«Es una suerte poder cantar ópera en casa»
Los guipuzcoanos Ángel Pazos, Iker Casares y Darío Maya forman parte del elenco de 'Turandot' | La Asociación Lírica Luis Mariano y Amici per la Musica di Cuneo representan hoy y mañana la obra de Giacomo Puccini en el Amaia
«Turandot, la pura, será la esposa de aquél que, siendo de sangre real, resuelva los tres enigmas que ella le propondrá. Pero el que afronte la prueba y resulte vencido ofrecerá al hacha su cabeza soberbia». Así empieza la última ópera de Giacomo Puccini, que la Asociación Lírica Luis Mariano, en co-producción con Amici per la Musica di Cuneo, representará hoy y mañana, a las 19.00 horas, en el Centro Cultural Amaia.
El jueves por la tarde, día de ensayo general, el teatro era un hervidero. Sobre el escenario, se iban colocando las últimas piezas del atrezzo, mientras Angel Pazos comentaba algunos detalles con el director de escena, François Ithurbide. Anatxo Guezala, la regidora del coro, iba y venía para tener todo preparado en esta ópera, «en la que estamos casi todo el tiempo en el escenario», decía.
Se oía hablar en italiano entre bambalinas y a algunos de los componentes del elenco calentando voces. Salvo tres de ellos, todos han llegado a Irun desde distintos lugares: Roma, Palermo, Barcelona, Valencia, Madrid, Segovia... Ángel Pazos, que interpreta al príncipe de Persia, Iker Casares (el emperador chino Altoum) y Darío Maya (el mandarín) son, sin olvidar a los componentes del Coro Luis Mariano, los cantantes locales que veremos sobre el escenario del Amaia.
«Como una familia»
Hablamos con Iker y Darío en el patio de butacas, minutos antes de que el ensayo general abra sus puertas a 400 escolares de Irun, una actividad habitual en las óperas de la asociación Luis Mariano, que los cantantes valoran mucho y con la que siempre se divierten.
«Es una suerte poder cantar ópera sin tener que salir temporadas fuera», dice Iker Casares. «Yo tengo otro trabajo que no tiene nada que ver con la ópera, porque la vida te lleva por otros caminos y además, acabo de ser padre. Pero el hecho de tener aquí las producciones de la Asociación Luis Mariano o las de Sasibil en Donosti, en las que también participo, me da la tranquilidad de poder cantar y estar en el escenario, que es lo que más me gusta. Estoy muy contento con el papel que me han dado en 'Turandot', pero también cuando vengo a reforzar el coro, donde conocí a mi mujer, que es coralista. Es un coro que es como una familia».
Iker Casares valora la labor de la Asociación Luis Mariano y reconoce la dificultad que supone mantener, desde hace quince años, una programación regular de ópera. «Es muy complicado», asegura. «El mérito está en hacer una buena gestión. No puedes pretender ser Zara cuando lo que tienes es una pequeña tienda de ropa. Eso se ha entendido muy bien aquí en Irun. Tuvimos la suerte de que se juntó un grupo de gente con un gran peso en la ciudad y de que el Ayuntamiento entró en el proyecto desde el principio. La gestión es buena y es algo que hay que agradecer a la Asociación Luis Mariano, a Ángel Pazos y al Ayuntamiento. Se habrá hecho mejor o peor, pero se hace y, a partir del cuarto o quinto año, el público se ha asentado, valora que haya en la ciudad una temporada de lírica y la espera».
«Una pasión»
También para el pasaitarra Darío Maya la ópera es «una pasión». La ha vivido en casa, desde niño «porque mi padre era un melómano. Mis compañeros se sorprenden a veces, porque me sé las óperas enteras».
Darío empezó en la cantera del Andra Mari, pasó al coro de adultos y ha colaborado con el Orfeón Donostiarra y con el Coro Easo. Al igual que Casares, Maya llegó el jueves al ensayo, «después de hacer mis ocho horas en un trabajo que no tiene nada que ver con la ópera, pero siento pasión por esto». Si viviera en Madrid o en Barcelona, se dedicaría a cantar al cien por cien, «pero aquí , en Gipuzkoa, no es fácil. Hay carencia de afición. Los teatros no se llenan con las óperas. Se llena la Quincena Musical, porque también es un acto social, pero la gente no acude a otras citas».
Por eso, Darío aprovecha todas las ocasiones que se le brindan. Desde 2008, participa en las producciones de la Lírica Luis Mariano y también viaja. Este año ha participado en cuatro títulos de la temporada del Teatro Real y en uno del Liceu.
'Turandot' le ha dado ahora el papel del mandarín y está encantado. «Soy el que da inicio a la ópera, el primero que actúa cuando se abre el telón», dice.
El ensayo pedagógico está a punto de empezar. Iker Casares ha participado con éxito como presentador en más de uno. «Es una experiencia agotadora, pero merece la pena», asegura. «Nos divertimos mucho. Los niños vienen a la ópera vírgenes, sin prejuicios. La idea de que la ópera es aburrida o elitista se la transmiten los adultos. Ellos flipan en colores con el decorado, el vestuario y las voces. Se lo pasan muy bien. Para mí, es un trabajo fundamental el que se hace con ellos. Siempre recordarán que una vez estuvieron en la ópera y les gustó, aunque luego les lleven al fútbol».
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