Desde el andén de la magia y la ilusión
Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a la estación de Irun desde Oriente en un Tren Real cargado de regalos
Como son magos, Melchor, Gaspar y Baltasar no se vieron afectados ayer por las obras del túnel de Gaintxurizketa y llegaron en hora a la estación de Irun. El andén del Tren Real procedente de Oriente no aparece y desaparece por arte de magia como el 'Nueve y tres cuartos' por el que Harry Potter accede al Expreso de Hogwarts, pero casi. Ambos son producto de la ilusión y generan idéntico brillo en la mirada de los más pequeños.
La llegada del Tren Real a la estación de Irun, propiciada por la BAF 7301, la apertura de las puertas del convoy y el primer saludo de Melchor, Gaspar y Baltasar a la chiquillería componen uno de los grandes momentos mágicos de la noche de Reyes en la ciudad. Pero no es el único. Hay muchos más y todos son maravillosos.
Tras chocar la mano con los cientos niños y niñas que acudieron a la estación a recibirles, los Reyes Magos, acompañados de sus ayudantes, fueron conducidos en el Tren Verde hasta sus respectivas carrozas, que les esperaban para dar inicio a la cabalgata. Desde la calle Hondarribia hasta la plaza de San Juan, y a pesar de los 4 ó 5 grados de temperatura, las aceras eran un hervidero de chavalillos impacientes por ver a los Magos de Oriente en persona. Sus Majestades realizaron el recorrido sin parar de saludar a pequeños y mayores. Escoltados por decenas de antorcheros, Melchor, Gaspar y Baltasar estuvieron muy bien acompañados por la Banda de Música Ciudad de Irun, la Sociedad Irungo Atsegiña, Santiagoko Deabruak, la Academia Analía Bellydance, Zorongo Batukada, la Fanfarre Los Perolas, las Majorettes de San Vicente de Paúl, la Coordinadora de Grupos de Tiempo Libre, Ondare Kultur Elkartea y Skola Music.
Ya en la calle Iglesia, los Reyes Magos descendieron de sus carrozas y se dirigieron a pie hacia la Casa Consistorial para entregar los primeros regalos de la noche. En los arkupes, les esperaba el Niño Jesús, ante el que se arrodillaron, dejándole el oro, el incienso y la mirra.
Una fanfarria de trompetas anunció después otro de los grandes momentos mágicos: el saludo de Melchor, Gaspar y Baltasar desde la balconada del Ayuntamiento.
«Por fin hemos llegado a Irun. ¡Qué alegría veros!», dijo el rey de la barba blanca. «Cuando miro ahí abajo veo miles de peques, porque desde aquí reconozco también en vosotros, amonas y aitonas, amas y aitas a quellos niños y niñas que seguís llevando dentro. Ni ese pelo blanco, como el mío, ni esas arrugas consiguen esconder el brillo en los ojos que tenéis en una noche como ésta. ¡Recordad: nunca dejéis que ese niño que lleváis dentro deje de brillar y de soñar!».
Igual que Melchor, Gaspar reconoció a miles de niños y niñas iruneses y les deseó «una noche mágicay maravillosa. Compartid los regalos que recibís y seguid llenando de sonrisas vuestra vida y la de los que os rodean».
Baltasar contó que aprovechan cada viaje para conocer otras culturas y costumbres «y aprender de personas diferentes que siempre nos enseñan algo nuevo. El rey mago confesó estar «un poco estresado después de leer tantas cartas y organizar los regalos», pero aseguró que ha encontrado «la clave para desestresarnos: dedicar tiempo a lo realmente importante y estar con los que más queremos».
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