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Un espacio común y multicultural
Adiskidetuak suma a sus actividades de intercambio cultural talleres de integración y servicios de asesoría jurídica y laboral
04.07.13 - 00:51 -
En el año 1999, un grupo de personas, autóctonas e inmigrantes, que buscaba un espacio común de expresión, fundó el colectivo Adiskidetuak. Un año después, la agrupación ya estaba inscrita en el registro de asociaciones del Gobierno Vasco. Aquel colectivo que nació con el objetivo de organizar «actividades lúdicas y de intercambio cultural» ha ido creciendo hasta convertirse en un centro de intervención sociocultural de referencia en la comarca del Bidasoa.
Rocío Calderón, colombiana, licenciada en Derecho, que fue juez en su país y acaba de homologar el título en España, es la actual presidenta de Adiskidetuak. «La asociación ha ido ampliando sus servicios, porque, con el tiempo, se vio que había mucha desinformación en el tema de extranjería. Desde 2006, se comenzó con un proyecto más potente. Brindamos asesoría jurídica y laboral, no solo para inmigrantes, sino también a gente de aquí. Hacemos labor de sensibilización y tenemos una serie de talleres orientados a la integración. Tenemos un taller de cocina vasca, para que la gente que llega, sobre todo chicas que trabajan como empleadas de hogar, tengan unas bases; tenemos talleres emocionales, que dirige la psicóloga Gema Campo; ofrecemos colonias para niños en julio y agosto...».
Los talleres son gratuitos y posibles, a través de las subvenciones que la asociación recibe del Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento. Además de los servicios mencionados, Adiskidetuak realiza «un reparto de comida y ropa entre gente que está en peligro de exclusion. Son personas que están fuera del empadronamiento y que no pueden acceder a las ayudas», explica Rocío Calderón. «Nosotros estamos cubriendo esa carencia. Hay gente en la comarca, de aquí y de fuera, que no puede empadronarse y hay quien ha tenido que empadronarse en un coche».
Voluntarios y apoyos
Adiskidetuak cuenta con alrededor de un centenar de socios, pero tiene más de 2.400 usuarios. Algunos de los que acudieron a pedir ayuda a la asociación y pudieron mejorar su situación, devuelven el apoyo recibido trabajando como voluntarios. Es el caso de la mexicana Pilar Arteaga, «que trabaja en el restaurante Zuberoa y dirige nuestro taller de cocina vasca los miércoles, que es el día en el que libra».
La junta directiva de Adiskidetuak es un reflejo de la multiculturalidad que caracteriza a la asociación. De ella forman parte, además de Rocío Calderón, la nicaragüense Karla Zavala, administradora contable que ejerce como tesorera; el profesor senegalés Joao Gomes Maguar, que es el secretario y las bidasotarras Idoia Icardo, abogada, vicepresidenta y coordinadora del servicio de aesesoramiento jurídico y Marilén Ceberio, voluntaria encargada del reparto de alimentos y ropa.
Idoia Icardo enumera las principales consultas que recibe en la asociación. «Son sobre solicitudes de regularización, renovaciones de personas que ya tienen su tarjeta, información sobre denegación de nacionalidad, búsqueda de empleo, abusos por parte de empleadores que no reconocen los derechos del trabajador...».
Presidenta y vicepresidenta aseguran que todo este trabajo sería irrealizable «sin la ayuda de los voluntarios y sin apoyos como el de Bidasoa activa, que nos cede la cocina donde se lleva a cabo el taller o como el del párroco de la Sagrada Familia, Jokin Mitxelena, que presta el local de Cáritas de Pío XII para las colonisas de los niños».
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