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domingo, 26 de octubre de 2014
La sana nostalgia rockera
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 26 de Octubre de 2014.
La sana nostalgia rockera
Integrantes de las bandas cuya historia se recuerda en la actual exposición del Amaia recuerdan el panorama musical de la comarca en los 60 y 70
JOANA OCHOTECO
IRUN
Algunos decían entonces que era una moda, algo pasajero, como bien recuerdan quienes vivieron aquella época. Los augurios se demostraron equivocados porque el rock llegó para quedarse y convertirse, para muchos, en algo más que un estilo de música. Y también llegó al Bidasoa, como bien se recuerda en la exposición que acoge estas semanas el Centro Cultural Amaia. 'Y el rock llegó al Bidasoa'... Y quienes vivieron aquella llegada la rememoran ahora «con sana nostalgia».
Así lo afirma Kaio Benito Sémper, que ejemplifica bien aquella frase de 'los rockeros nunca mueren'. «Lo de la música me viene de familia», asegura este sobrino de los hermanos Sémper, cuya orquesta amenizó cientos de bodas. A los 17 años, Kaio formó el grupo Sonido Joven con dos amigos de su barrio, para un año después, «con los hermanos Ramos, de Anaka», poner en marcha el conjunto Madre Selva. Actualmente, sigue tocando en el grupo Back: «volvimos a juntarnos hace unos cinco años; en un principio, para matar el gusanillo, juntarnos en el local de ensayo y divertirnos. Pero la cosa ha ido a más y estamos tocando bastante en directo».
Luis Escalante fue miembro de Los Cunix, una banda que se formó «durante unos sanmarciales, cuando estábamos en quinto de Bachiller. Me gustaba la música y ese fue el primer motivo. Yo no tocaba la batería para ir en contra de la sociedad, lo hacía porque me gustaba», subraya. Él también recuerda aquellas matinales de los domingos: «nosotros y Los Strings fuimos a hablar con los gerentes de los cines que había entonces en Irun para empezar a organizar aquellos festivales», en los que la asistencia era «masiva. La gente se sigue acordando, después de tantos años».
Aquellas matinales están también en la memoria de Jesús Mari Pulido, quien fuera integrante de Los Rebeldes y Los Bikos. Aún recuerda su último concierto con esa formación, durante una de esas sesiones mañaneras en el Amaia. «Ahora ya no se hacen festivales de aquel tipo. Para ser una población pequeña, en Irun había muchos grupos y de muy buen nivel», asegura. Luis Escalante recuerda también una ocasión en que «la televisión nos llamó a Los Cunix. Nos llevaron a Donostia y nos grabaron tocando una canción en el monte».
Juanjo Sayar, actual jefe de la Policía Local, formó parte de dos grupos: Karro 4 y Los Terkos. «Empecé en el grupo porque nos gustaba la música y era una manera de hacer algo interesante». Su primera actuación «fue precisamente aquí, en el Amaia. Se celebró un concurso en el año 67 o 68, 'Salto a la fama', y participamos». Tras dos o tres años en Karro 4, Sayar pasó a formar parte de Los Terkos, «en la que fue su segunda formación». Recuerda especialmente aquellos concursos en el entonces Cine Amaia: «solía haber mucho público y la gente animaba un montón».
El 'factor frontera'
Escalante y Pulido coinciden en que algo tuvo que ver la proximidad de la frontera con aquella efervescencia musical: «todo lo que conllevaba ser moderno lo teníamos al lado e Irun lo acogió de una manera diferente. Casi nos podíamos compara con Europa, salir de lo que un señor con bigote llamaba 'la reserva espiritual de occidente'», señala el primero. Jesús Mari Pulido apostilla que «cuando aquí no encontrabas discos, cruzabas la frontera y los conseguías allá». «Irun fue una ciudad un poco pionera en ese tipo de cosas, incluso más que Donosti», asegura Luis Escalante.
«Éramos jóvenes, con ilusiones y nos llegó un estilo de música nuevo, que nos llamó mucho la atención», rememora Kaio Benito Sémper. «Lo mejor de aquella época fue que pudimos hacer lo que más nos gustaba, tocar música», asegura Jesús Mari Pulido. Juanjo Sayar destaca «la ilusión de hacer algo divertido y que te gustaba. Y bueno, siempre tenías aquella esperanza de que sonase la flauta y el grupo se hiciera famoso».
Además, Kaio apunta que «conocimos musicalmente a los que serían los pilares del rock posterior: los Beatles, los Rolling Stones... Vivimos ese momento en que aquello parecía una moda, se suponía que pasajera, y que el tiempo ha demostrado que no».
¿Y ahora? Como en el caso de Sémper, los demás también siguen ligados a su pasión de un modo u otro: Luis Escalante es autor de un libro titulado 'Y se hace música al andar... con swing', que ha editado a través de la plataforma digital Amazon, donde puede conseguirse por menos de un euro. Jesús Mari Pulido también asegura que «la música sigue siendo mi principal hobbie».
Comparando aquellos tiempos con los actuales, Sémper señala que «lo positivo es que hoy hay muchos más y mejores medios, y son más fáciles de conseguir. Antes, hacerse con una guitarra o amplificadores era difícil y prohibitivo. Hoy es más barato y asequible; y también hay más locales y bares en los que tocar. Entonces, la gente que andábamos haciendo rock éramos melenudos, hippies o directamente gente rara», rememora con humor. «Hoy el rock se ve como algo normal y cultural». Pero, por otra parte, «es más complicado destacar y vivir de esto, porque hay muchísima más gente que se dedica a ello». Juanjo Sayar añade que, no obstante, «ahora, un grupo que gane algún festival puede tener la oportunidad de que le editen una maqueta. Antes eso no existía, simplemente actuabas. Además, hay muchos más medios y posibilidades para promocionarse».
Reunión de «viejas glorias»
La inauguración de la exposición 'Y el rock llegó al Bidasoa' se convirtió para ellos y para los muchos que fueron parte de aquellos grupos en un reencuentro: «todas las viejas glorias allí, comentando chascarrillos y anécdotas... Josema Martínez», organizador de la muestra, «ha hecho una labor genial», afirma Kaio Benito Sémper. «Un trabajo fantástico, es una exposición muy bien montada», corrobora Jesús Mari Pulido. Luis Escalante añade que «hay fotografías que ni conocía, y a todos nos ha hecho mucha ilusión verlas. Ha sido emotivo, la verdad».
Y no sólo hay fotografías: carteles que anuncian aquellas sesiones matinales, programas de mano, instrumentos originales de aquella época... «Aquí se ha hecho un trabajo muy grande, y que permite comprobar la cantidad de grupos que se formaron en esta zona», asegura Juanjo Sayar. Además de los ya citados, la exposición recuerda los nombres de Los Tarántulas, Los Strings, Los Vamps, Black Stones, Los Bitters, Los Ruidos... Bandas que dejaron su sello en la historia musical de la comarca del Bidasoa, y de cuyo legado se puede disfrutar, hasta el próximo 9 de noviembre, en la sala de exposiciones del Centro Cultural Amaia.
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