Francia intensifica los controles en la muga para impedir el paso de migrantes
Registran los trenes de Euskotren y les hacen bajar de los autobuses en la misma frontera | Los desplazados son obligados a regresar a Irun, en virtud de los acuerdos bilaterales con España y por el cierre de fronteras del país galo
Son las 8.30 horas. El autobús de la compañía Pesa que ha salido a las 7.00 de la mañana de Bilbao, y que ha hecho 'escala' a las 8.15 en la estación de autobuses de Donostia, se dispone a cruzar el puente internacional de Santiago, en la muga de Irun con Hendaia. De repente, se detiene en mitad del camino. La Policía francesa le ha dado el alto. Enseguida, dos agentes suben al vehículo y examinan a los pasajeros uno a uno, reclamando su documentación. Se fijan en los subsaharianos, a los que identifican. Pasados unos minutos, los agentes descienden del autobús y, tras ellos, un grupo de siete personas de raza negra. Seguidamente, los policías les introducen en una furgoneta conducida por un agente que no va uniformado y se los llevan de allí para devolverlos a territorio español a los pocos minutos.
Desde el inicio de verano, la presencia de Policía francesa en todos los puntos de la frontera de Irun con Francia se ha visto incrementada. En este caso no se trata de un aumento del nivel en la alerta terrorista, hecho que ha llevado al Gobierno galo a extremar la vigilancia fronteriza desde los atentados de París. No, los agentes franceses no buscan precisamente terroristas. Centran ahora su trabajo en detectar migrantes en tránsito que intentan atravesar la frontera, tras llegar a Irun después de haberse jugado la vida para llegar a la península en pateras. Y no escatiman esfuerzos en dar con ellos. Los controles se han intensificado de tal forma que los policías peinan todas las formas de atravesar la muga. Incluidos los medios de transporte públicos. Vigilan la estación de Hendaia tanto del tren (SNCF) como de Euskotren y hacen dar media vuelta a los migrantes irregulares que detectan, paran los autobuses de línea entre Bilbao, Donostia y Baiona en la misma frontera y los registran, dan el alto a quien intenta pasar a pie, por no hablar de los controles rutinarios a los vehículos a motor... «Los controles son sistemáticos y les da igual si son menores o personas que podrían solicitar asilo», denuncia Jon Aranguren, representante de SOS Racismo en Irun.
Cobertura legal
Fuentes de la Prefectura de Pirineos Atlánticos prefieren no explicar los detalles del operativo puesto en marcha. «No podemos informar al respecto», aseguran al otro lado del teléfono. Pero tanto este periódico, como las organizaciones humanitarias que trabajan a ambos lados de la muga han constatado las devoluciones en la misma frontera. Incluso, desde Euskotren han enviado una circular a sus trabajadores para que colaboren con la Policía francesa y faciliten un billete de vuelta a los migrantes cuando son interceptados a su llegada a Hendaia.
La legalidad de estas 'devoluciones en caliente' ha sido denunciada y criticada por las organizaciones que ayudan a los migrantes a ambos lados de la frontera como SOS Racismo o La Cimade, que trabaja en el mismo Centro de Retención Administrativa de Hendaia, una especie de CIE, en donde se confina a los migrantes irregulares antes de decretar su orden de expulsión.
La Policía francesa lleva a cabo estas devoluciones en la misma frontera bajo el paraguas de los acuerdos bilaterales con España que les permiten llevar a cabo la devolución de estos migrantes irregulares cuando los detectan en la misma frontera. «También lo pueden hacer cuando se interceptan dentro de las primeras cuatro horas desde que cruzan la frontera. En esos casos, están obligados a llevarlos hasta la frontera de Biriatou y a entregarlos a la brigada de Extranjería de la Policía Nacional, mediante un procedimiento administrativo muy sencillo. Lo que ocurre es que la mayoría de veces no se cumple este requisito y la Policía gala directamente los abandona en la frontera», explica Mikel Mazkiaran, presidente de SOS Racismo.
En los casos en los que los migranmtes son interceptados pasadas cuatro horas, entonces el país galo estaría obligado a hacerse cargo de ellos y llevarlos a un centro de retención como el de Hendaia, según Mazkiaran.
No obstante, Julie Aufauer, portavoz de la organización francesa La Cimade, de ayuda a migrantes en Hendaia, asegura que también en esos casos en ocasiones la devolución es inmediata en la misma frontera. Además, añade que la Policía gala actúa de esta forma porque tiene el paraguas legal de la declaración de estado de urgencia, tras los atentados de París. «Desde entonces la frontera francesa está teóricamente cerrada para quienes no son ciudadanos europeos y los agentes fronterizos pueden impedir el paso, sobre todo a quienes no tienen documentación en regla», afirma.
«Al final lo consiguen»
El hecho de que la Policía gala impida de forma sistemática el paso de migrantes que llegan a Irun, provoca que muchos tengan que prolongar su estancia en la ciudad fronteriza. En ocasiones, las ONG han denunciado que se han quedado sin sitio en el que dormir, porque ya habían pasado por el albergue preparado en el gimnasio del colegio Leka Enea o habían cumplido los cinco días máximos de pernoctación. «La pasada noche se quedaron fuera del recurso cinco personas», afirman desde SOS Racismo Bidasoa.
No obstante, según aseguran desde la ONG, a pesar de los obstáculos que se encuentran, la mayoría de migrantes «al final consiguen pasar la muga. Si no es a la tercera, a la cuarta».
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