Cuando el río suena…
Las aguas del río Bidasoa han sido a lo largo de la historia testigos de
excepción del devenir de Irún a lo largo de los tiempos. Desde la Antigüedad,
pasando por la Edad Media ,
Edad Moderna y tiempos recientes, son numerosos los distintos autores que se
refieren a este río como parte fundamental de Irún. Se han escrito innumerables
leyendas, detalladas descripciones, canciones, hazañas, crónicas… de este río
que siempre ha estado ligado a Irún e Irún a su río Bidasoa. Una fuerte unión
que ha marcado geográficamente a Irún y ha forjado el carácter y personalidad
de este pueblo.
Como toda relación, la de Irún con
su río no siempre ha resultado tan idílica como la describe alguna conocida
canción. Durante siglos se miraba al río con temor de ser atacados por el
“enemigo”, mirar al río ha constituido una “muga” político-administrativa
muchas veces absurda, otras veces se miraba a sus crecidas aguas con
incertidumbre y preocupación, en ocasiones mirar al río suponía la añoranza de
tiempos mejores y el recuerdo de familiares que tuvieron que huir de la ciudad,
no hace mucho mirar al río era un espectáculo dantesco de aguas multicolores y
olores extraños etc.
El siglo XXI parece a todas luces la
gran oportunidad de reconciliación entre la ciudad y su río, una oportunidad de
oro para dejar de dar la espalda y saber
aprovechar todas las ventajas y opciones que nos puede proporcionar.
En la actualidad, el río Bidasoa
parece volver a recobrar actividad como en tiempos pasados, las gabarras que
surcaban sus aguas cargadas de mercancías y gentes han sido sustituidas por
embarcaciones para la práctica deportiva, las garitas y patrullas de vigilancia
han sido sustituidas por paseantes que disfrutan de un entorno privilegiado,
las empresas que vertían todo tipo de residuos contaminantes han sido
reconvertidas en instalaciones de servicios a los ciudadanos o adaptadas a las
normativas de vertidos.
Para que el río siga siendo parte
activa e importante de Irún es necesario saber preservarlo y mantenerlo como lo
que es, un espacio natural que requiere de especial atención y protección.
Últimamente se han sacado a la luz o recuperados
viejos proyectos, en ocasiones fruto del oportunismo político, que no responden
ni a la necesidad ni a la realidad económica en la que nos encontramos
actualmente. Espacios como los de Oxinbiribil, Iparralde-Gal, Azkenportu y
tramo de la N-1 hasta Behobia son una oportunidad para acercar Irún al Bidasoa
e integrar el río en la vida de la ciudad. Los espacios antes mencionados tienen que
responder y saber adaptarse a las necesidades de la ciudad y del río,
manteniendo siempre un equilibrio necesario.
También
habrá que saber resolver los problemas que plantea el río en su estuario que
con la entrada de aguas marinas durante la pleamar
retiene las aguas del río y decanta en su fondo lodos y materiales arrastrados
durante sus 70
kilómetros de cauce por tierras navarras e irundarras
hasta fusionarse con el mar Cantábrico. La cantidad de lodos y materiales
acumulados en los últimos años están produciendo graves y cada vez más
continuos problemas a vecinos de Behobia.
Está claro que Irún tiene una deuda
con su río y que tendremos que saber hacer frente a los problemas, pero también
saber aprovechar las oportunidades que nos ofrece nuestro río.
El tiempo y las gentes pasan, pero
el río e Irún permanecerán siempre unidos siendo testigos de la historia y el
devenir de nuestro territorio. En nuestras manos está el saber entender esta
unión y sacarle el mayor rendimiento posible.
Foro
Ciudadano Irunés.
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