier circunstancia, el volumen de la obra a catalogar puede llegar a ser ingente.
En este caso, además, hay una complicación previa al trabajo de catalogación y valoración propiamente dicho, relacionada con el desconocimiento de la existencia y la ubicación concreta de gran parte de la obra de Menchu Gal. Hay cuadros suyos en los más grandes museos -en el MACBA, en el Reina Sofía, en el Bellas Artes de Bilbao...-, pero la mayor parte de su producción se encuentra diseminada en decenas de colecciones particulares.
Con una feliz excepción: la colección que conformó la propia Menchu Gal con obras de las que nunca se quiso desprender. Ya en 2001, la exposición 'Los Menchu Gal de Menchu Gal' -comisariada por Maya Aguiriano-, mostró en el Koldo Mitxelena parte de ese fondo personal. En 2007, la pintora vendió al Ayuntamiento de Irun 37 de sus cuadros para que se convirtieran en el 'núcleo duro' del futuro Museo Menchu Gal de Pintores del Bidasoa. Desde principios de este año, esa amplia colección -junto con una docena de grabados y un óleo proporcionados por Kutxa- se exhibe en la sala irunesa que lleva el nombre de una de las pocas pintoras que han incorporado un nombre de mujer a la historia del arte español del siglo XX.
En cualquier caso, el catálogo de la exposición de 2001 y los que se habían realizado con motivo de las muestras que habían dedicado a Menchu Gal el Museo de San Telmo en los años 80 y la Fundación Kutxa en 1992 eran prácticamente los únicos repertorios formales de su obra. Maya Aguiriano y Carmen Morales sabían, sin embargo, que la obra de Gal era inmensamente más amplia porque, entre otras cosas, llevaban varios años «trabajando con ella, fotografiando cuadros, fichando y fechando obra...».
«Ciertamente, para cuando arrancamos con el proyecto teníamos hecho un trabajo de años, y esos nos ha dado ventaja», reconoce Maya Aguiriano. Pero no la suficiente como para que el trabajo esté resultando sencillo porque, como recuerda Carmen Monreal, «pintar era la vida de Menchu Gal, por lo que su producción fue inmensa». Gran parte de su obra se desarrolló, además, en tiempos duros: «Eran otros tiempos, en los que las galerías no protegían a los artistas como ahora, no les llevaban toda la documentación, no hacían un seguimiento tan estricto de su obra, era una visión más alejada del negocio...».
En cuestiones 'administrativas', además, Menchu Gal no le puso las cosas muy fáciles a la posteridad, porque «muchas veces no fechaba ni firmaba las obras, no las titulaba...». Lo de la firma lo resolvían rápidamente quienes adquirían cuadros de Menchu Gal -«que vendía mucho, y muy bien»- haciéndole estampar una rúbrica de cuyo valor eran conscientes, pero la falta de los otros detalles la están supliendo con esfuerzo y entusiasmo Carmen y Maya, que atribuye ese relativo desinterés de Menchu Gal por la gestión de la parte más prosaica de su carrera al hecho de que «no se daba una gran importancia. Tenía su carácter y sabía lo que valía, pero no lo iba proclamando por ahí». No era «una artísta mediática ni de grandes discursos».
«Colocarla en su justo lugar»
Tendrá otras utilidades pero, sobre todo, el catálogo razonado de la obra Menchu Gal, que podría estar terminado en un par de años, servirá para tener por primera vez una visión íntegra y global de su obra, lo que ayudará a conocer mucho mejor su aportación a la pintura del siglo XX y a «colocarla en su justo lugar, el lugar de una gran pintora en un mundo de hombres; el de una mujer que luchó toda la vida por ser una pintora profesional cuando no las había. En ese sentido, la reconoce y la sitúa en una época».
En los últimos tres años, la obra de Menchu Gal ha ido creciendo y creciendo en cantidad ante los ojos de las autoras del catálogo. Y, pese a ser ambas muy buenas conocedoras de la pintora y su trabajo antes de embarcarse en esa aventura, se han llevado más de una sorpresa. Como conocían a la artista y su forma de trabajar, no les ha extrañado que a estas alturas sean más de 700 las obras localizadas e identificadas -«la inmensa mayoría, desconocidas para todos salvo para sus propietarios»-, y están convencidas de que el catálogo, «aunque hay que ponerle al trabajo una fecha de finalización», nunca se terminará de cerrar «porque intuimos que tiene que haber mucha más obra de Menchu por ahí».
Entre los aspectos que más les han llamado la atención en su búsqueda destaca el hecho de que «aunque tuvo algún altibajo, como todos, siempre mantuvo un altísimo nivel de calidad». Y, sobre todo, han descubierto la fuerza de una faceta hasta ahora secundaria de la obra de Menchu Gal, conocida sobre todo por su trabajo como paisajista: su carácter de excelente retratista. Ese no es el aspecto que más se ha destacado pero, sin embargo, es el que más presencia tiene en las colecciones privadas cuyos fondos se están conociendo por primera vez gracias a este trabajo.
«Es una retratista excepcional -asegura Carmen Monreal-, pero cuando retrata bebés y niños, muchas veces los de las familias de amigos en cuyas casas pasaba temporadas pintando, es sencillamente divina». Los retratos de adultos, en cualquier caso, son también excelentes y «además del valor sociológico que tienen, muestran la capacidad de Menchu Gal para hacer un retrato del discurrir de toda la vida, desde el nacimiento hasta su final».
«Es una retratista excepcional -asegura Carmen Monreal-, pero cuando retrata bebés y niños, muchas veces los de las familias de amigos en cuyas casas pasaba temporadas pintando, es sencillamente divina». Los retratos de adultos, en cualquier caso, son también excelentes y «además del valor sociológico que tienen, muestran la capacidad de Menchu Gal para hacer un retrato del discurrir de toda la vida, desde el nacimiento hasta su final».
Aunque no sea de manera absolutamente íntegra, gracias a este trabajo la mayor parte de «obra colosal» de Menchu Gal estará recogida, catalogada -a cada obra le corresponde una foto y una ficha que recoge la información básica sobre la misma- en un libro cuyas dimensiones parecen fácilmente predecibles. Se pondrá así punto final a un proyecto patrocinado por la Diputación Foral de Gipuzkoa que, pese a no tener una línea de trabajo específica en este campo, «aborda este tipo de trabajos en circunstancias concretas» como ésta o el caso, también en fase de elaboración, del catálogo razonado de Remigio Mendiburu, que había comenzado la familia y se está terminando con la ayuda de la Diputación.
pie de foto:Dedicación. La pintura era la vida de Menchu Gal, que nunca se separaba de sus herramientas de trabajo. :: DE LA HERA
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