Un verano para descubrir a fondo Irun
Durante julio y agosto realizan actividades que, además de divertirles, buscan que conozcan Irun y lo que ofrece
Una treintena de chavales participan en las colonias que desde hace diez años organiza Adiskidetuak
- JOSEBA ZUBIALDE
- IRUN
Todas las mañanas Iyad sube por la avenida de Navarra rumbo a la plaza San Juan, un trayecto en el que es habitual que algunos desconocidos lo aborden para comentarle algún problema. Al cruzar la plaza, abre la puerta del Ayuntamiento, sube las escaleras, entra en la Alcaldía y, tras saludar a su secretaria, el alcalde Iyad se sienta en su despacho frente al ordenador. De repente un 'flash' de la infancia le hace esbozar una sonrisa y repara en que hace 30 años entró por primera vez en esa estancia en una visita que hizo durante unas colonias organizadas por Adiskidetuak. «Quiero ser alcalde», recuerda que le dijo a quien les hizo de guía aquel día.
Quién sabe si Iyad, que actualmente tiene 7 años, algún día será alcalde de Irun. Lo que sí es una realidad es que él y su familia llegaron de Marruecos y saben muy bien lo que es tener que vivir en una ciudad a priori extraña, con idiomas y hábitos de vida muy diferentes que algunas veces suponen una barrera, incluso, para que Iyad disfrute del verano como cualquier otro irundarra. Desde 2006 la asociación Adiskidetuak -dedicada a la asesoría jurídica a extranjeros que llegan a Irun- organiza unas colonias durante julio y agosto dirigidas a «niños de familias recién llegadas que no pueden acceder a otro tipo de actividades como el Solas Jolas», explica Rocío Calderón, secretaria de la organización. Este año, una treintena de chavales de entre 6 y 10 años disfrutan de un 'campamento' que les lleva a jugar en diferentes zonas y «conocer Irun y su entorno». El objetivo, además de divertirse, es que sea «instructivo y les sirva para su conocimiento». Nicaragua, Nigeria, Colombia, Senegal, Pakistán o Arabia Saudí son sólo algunos de los orígenes de estos niños o sus padres, aunque «hay quien ha nacido aquí», matiza Calderón.
El castellano y el euskera se intentan potenciar durante las colonias y «hay chavales que en dos meses pasan de no saber euskera a conocer bastantes palabras y manejarse un poco», comenta Alazne Arteaga, una de las monitoras, mientras Adan, Artur, Elvis, Marina, Iyad, Lorenzo, Isabella, Beyonce, Rafik y Alicia atienden a las explicaciones del delegado de Bienestar Social, Sergio Corchón. Por primera vez el programa contempla la visita al Ayuntamiento, y él es quien les guía y les explica la historia del edificio, su función o cómo se realiza la elección de los concejales. El 'tour' continúa por la Sala de Comisiones o la Alcaldía, donde además de ver el despacho del alcalde -donde Iyad asegura que de mayor quiere serlo-, Corchón les muestra los símbolos de la ciudad.
Un puente para la integración
La visita es «importante», subraya Calderón, y explica que «al ser unos recién llegados es bueno que conozcan los lugares más importantes, quién es el alcalde, cómo se toman las decisiones... todo eso les ayuda a integrarse». Pero el valor de esta actividad va mucho más allá, porque estos chavales, sin saberlo, cumplen la función de «tender puentes» entre sus padres y la ciudad. «Les pueden trasladar todo lo que aprenden y explicarles lo que hay a su alcance. Hay muchos padres que acaban de llegar y no tienen una oportunidad como la de estos niños de conocer diferentes espacios de la ciudad». Para Corchón la utilidad de la visita reside en que «sepan que el Ayuntamiento está para ayudarles en todo lo que necesiten», aunque hace especial hincapié en que «sobre todo es una forma de que se sientan parte de Irun, algo que favorece la integración en todos los sentidos».
Durante todo el recorrido los chavales se muestran curiosos y no dudan en preguntar. La última parada de su visita les lleva al Salón de Plenos, «el lugar más importante», destaca Corchón, y cada uno de los pequeños toma asiento. «¿Quién se sienta aquí?», pregunta Iyad a lo que el delegado responde que «el alcalde». Una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en el rostro del joven. Mientras están sentados, Corchón les explica las tareas que realizan allí y cuál es el papel de cada uno durante los plenos. «Se celebra al menos uno cada mes y son abiertos, así que podéis venir a verlos si queréis», les indica, al tiempo que los niños preguntan uno detrás de otro. Cuando ya no queda ninguna incógnita que desvelar, la visita finaliza saliendo al balcón, una vista que maravilla a los chavales, que no dudan en saludar a todo el que pasa.
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