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El Museo de las Mariposas del Mundo reabre sus puertas tras la reforma
El próximo sábado por la mañana se celebrará una jornada de puertas abiertas
15.10.13 - 00:15 -
Inquietantes. Acherontia atropos o Esfinge de la calavera, mariposa que se hizo popular con la película 'El silencio de los corderos'.
Paneles. Manuel Aguirresarobe y Belén Sierra en el reformado Museo de las Mariposas. :: FOTOS F. DE LAHERA
Descubiertas. Proclosiana Eunomia, descubierta por Manuel Aguirresarobe. Solo vuela en una zona de Fontibre (Cantabria).
Protegidas. Mariposas de las islas de Melanesia, con las que no se puede comerciar. Cada una tiene su propio permiso para ser expuesta.
El Museo de las Mariposas del Mundo, ubicado en la calle Larretxipi, vuelve a abrir sus puertas tras las obras de reforma llevadas a cabo en sus instalaciones. En los últimos meses, se han realizado una serie de trabajos de saneado, pintado de paredes, climatización e iluminación, así como de instalación de expositores, material audiovisual y nuevo mobiliario, por un importe de 23.500 euros. Con estas obras de mejora, la colección de 7.000 mariposas de los cinco continentes, propiedad del irunés Manuel Aguirresarobe, vuelve a exponerse al público de forma permanente y, ahora sí, en condiciones adecuadas.
El próximo sábado, día 19, de 10.00 a 13.00 horas, el Museo de las Mariposas celebrará una jornada de puertas abiertas para todo el público interesado. Fuera de esta jornada, la visita al museo puede realizarse en cualquier día de la semana y durante todo el año, pero requiere de cita previa. El propio Manuel Aguirresarobe, que es quien realiza las labores de conservación y custodia de la colección, ejerce de guía de los visitantes del museo y damos fe de que es un guía de lujo.
Luz y humedad
La delegada de Cultura, Belén Sierra y el propietario de la colección de mariposas explicaron ayer los detalles de las obras de mejora del museo. «Han sido unos trabajos en los que Manuel nos ha llevado de la mano, porque han estado enfocados a la conservación de la colección en las mejores condiciones», señalaba Belén Sierra. «Se ha hecho una pequeña obra para que todos los interesados, niños y adultos, puedan adentrarse en un mundo singular y apasionante».
Uno de los principales colectivos que visita el Museo de las Mariposas «es el de los escolares, de entre 10 y 12 años, cuando están estudiando ciencias naturales. El museo es como un aula de la Naturaleza, en la que se les enseña qué influencia tienen las mariposas en nuestra vida y cómo influimos nosotros en la suya», explica Aguirresarobe.
El entomólogo y propietario de la colección agradeció al Ayuntamiento «esta pequeña obra que ha servido para proteger la colección, ya que la iluminación anterior se iba comiendo los colores de las mariposas y su vistosidad. Ahora se ha puesto una iluminación adecuada y un sistema de deshumidificadores y se han protegido los expositores con una pequeña valla».
Además de la exposición, el museo muestra fotografías y proyecta un audiovisual en el que puede observarse el ciclo vital de los lepidópteros en sus distintas fases (huevo, oruga, crisálida y mariposa).
Recorrer de la mano de Manuel Aguirresarobe el museo de la calle Larretxipi es, como él mismo decía, «una lección de naturaleza». El entomólogo cuenta que casi todas las mariposas expuestas «son mariposas que vuelan de día. Pero las mariposas diurnas son sólo el 10% del total. El 90% vuela de noche. Hay muchas mariposas nocturnas muy bellas, pero menos conocidas porque no las vemos.
Bellezas de vida breve
También nos cuenta que la inmensa mayoría de las mariposas que formas la exposición «son machos. ¿Y por qué? Pues porque para cada hembra de mariposa nacen de 15 a 20 machos. Si les quitamos 2 ó 3 machos no influimos mucho en su desarrollo, pero sí influiríamos si les quitáramos una hembra».
Los lepidópteros sólo comen en su fase de oruga, pero no en su fase de mariposa. No lo necesitan, ya que su vida, mientras vuelan, es muy corta. Tanto que las hembras de muchas especies «viven un solo día. Nacen por la mañana, son fecundada inmediatamente, ponen hasta 3.000 huevos y mueren. En cambio, los machos nacen cuatro o cinco días antes que las hembras y una vez que las fecundan siguen viviendo ocho o diez días más, no para fecundar, sino para hacer una función importantísima en la naturaleza, que es la polinización de las flores».
Un 30% de las plantas que producen flor, sólo pueden ser polinizadas por mariposas, porque sólo la espiritrompa de los lepodópteros alcanza el polen. «Cada mariposa tiene su planta y cada planta su mariposa, tanto para alimentarse como para polinizarla. Si una oruga se alimenta de hayas no va a comer ninguna otra planta, por lo que si eliminamos las hayas, eliminamos a su mariposa».
Ejemplares destacados
Le pedimos a Manuel Aguirresarobe que nos destaque algún ejemplar por su belleza o por su importancia y nos lleva al panel de las mariposas verdes de Melanesia. «Están protegidas», dice. «No se puede comerciar con ellas. No es que sean mariposas raras. Allí son muy comunes, pero las islas son pequeñas. Todos los turistas se traían cuadros y otros recuerdos hechos con mariposas, hasta que se prohibió su comercio. Cada una de las que tengo aquí, tiene su autorización para ser expuesta».
Nos conduce después al panel del Gran pavón, «la mariposa más grande de Europa, bastante común en Irun y bastante problemática, porque sus orugas se alimentan de las hojas del manzano y con el boom de las sidrerías cada vez tenemos más manzanos y más mariposas de esta especie». Al lado del Gran pavón hay otra mariposa de tamaño considerable. Un escalofrío nos recorre el cuerpo. «Ésta es conocida como Efigie de calavera, que se hizo muy conocida a raíz de la película 'El silencio de los corderos'. Aparece en la portada del libro del mismo título. Es un problema para los que tienen panales de abejas, porque se come a las ninfas de las abejas. Es de las pocas mariposas come y por eso tiene dientes».
Para terminar, el entomólogo nos muestra la mariposa más importante para él. Se trata de la Proclosiana Eunomia. «Sólo existe en una zona de Fontibre, en Cantabria y la descubrí yo».
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