Un frontón energéticamente eficiente
Las características de las canchas del Uranzu suelen chocar con los criterios de eficiencia, pero se ha logrado que el edificio tenga certificación A
Las obras de reforma del frontón Uranzu van dibujando cómo será este equipamiento en el futuro. Los muros exteriores, sobre los que se ha empezado a instalar el material de acabado, apuntan las formas del frontón desde fuera. Por dentro ya se ha completado la distribución y se han añadido las distintas capas de la cubierta, incluida la que queda a la vista, un techo acústico que amortigua, siquiera levemente, algo de eco. La luz natural estará más presente que nunca, tanto por arriba como por los laterales, en los que ya se han instalado los acabados para los vanos de los muros: una pared translúcida hacia la calle Juncal; dos enormes cristaleras hacia el parque Sargía.
La delegada de Obras, Cristina Laborda, señala que aunque ya empieza a asomar la «nueva relación con el parque y la Parte Vieja que tendrá el Uranzu», será con el acabado exterior, que ya se ha empezado a colocar, cuando se vean «los juegos de relación que buscamos con la Sargía», que serán más evidentes aún «con la iluminación que proyectará cuando haya uso en su interior».
Pero a la hora de renovar el Uranzu «no solo se pensó en criterios arquitectónicos, también en mejorar la eficiencia energética del frontón», explica la técnico del área de Obras, Ana Baena. «Incorporamos medidas de mejora de la envolvente térmica, mejorando el aislamiento en fachadas y cubierta, y planteamos un sistema de iluminación LED», que además del ahorro en consumos tiene otras ventajas como «el encendido inmediato o la posibilidad de regular la intensidad en función del uso que se haga del equipamiento».
Caldera de pellet
Pero la apuesta clave ha sido sin duda «instalar una caldera de biomasa para el agua caliente y la calefacción». Baena admite que tiene algunas pegas como «que requiere un almacén grande para el pellet ('perdigones' de madera prensada que viene de bosques certificados, residuos de talas y restos de podas), pero también grandes ventajas: aporta independencia de los sistemas energéticos habituales (eléctrico y gas), es renovable y contribuye a la lucha contra el cambio climático porque se le estima un balance cero de emisiones: el CO2 que se emite al quemar pellets es equivalente al que absorbe la masa arbolada de la que viene durante su crecimiento», explica la técnico municipal.
Todos los aspectos mencionados por Baena han llevado a que el Uranzu vaya a contar con una certificación energética A, «la máxima para un edificio. Me parece muy destacable», valora el delegado municipal de Medio Ambiente, Miguel Ángel Páez, «que se haya alcanzado cuando hablamos de un edificio tan singular como un frontón, que es un espacio muy abierto». El edil también subraya como un valor de sostenibilidad en este proyecto que «no se ha demolido el frontón antiguo para hacer uno nuevo, sino que se ha reconvertido, rehabilitado. Ha sido un reto para todo el equipo del área de Obras y han conseguido sacar el mejor resultado posible».
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