domingo, 14 de octubre de 2012

La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun-«Yo tenía mi propio negocio, pero llegó la crisis, me metí donde no debía y lo perdí todo»-«Vivo en una habitación de alquiler y tengo una nieta a mi cargo»

Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa, el domingo día 14 de Octubre de 2012.


IRUN

La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun

70 personas han acudido este año al comedor y 99 han utilizado el servicio de duchas. Los educadores del centro reciben «a gente que llega en estado de shock» y tratan de ayudarles «a retomar sus vidas» 

14.10.12 - 01:05 - 


La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun
Como en casa. Un usuario del centro lee el periódico en el espacio de acompañamiento . :: F. DE LA HERA





La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun
Responsables. Laura Vegas , Nadia Fabo y Feli Goikoetxea. :: F. DE LA HERA





La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun
Servicio. Simulación de una usuaria recogiendo su bandeja.





La crisis perfila un nuevo tipo de usuario en el Punto de Atención Social de Irun
Un menú. Ensalada, arroz con salsa de txipis y bacalao. ::F. DE LA HERA








Son las diez de la mañana. Un hombre mayor lee el periódico en una estancia del Punto de Atención Social de Irun, mientras un joven consulta en el ordenador las ofertas de empleo. Desde esta habitación compartida, que trata de asemejarse a la sala de estar de cualquier casa, se escucha el balbuceo de una niña de poco más de un año. La pequeña va y viene por el pasillo, a la espera de que su madre termine de hacer la colada en el servicio de lavandería.
Hay movimiento a esta hora de la mañana en el Punto de Atención Social, habilitado desde hace un par de años en uno de los edificios del complejo del Antiguo Hospital. El centro, gestionado por la Fundación RAIS, a través de un convenio con el Ayuntamiento de Irun, ofrece servicios de comedor, duchas, higiene personal y lavandería, además de acompañamiento para la búsqueda de empleo y vivienda, entre otras necesidades vitales.
Antes del mediodía, hay un constante ir y venir gente que entra y sale de las duchas, que pide ayuda para rellenar una solicitud o que viene a consultar el servicio de buzón, por si alguna empresa ha respondido a su petición de empleo. «Muchos dejan esta dirección, porque están en la calle o no tienen domicilio fijo o no están empadronados», explica la coordinadora del centro, Nadia Fabo.
La llegada
La 'hora punta' es la de la apertura del comedor, un servicio para cuya utilización hay que cumplir una serie de requisitos: ser mayor de edad, encontrarse en situación de riesgo o de exclusión social, estar empadronado en Irun, con una antigüedad mínima de un mes y no percibir la Renta de Garantía de Ingresos, ni la Ayuda Económica de Inclusión Social. En lo que va de año, 70 personas han utilizado el comedor. El servicio de duchas ha recibido a 99 usuarios, el de higiene personal, a 81 y la lavandería, a 52. En el espacio de acompañamiento han sido atendidas 122 personas.
Las instalaciones son modernas, limpias y acogedoras y el comedor funciona a modo de self-service. Nada que ver con los aquellos comedores de la beneficencia que muchos guardamos en nuestro imaginario. Tampoco el usuario medio se parece al que frecuentaba este tipo de servicios hace sólo unos años. El perfil ha variado sensiblemente desde que sobrevino la crisis.
La coordinadora, Nadia Fabo y la responsable de Intervención Comunitaria del Ayuntamiento, Feli Goikoetxea, facilitan la información sobre las cifras y perfiles de los usuarios. «A todos ellos les pongo cara», dice Nadia. «Muchos llegan en estado de shock, porque en su vida se imaginaron que un día tendrían que recurrir a un servicio como éste».
Cruzar la puerta del Punto de Atención Social es, en muchos casos, un acto de valentía. «El perfil del usuario actual es el de un hombre que se ha quedado sin trabajo en una edad complicada para reinsertarse en el mundo laboral», añade la coordinadora. «Un ejemplo típico es el del camionero que ha ganado un sueldo digno durante muchos años, hasta que llega la crisis y se queda sin poder ejercer su profesión. Y además, se queda sin camión, porque no había terminado de pagarlo. A causa de todo esto, entra en una crisis familiar y tiene que salir del domicilio. La red social se le tambalea y empieza la debacle».
Aunque al Punto de Atención Social acuden menos mujeres que hombres, el perfil de las usuarias no es muy diferente, con un añadido. «Las mujeres, suelen provenir de situaciones familiares complicadas de origen o tienen hijos con una serie de problemáticas»
La tensión en la que viven algunos de los usuarios se mantiene bajo control. Jamás se ha registrado en el centro un problema de violencia. «Nunca hemos tenido que llamar a los municipales, ni expulsar a nadie. Hay una normativa básica de convivencia y se respeta».
Pero si hay un denominador común entre los usuarios del Punto de Atención Social, ése es «la soledad», apunta Feli Goikoetxea. «Cuando llegan aquí están absolutamente solos. Por eso, el centro es algo más que un comedor. Es un espacio para estar, para hablar, para compartir, para relacionarse. El 95% de la gente que viene al comedor acude también a la sala de acompañamiento. Se toman un café, hacen grupo, se crean amistades...»
Nadia Fabo cuenta el caso de un chico joven que llevaba tiempo viviendo en su coche. «Me dijo que, hasta que llegó aquí, tenía miedo de volverse loco, porque pasaba un día detrás de otro sin hablar con nadie. Se hizo un trabajo estupendo con él». Está saliendo.
La salida
La salida no es fácil, pero es posible. Estamos hablando de personas que viven en la calle, en un coche, en una tienda de campaña, que comparten un garaje o un local o que han alquilado una habitación con derecho a cocina. «Hay que ir dando pasitos, acompañándoles para que retomen sus vidas. Cada uno lleva su ritmo. Se hace mucho trabajo con los educadores del centro, Laura Vegas y Borja Gamarra y también mucho trabajo en red con las trabajadoras sociales y con los diferentes departamentos del Ayuntamiento».
Colgado en una pared de la sala de acompañamiento, hay un dibujo con un lema: 'Nunca te rindas'. El dibujo representa a un pelícano que está comiéndose a una rana, pero ésta saca sus manos por los dos lados del pico y agarra del cuello al pajarraco. «Hay una gran diferencia entre dejarse comer y resistirse y esa es la actitud que nosotros intentamos impulsar», dice Nadia.

JOSU, 43 AÑOS, USUARIO DEL COMEDOR SOCIAL

«Yo tenía mi propio negocio, pero llegó la crisis, me metí donde no debía y lo perdí todo»

14.10.12 - 01:03 - 
Josu es el nombre supuesto de un usuario del Punto de Atención Social de Irun. Aunque prefiere no revelar su identidad, sí quiere dar su testimonio y contar su experiencia en el centro. Guipuzcoano del Goiherri, tiene 43 años. Llegó a Irun hace seis y se incorporó al comedor social poco después de que lo abrieran. Tras unos años infernales, Josu ha comenzado a levantar cabeza y está tratando de salir de una situación desesperada, que él mismo se presta a relatar.
«Hace unos años, yo tenía mi propio negocio. Era un restaurante familiar. Por causa de la crisis y por meterme en cosas que no tenía que haberme metido, por ayudar a mi familia, terminé mal», dice. «Perdí mucho dinero, lo perdí todo, me endeudé y me tuve que ir de mi casa. Ahora vivo en una habitación alquilada, por la que pago 300 euros».
Llegó un momento en el que Josu «no tenía ni para comer. Fue un cúmulo de circunstancias que se me amontonaron y me llevaron a una situación tremenda. Empecé a buscar ayudas sociales y cuando estaba buscándolas, me hablaron de este comedor, donde he estado viniendo casi desde que lo abrieron».
Ahora, aunque sigue visitando a diario el Punto de Atención Social de Irun, Josu ha dejado de acudir al comedor. «Me han dado una ayuda social y no tengo derecho a utilizarlo. La situación que tengo ahora es mejor que la que tenía antes, cuando empecé a venir, pero sigo con graves problemas económicos, por los embargos del negocio que tuve. Tengo una minusvalía y un problema de salud en una pierna, pero estoy en esa lucha. Quiero salir. A ver si cuando me recupere, puedo arrancar y encuentro trabajo y otro sitio donde vivir, porque vivo en un cuarto piso sin ascensor y ando mal para subir».
Lo que no ha dejado de hacer Josu es «venir al Punto de Atención Social. Vengo muy contento, todos los días, soy el más veterano del local. Ellos me han ayudado mucho y me siguen ayudando a hacer los papeleos y a manejarme con la informática. Son una gente estupenda».

MERCEDES, 51 AÑOS, USUARIA DEL COMEDOR SOCIAL

«Vivo en una habitación de alquiler y tengo una nieta a mi cargo»

14.10.12 - 01:02 - 
Mercedes tiene 51 años y es viuda. Nació en San Sebastián, aunque vive en Irun desde hace más de 30 años. El pasado mes de agosto se quedó sin trabajo. No percibe el subsidio de desempleo ni, por el momento, ayuda social alguna. Vive en una habitación de alquiler «con derecho a cocina y a baño» y tiene a su cargo a una nieta de 6 años. «La he criado desde que nació y está preciosa», dice. Mercedes es usuaria del Punto de Atención Social desde que perdió el empleo y se quedó sin ingresos.
«Yo siempre he hecho trabajos de limpieza y también he trabajado en hostelería. Los últimos ocho
años he estado trabajando en una villa, haciendo tareas domésticas y criando a dos niños. Pero en agosto me quedé sin trabajo. No cobro nada en absoluto, ni desempleo. ni nada y eso que tengo una minusvalía. Sólo tengo año y medio cotizado, porque no me hicieron el seguro hasta que salió la normativa nueva».
Mercedes conoció la existencia del comedor social «por mediación de mi hermano, que me trajo aquí. Vine muy mal. Me junté con Laura, Borja y Nadia y me están ayudando mucho. Son gente maravillosa. Vengo aquí a comer y a intentar solucionar los problemas. Voy a hacer un mes que estoy viniendo y he levantado mucho la cabeza».
Lo que espera ahora Mercedes es «encontrar algún trabajo. Me están ayudando mucho. Hoy me han dado 17 ofertas para que vaya a mirar. Tengo una edad difícil para encontrar trabajo, pero espero que tarde o temprano salga alguna cosa y pueda salir adelante».

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