Un juego nuevo 'made in Irun'
José Valiño ha creado el pulstik, una idea sencilla y divertida que quiere extender
Unos cubos llamados 'tik' y unos palos, 'pul', son la base sobre las que ha ideado y reglamentado 29 disciplinas diferentes
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
José Valiño tuvo una juventud difícil en la que anduvo buscándose la vida. Hace 50 años, enrolado en la tripulación de un yate americano para poder salir de Mallorca, llegó a la localidad francesa de Saint-Tropez, donde enseguida encontró trabajo en una feria. Allí, mientras ganaba unos francos limpiando los coches de la montaña rusa, descubrió un juego en el que el objetivo era usar dos palos para mover un cubo de un punto a otro. «Eran superficies muy lisas y a todo el mundo se le caía», explica Valiño.
Cuando regresó a España, se hizo hueco en una feria ambulante importando aquel juego que había descubierto en Francia y aquí no se conocía. «Di unas cuantas vueltas de aquí para allá, sacando unas pesetas para poder tirar». Pronto cambio de trabajo, se estabilizó, se afincó en Irun y no fue hasta después de su jubilación cuando recuperó la idea de desarrollar aquel juego para hacerlo más divertido, más competitivo.
Hace seis años, tras una charla con su amigo Luis Irisarri, se puso a trabajar en ello. «Empecé comprando 50 mesas, 50 juegos de patas y otros muchos materiales. La bronca que tuve en casa...».
Los primeros dados los confeccionó en corcho, «pero quedaron muy toscos y si los pintaba, se volvían demasiado resbaladizos». Rebuscó entre todo tipo de posibilidades hasta que dio con un material idóneo, la espuma de poliestireno, conocida como foam, y que él tomo para sus primeras pruebas «recortando unos 'churros' para la playa que encontré en un chino» para luego fabricarlos bajo demanda en una empresa de Oiartzun. Dar con los palos idóneos fue algo más sencillo, porque encontró al fabricante perfecto, la empresa irundarra Plásticos Alai que se los hizo en PVC. En ambos extremos les colocó «una empuñaduras de caucho que importé de Inglaterra».
El kit de juego completo, en una versión más básica que la actual, lo completó hace dos años. «Hasta ese momento, solo teníamos prototipos que no terminaban de dar el resultado que yo buscaba». En estos dos años «he aprovechado cada oportunidad que he tenido de explicar y presentar este juego», que ha llamado pulstik, combinando las denominaciones de 'pul' que dio a los palos y de 'tik', para los cubos.
También en ese tiempo, y aconsejado por un familiar, escribió el reglamento para regular las distintas modalidades que ideó para su pulstik. «Cada kit lleva ese documento que explica cómo se debe jugar y qué cosas están prohibidas». Así, fue concretando las diferentes versiones. La base sigue siendo mover los dados de un punto a otro, pero se puede hacer de uno en uno o en grupos grandes, con palos más largos o más cortos; también se puede retar a alzar los dados en vertical... «Se puede jugar en la calle, sobre el suelo, o en mesas específicas para el pulstik. Hay muchas posibilidades», afirma. «Tenemos hasta 29 modalidades distintas». Entre familia y amigos ha encontrado «gente que no lo ha visto interesante, gente que sí y algunos pocos que se han querido implicar de verdad». Hace un año, inició los trámites para la patente «que nos han confirmado este mismo año, hace unos meses», añade. «Es un paso importante».
Un hueco en el mercado
La dificultad de la comercialización está en que la fabricación no es barata «porque no es masiva y porque estamos usando buenos materiales, así que lo estamos vendiendo a unos 40 euros. Tenemos unos cuantos kits, pero no queremos dejarlos en una tienda sin saber si van a estar allí un montón de años cogiendo polvo. No tanto por el dinero, sino porque lo que queremos es que la gente juegue».
Así que trata de venderlos a través de su web, www.pulsimpatik.com, por el boca a boca o en diversas presentaciones públicas que realiza el propio Valiño, aprovechando fiestas y eventos populares. «Lo hemos mostrado en Irun y Errenteria, en varios sitios de Galicia y Asturias». Esas experiencias han sido la vía principal para conseguir ventas. «En un pueblo de Asturias vendimos veintitantos kits en un único día». Ahora se plantea exhibirlo en los colegios de Irun y alrededores para que se vaya conociendo.
Lo cierto es que en sus dos primeros años, el pulstik no se ha extendido tanto como su creador hubiera querido, «pero aún tengo mucha fe. Cada vez que he montado una mesa en algún sitio y gente que no lo conocía se ha puesto a jugar, se lo ha pasado bien. Se ha picado, ha querido ganar al otro, volver a jugar para hacerlo mejor...». También ha podido ver que su slogan, en el que se hace referencia a que se trata de un 'deporte para todos', «es cierto. Hemos visto jugar a niños pequeños de tres años y a abuelos de noventa, y a todas las edades que hay en medio también. Incluso es apto para personas con discapacidades físicas, visuales... Y salvo algunas excepciones, que de todo tiene que haber, la mayoría de la gente se lo pasa bien».
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