JOSÉ MENSURO HERNÁNDEZ ‘MENSU’ PINTOR, ESCULTOR Y AUTOR DE LA NOVELA ‘AZUL COBALTO’
“La escritura, como otras artes, me sirve para plasmar cosas a las que no llego con la pintura”
Veterano y reconocido pintor de 82 años de edad, ‘Mensu’ ha publicado ‘Azul cobalto’, novela “ de pura ficción literaria” en torno al mundo del arte, que tan bien conoce.
XABIER SAGARZAZU - Domingo, 24 de Diciembre de 2017 - Actualizado a las 06:12h
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IRUN- José Mensuro acaba de publicar su novela con la editorial Tábula Rasa Ediciones, pero la escritura no le es algo extraño. Nacido en Madrid en 1935, la Guerra Civil trajo a su familia a Irun y en esta ciudad vivió hasta los diez años, para volver a los 26, casado con una irunesa. Hace ya muchos años, combinó imagen y letras en obras como Puertos del País Vasco, además de escribir una obra de teatro (Vacíos) o ser premiado en los Juegos Florales de Hondarribia del año 1964 por Valores eternos.
Es usted bien conocido como pintor pero también ha cultivado una faceta literaria. ¿Por qué ha vuelto a ella de nuevo?
-La escritura es algo que ha estado siempre presente en mi vida, como otras formas de expresión artística. Cuando no podía expresar algo de forma adecuada sobre un lienzo, he recurrido a la escultura, la decoración o la propia escritura.Eso sí, es algo en lo que tengo muchísimo que aprender y mejorar, no es mi especialidad ni mucho menos.
Ha ambientado ‘Azul cobalto’ en el mundo del arte. ¿Qué cuenta en su novela? ¿Tiene trazos autobiográficos o es pura ficción literaria?
-Se trata de la historia de Raúl, un pintor de éxito, que vive una historia ambientada en Irun, Hondarribia y Donostia, con ramificaciones en París, Lisboa y Norteamérica, que poco a poco, se va convirtiendo en un obsesivo deseo de superación, que acaba en una ambición desmedida y le conduce a un fatídico desenlace. Es el trasfondo de la trama, aunque en ella no faltan momentos de novela negra con sus policías, estafas, droga, sexo, misterios y sorpresa, que no voy a desvelar. Y no, lo aclaro desde el primer capítulo. No tiene tintes autobiográficos y es pura ficción literaria, ambientada, eso sí, en un mundo que por mi faceta de pintor conozco muy bien: el de los pintores, marchantes y galeristas de arte;el mundillo del arte y sus entresijos, que tienen facetas que el público no conoce. Pero no son experiencias personales. Yo, ni he ganado ningún Premio Nacional de las Artes ni tengo el éxito con las mujeres que tiene el protagonista de Azul cobalto.
Como otros escritores de la zona del Bidasoa, se ha integrado usted en Oskarbi Kultur Elkartea. ¿Cómo ve la dinámica de este grupo y el trabajo del resto de sus compañeros?
-Por edad, y salvo el caso de Edward Rosset, que es unos pocos años más joven que yo, podría ser el padre o incluso el abuelo de casi todos mis compañeros de Oskarbi, entre los que, por cierto, las mujeres son amplia mayoría. Pero soy el más novato de entre todos ellos en esto de escribir. En el grupo hay gente con muchísimo talento que incluso se está labrando ya una carrera en la escritura, pudiendo dedicarse únicamente a ella. Yo, estoy ahí para aprender de todos ellos. Me tratan muy bien y me siento muy a gusto.
¿Sigue usted pintando?
-Tengo ya una edad e incluso mi movilidad está reducida y me veo obligado a usar muletas. Pero no dejo de pintar, nunca lo he hecho ni lo haré mientras pueda. Hay gente a la que incluso le extraña que sea así. Pero soy de esas personas que no pueden estar quietas. Acabo de terminar con un cuadro de las Gemelas de Hendaia con el mar enbravecido. Sigo pintando y sigo investigando, ahora mismo, en torno a una nueva forma de acuarela. Además, soy socio, y activo, de la Asociación Fotográfica Irunesa. Salgo a captar imágenes y participo en sus exposiciones. Para mí, seguir vivo es seguir con toda esta actividad. Además, me lo paso muy bien y no lo dejaré mientras pueda.
¿Y en la literatura, tiene ya algo nuevo en mente?
-Acabo de terminar hace poco con dos relatos nuevos y tengo en la cabeza tres historias más. Una es de corte policiaco y la segunda, una historia en torno al maltrato a las mujeres, inspirada en dos o tres hechos reales que han llegado hasta mí. Podría dar para una novela. Sería una historia dura y cruda, mucho, para la que tendría que buscar la forma de hacerla al mismo tiempo accesible al lector. Por ahora, es una idea a la que tendré que ver si puedo darle una salida adecuada. Y la tercera de las historias que me rondan por la cabeza, y que tampoco sé si llegaré a escribir, parte de un comentario que hizo un amigo mío y que daría para una historia de corte erótico.
Su txoko predilecto. Las Gemelas de Hendaia. Las he pintado mil veces y de mil maneras.
Un monte. El monte San Marcial, un símbolo de Irun y para mí, que fui muy montañero, accesible hasta hace poco.
Un paisaje. El infinito del mar y los bosques en otoño.
Una playa. Hendaia, por cercanía, es donde nadaba y corría.
Una fiesta. Con familia o amigos, más que las multitudes.
Gipuzkoando
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