Flores de producción propia para adornar la ciudad cada temporada
Cada temporada, 35.000 plantas de flor salen del Vivero Municipal para ser plantadas en jardines y zonas verdes
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
El Vivero Municipal, en el barrio de Meaka, disfruta de uno de sus mejores momentos del año. Semanas de trabajo previo lo tienen ahora a rebosar de plantas en flor que van a ir a parar a las calles durante los próximos meses. Miles de ejemplares destinados a calles, avenidas, parques, jardines y glorietas van a completar el efecto ornamental de césped, árboles y arbustos.
A lo largo de varias semanas, se producen 35.000 plantas para la temporada primavera-verano. Se empieza con un pequeño esqueje que se mima hasta que crece lo sufiente como para pasarlo a una maceta mayor. Si la variedad es delicada, un invernadero con los mejores cuidados le sirve a la planta de incubadora en la que hacerse fuerte antes de pasar unas semanas al aire libre para acostumbrarse a lo que se encontrará cuando salga a la calle; si es más resistente, se envía directamente a esta segunda fase. Cumplido el periodo de aclimatación, los equipos de jardinería recogen los ejemplares y los llevan a la ciudad.
Salvias, begonias, alegrías, tegetes, agerantums, vervenas, geranios, cosmos... En torno a medio centenar de variedades se crían en el viviero para la temporada de primavera-verano. Además, «hay distintas variantes: de diferentes tamaño, de colores diversos...», detalla Esteban Jara, responsable técnico del Servicio de Jardinería. El vivero se convierte así, durante muchas semanas, en un espectáculo que reconforta la vista y el olfato.
Tres nuevas variedades
La jardinería está evolucionando hacia una versión «más sostenible, en lo económico y lo ambiental», explica Jara. En esa línea de trabajo, han ido cambiando muchas cosas. Salvo en situaciones muy excepcionales, ya no se utilizan pesticidas y en los diseños de jardines (especialmente en las glorietas) se tiende a propuestas estéticas que requieran menos gasto de mantenimiento. Las innovaciones llegan a las propias plantas. «Hay ejemplares que al cierre de la temporada han aguantado bien. Las volvemos a traer al viviero y las recuperamos».
También se está gestando un cambio más profundo. Las flores de temporada son las que aportan mayor colorido, pero advierte Jara que «hay una tendencia cada vez mayor a llevar a los jardines flores vivaces, que no son de temporada», variedades que aguantan los doce meses, incluso resisten varios años. Es el caso de una de las novedades de este año, una planta con flor de color rosa y agradable fragancia, adecuada para primavera-verano pero que «tiene la virtud de que, cuando llega el frío, la cortas y la temporada siguiente vuelve a crecer y a florecer», explica Jara. No será la única flor nueva de los jardines públicos irundarras este año, ya que se están incorporando nuevos tonos en algunos de los tipos de flores que más se venían utilizando. En ambos casos, el nuevo tono es el amarillo, que parece estar de moda.
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