En la mesa de operaciones
La talla se hizo en el siglo XVII para el ático del retablo mayor del Juncal, pero nunca ocupó ese lugar y se construyó para ella un altar lateral
El Santo Cristo de Bazcardo está siendo restaurado y volverá a la iglesia en octubre
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Estos son días de mucha actividad en la parroquia de Santa María del Juncal. La festividad de la Virgen se acerca y ha comenzado la Novena. Los feligreses que acuden a honrar a la patrona de Irun echan de menos una imagen: la del retablo del Santo Cristo. No es que el Cristo crucificado haya abandonado el templo en estas fechas tan señaladas. Él sigue en la parroquia. Concretamente, en el almacén del local de Cáritas, donde está siendo restaurado. Allí, sobre una especie de improvisada mesa de operaciones, recibe los cuidados de Marina del Rey, la restauradora que junto con el equipo de Arietta S.L. devolvió el esplendor al retablo mayor de la parroquia.
A golpe de pincel, Marina va limpiando con suma delicadeza cada recoveco del Cristo de Bazcardo. El objetivo es devolverle, en la medida de lo posible, el aspecto que tuvo en origen. Mientras la restauradora realiza su trabajo, Fernando Jiménez, el párroco del Juncal, nos cuenta la particular historia de este Santo Cristo, una talla de alta calidad que nunca llegó a ocupar el lugar para el que fue construido.
El retablo mayor del Juncal, una de las joyas del clasicismo barroco de Gipuzkoa, se realizó entre los años 1647 y 1651. «El arquitecto fue el madrileño Bernabé Cordero y el imaginero, Juan Bazcardo, un navarro de Caparroso, que tenía el taller en Viana. Los dos formaron uno de los equipos más afamados de la época. Acababan de hacer el retablo de Tolosa, que no podemos ver hoy porque se quemó y fueron contratados para hacer el retablo del Juncal, sobre la vida de la Virgen. En el ático del retablo, iba la imagen de este Cristo que ahora estamos restaurando. Sin embargo, nunca llegó a ocupar ese lugar. Al parecer, en la iglesia anterior, que se había tirado en 1508 para construir la nueva, había un Cristo que debía ser de mucha devoción en e l pueblo y el cabildo decidió colocar ese Cristo, que tiene unos 200 años más que el resto del retablo y que es el que siempre ha estado ahí».
Así fue como el Cristo de Bazcardo quedó desplazado aunque, afortunadamente, no solo permaneció en la parroquia de Santa María del Juncal, sino que, posteriormente, se construiría para él uno de los retablos laterales. «Ahí ha estado desde entonces y seguirá estando, una vez restaurado», dice el párroco.
El hecho de que fuera el tándem Cordero-Bazcardo el firmante del retablo mayor del Juncal habla por sí solo de la calidad de la obra. La talla del Santo Cristo, en particular, «es una talla muy buena», afirma la restauradora. «Bazcardo fue un escultor extraordinario y esta talla la realizó en una etapa en la que estaba en pleno apogeo de sus facultades». Otro artista de primera fila completó la obra de Bazcardo: el policromista Juan Salgado.
En dos fases
Entre los años 1647 y 1651 se construyó el retablo, peroen esas fechas solo se doró y se policromó, por parte de Juan Amigo, el primer piso de la calle central, «la Virgen con el camarín, San Juan y San Miguel», añade Marina del Rey. «El resto no se policroma, porque no hay dinero en ese momento. Se tarda un siglo en completar la policromía y es cuando se policroma este Cristo, que va a estar siempre colocado el un retablo lateral».
Durante varios siglos, el Santo Cristo de Bazcardo ha mirado a los fieles desde su retablo, pero también ha salido en procesiones. «La madera estaba deteriorada por ataque xilófago», cuenta la restauradora. «La talla se había restaurado en un par de ocasiones, pero más que restauraciones, se habían hecho reparaciones de la época, probablemente por parte de artesanos, así como algunas limpiezas un poco agresivas. Lo que estamos haciendo ahora es quitar añadidos de intervenciones anteriores o dejarlos difuminados. Lo importante es sacar lo que queda de original en él».
Aparentemente, la talla no está muy deteriorada y además mantiene la policromía original «pero su limpieza es compleja», explica Del Rey. «Hay que ir limpiando muchos recovecos y tienes que ir pensando si quitas esto, si no lo quitas... pero el trabajo va bien. Yo terminaré entre esta semana y la que viene y luego hay que barnizar y tiene que secar. Mientras, repararemos también la hornacina, un trabajo que será más sencillo. Detrás de la cortina que puede verse ahora, hay una pintura que no está mal, pero quenecesita una limpieza. Yo creo que para finales de octubre, como muy tarde, todo el trabajo estará terminado».
La restauración completa del retablo del Santo Cristo tendrá que esperar. «El Ayuntamiento tiene subvención para la imagen, pero con la crisis, la restauración de los retablos laterales no se puede llevar a cabo de momento», recuerda el párroco. También en esta época, habrá que esperar tiempos mejores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario