La ciudad envuelta en malla
Las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE) tienen mucho que ver en la proliferación de reformas que se ha hecho evidente en el paisaje urbano de Irun. Más de mil comunidades de vecinos han presentado ya ante Irunvi este informe sobre el estado del inmueble que es obligatorio para los que tienen 50 años o más
La primera Inspección Técnica de Edificio entró en el Ayuntamiento de Irun en octubre de 2012. El decreto del Gobierno Vasco sobre las ITE era un desconocido entonces para el común de los ciudadanos. Hace seis años pocos sabían qué significaban esas siglas. Ahora, después de que miles de irundarras hayan tenido que asumir el pago correspondiente a la de su edificio, quien más quien menos sabe apuntar que es algo así cómo 'la ITV de las casas'; un análisis de estructura, seguridad, confortabilidad y eficiencia energética.
«Al principio era un requerimiento para pedir subvenciones; después, las ITEs pasaron a ser obligatorias para poder hacer cualquier obra en un edificio», recuerda Esther Juez, de Irun-lau SL, una administradora de fincas que fue pionera en el encargo de ITEs en Irun. Finalmente, se exigió que todos los bloques con más de medio siglo presentaran su informe antes del 28 de junio de 2018.
Las cifras
- 894
- edificios de más de 50 años han presentado la ITE y otras 122 han entregado un compromiso de estar elaborándola. Para edificaciones de esa antigüedad, unas 1.500 en Irun, era obligatorio hacerlo antes del 28 de junio, pero 1 de cada 3 no lo han hecho aún.
- 133
- inmuebles que no llegan a los 50 años también han realizado y entregado su ITE; en algunos casos para acceder a ayudas del Gobierno Vasco y en otros, anticipándose a la obligatoriedad que les llegará cuando cumplan cinco décadas.
Ese último decreto del Gobierno Vasco fue el que de verdad cambió las cosas. «Nos ha supuesto mucho trabajo de gestión, pero la verdad es que lo hemos escalonado a lo largo de más de un año para que no nos pillara el toro», apunta Pedro María Jorde, de la empresa de administración de fincas Artia Gestión. «Aún y todo, las últimas las tenemos sin presentar porque los técnicos no daban abasto y hemos entregado un justificante de que están en ejecución».
122 inmuebles se justificaron de igual manera ante Irunvi, la sociedad municipal a la que el Ayuntamiento ha encargado que gestione este asunto que el Ejecutivo vasco encomendó a los municipios. Otros 616 han presentado su ITE a lo largo de este 2018. «En total ya son 1.027 los edificios que han presentado su ITE en Irun. 133 tienen menos que esa antigüedad y lo han hecho de forma voluntaria; la mayoría, 894, tienen más de 50 años; son los que estaban obligados», detalla la gerente de Irunvi, Idoia Yarza. El censo de construcciones residenciales con más de medio siglo cuenta en Irun con unas 1.500 entradas. En Euskadi son algo más de 76.000, 21.000 de ellas en Gipuzkoa. Sólo un tercio de esos inmuebles guipuzcoanos de más de 50 años ha cumplido; en Irun, «entre los que han entregado ITE y los que han presentado el compromiso de estar elaborándola estamos en el 65,42%», apunta Yarza.
Aún así, falta uno de cada tres. Como paso previo a cualquier procedimiento sancionador, el decreto «establece que se les requiera que cumplan en un plazo de dos meses», aunque desde Irunvi avanzan que antes de enviar las advertencias a las comunidades que aún tienen la ITE pendiente, «vamos a esperar a un nuevo decreto que sabemos está preparando el Gobierno Vasco» y que se espera para antes de agosto. No cambiará gran cosa, pero podría adaptar la normativa -sin eximir de su cumplimiento- para caseríos y viviendas unifamiliares.
Problemas y beneficios
Para elaborar la ITE, un técnico cualificado pide a los residentes que rellenen encuestas sobre la situación de sus viviendas, visita el inmueble y alguna o todas las casas para realizar una inspección visual y detectar posibles problemas y patologías. En general, las deficiencias abundan porque en las últimas décadas muchos bloques de viviendas apenas han hecho nada, quizá pintar la fachada. El técnico refleja en su informe cómo está el edificio, pero no sólo eso, también qué actuaciones son necesarias y en qué plazo -muy urgente, urgente o a 10 años-. Ese dictamen, trasladado a las instituciones, se convierte en exigencia de obra para la comunidad, con posibilidad de multa por incumplimiento.
Muchos ciudadanos han entendido, por tanto, que la ITE es un gasto -o varios, en función del resultado y las obras que les exija- al que la administración les obliga, empezando por el coste del propio técnico que elabora la ITE. «Ahí las tarifas son muy distintas. Cada uno verá, pero obviamente las diferencias en los precios son por algo», advierte Esther Juez. «Hemos sabido incluso de gente que estaba haciendo las ITE por teléfono». A ella le preocupa que se den esas situaciones, porque «lo importante de todo esto es que las ITE sirven para evitar problemas en las viviendas y para que sean más seguras».
Pedro María Jorde también cree que «aunque suponga un gasto, y en el caso de los administradores mucho trabajo extra por el mismo precio, las ITE son algo bueno». Ambos profesionales coinciden en la misma idea: si la ITE está bien hecha, las viviendas son más seguras, están en mejores condiciones de habitabilidad y, por tanto, se revalorizan. «Gracias a la ITE se ha dado solución a graves deficiencias que estaban ahí y no se atacaban, o que ni siquiera se veían», afirma Juez. «Nosotros», añade, «estamos promoviendo ITEs incluso en edificios que no tienen 50 años. Sirve para que los vecinos sepan cómo está su casa y las obras que deben hacer e ir ahorrando para evitarse sustos y problemas».
'Boom' e incertidumbre
Quienes más notan el efecto de las ITEs son las empresas de construcción. «Empezamos a trabajar en reparaciones certificadas de ITEs hace ya cinco años, pero hasta ahora no ha dado mucho trabajo», aporta David Tombo, de la empresa irundarra Restauraciones Tombo. «Tras los peores años de la crisis, muy duros para el sector, la cosa había empezado a mejorar, pero ahora se ha disparado». Asegura que «no todas las fachadas con andamio están en obra por una ITE, pero muchas sí». Prevé que habrá más, porque muchos informes «se han entregado en el último medio año y es bastante frecuente que exijan reparaciones puntuales o integrales en fachadas, vuelos de balcones, aleros del tejado...». Más allá, Tombo apunta que también «hay muchas obras que se hacen también por la ITE pero no se ven porque no requieren andamio».
Este boom de actividad «está generando mucho trabajo y haciendo que vuelva gente que había dejado el sector». Ojo, sin embargo, porque advierte que «también es un momento de incertidumbre. Hay demasiada demanda y los precios pueden subir. Eso afecta al cliente, pero también a las propias empresas, que pueden llevarse 'sustos' al darse cuenta de que que no pueden responder al presupuesto que hicieron sin perder dinero. Ya hay empresas con problemas».
Como en Irunvi y como los administradores de fincas, Tombo también cree que las ITEs «mejorarán las casas y con ellas mejorarán las ciudades. Y no va a parar. Las que ahora tienen 49 tendrán 50 el año próximo; las que tienen 48, dentro de 2, etc. Pero además, dentro de 10 años se juntarán las que tienen 40 con las que han hecho la ITE en 2018», porque, efectivamente, el informe tiene fecha de caducidad. A la década de presentar el documento debe entregarse otro para que el mantenimiento y el cuidado sean los debidos y la espiral descendente no vuelva a ponerse en marcha. Irun es una ciudad envuelta en malla.
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