«La música clásica me ha servido para ser muy feliz»
Txaro López, viuda de José Manuel Azkue, rememora que fue en Irun donde «nos conocimos. Era un artista... y guapo». Se emociona al recordar a su marido. José Manuel Azkue ya tocaba el órgano a los 11 años. A los 21, comenzó a ayudar al organista de la parroquia del Juncal en misas y funerales. Entre las décadas de los 50 y los 70 vivió en Estados Unidos. Desde su regreso a Euskadi y hasta su fallecimiento, fue organista titular de la iglesia Santa María de San Sebastián.
También la vida de Txaro López ha estado ligada a la música. En su caso, su instrumento era su voz: fue solista en varios coros, y se confiesa «una gran admiradora de la música clásica. Esa afición me ha servido para ser muy feliz», afirma. Asegura que «Irun, y también Hondarribia, tienen unas raíces muy fuertes en lo que se refiere a la música. Hay gente buenísima», subraya.
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