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Así será el hotel de San Juan
Su exterior pretende no restar protagonismo al Ayuntamiento; su interior quiere evitar los pasillos cerrados abriéndolos a un atrio
05.08.12 - 00:55 -
«Este edificio remata la plaza de San Juan, su configuración urbanística. Desde el principio, buscábamos una construcción con imagen propia que acompañara el conjunto; que en ningún caso sea más protagonista que el Ayuntamiento ni que la propia plaza». Éste fue el punto de partida con el que Luis Uzcanga y el equipo de su despacho de arquitectos comenzó a trabajar en el proyecto por encargo de Mugaburu, quien finalmente se ha adjudicado, como única concurrente, el derecho de construcción y explotación durante 60 años de la parcela destinada a hotel en la nueva plaza de San Juan.
«Ya desde los pliegos que aprobó el Ayuntamiento venía indicado que el nuevo edificio tenía que formalizar las fachadas de León Iruretagoyena y Berrotaran, tal como hemos hecho». Al mismo tiempo, se planteaba el retranqueo respecto de la acera de los pares de la calle Fueros, para crear una nueva zona prácticamente peatonal, de 15 metros de anchura, que sirva de nexo entre el paseo de Colón y la plazoleta CD Bidasoa. «Las fachadas que dan a Fueros», explica Uzcanga, «tendrán ventanas más reducidas, más verticales, en la línea de los edificios existentes, y con acabado de piedra caliza clara». Las que dan a Colón y a San Juan «son más libres, con mayores ventanales, en escala con el espacio al que se abren» y reivindicando en sus materiales, acero y vidrio fundamentalmente, «que se trata de una construcción contemporánea». El arquitecto donostiarra ha practicado «un juego volumétrico con formas de cajas cada dos habitaciones para evitar la planeidad de una fachada estándar y darle textura». Reforzando la sensación de modernidad, dos de los pisos volarán sobre el acceso espiral al parking subterráneo de León Iruretagoyena. En su conjunto, Uzcanga cree que el edificio responderá también al objetivo de que «enseguida se comprenda que no estamos ante unas viviendas».
Un interior «amable»
Otro de los restos que perseguía el equipo que ha firmado el proyecto era que el interior «resultara amable. Queríamos evitar los típicos pasillos de hotel, largos, oscuros...». La apuesta ha sido por un gran atrio que ocupa el espacio central de los tres pisos de habitaciones y que tendrá aporte de luz natural. Los pasillos de acceso a las habitaciones lo circundarán y su suelo servirá «para una zona de estancia tranquila, un lugar sosegado para los clientes». Los ascensores, acristalados, se abrirán, asimismo, a este atrio.
También se proponen accesos diferenciados para los clientes y para los usuarios de los servicios hosteleros tanto de la planta cuarta como de la baja, y una conexión subterránea, desde el sótano 2 del hotel al parking de rotación, habilitando un acceso directo y cómodo al aparcamiento.
En cuanto a las propias habitaciones «las dobles podrían servir para un hotel de cinco estrellas», aunque el resto sólo cumple las condiciones propias de uno de cuatro, que es lo que se buscaba. «No hay enormes suits de gran lujo, pero sí habitaciones algo mayores, con salón, pensando en el uso de la gente de empresa».
Aunque desde el despacho se han pautado unas líneas para el diseño interior de las habitaciones, Uzcanga asume que «eso compete a la cadena que explotará el hotel», Silken, «que es una marca con prestigio y que sabe lo que hace». Tanto por esta parte como por la de Mugaburu, Uzcanga percibe «mucho interés en este proyecto, muchas ganas de hacerlo y de hacerlo bien. Eso es muy importante».
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