Jesús María Zubiaga: «Estamos preparados si el G-7 obliga a cerrar la frontera y tenemos que evacuarla»
Viceconsejero de Seguridad del Gobierno Vasco
Esos días «ya son difíciles con la 'operación retorno', por lo que hay un plan para evacuar a quienes se queden en carretera a lugares acondicionados para el descanso»
Solo falta una semana para que la cumbre del G-7 se celebre en Biarritz. Del sábado 24 al lunes 26 Trump, Merkel, Macron, Johnson, Trudeau, Abe y Conte discutirán sobre política y economía al otro lado de la muga. Las autoridades francesas llevan tiempo trabajando para garantizar la seguridad tanto de los asistentes a la cumbre como de los biarrotas, pero el Gobierno Vasco también se enfrenta al G-7 como uno de los grandes retos del verano. La reunión de los mandatarios internacionales no va a pasar desapercibida en Gipuzkoa y el Ejecutivo de Vitoria teme por el colapso de las carreteras durante la próxima semana. «La mayor preocupación es el tráfico», admite el viceconsejero de Seguridad, Jesús María Zubiaga, que asegura que trabajan con todos los escenarios posibles, «desde unos controles normales donde solo se ralentice el tráfico hasta un cierre de frontera».
- ¿A falta de una semana para que comience el G-7, cuál es su mayor preocupación?
- La mayor preocupación en este momento es el tráfico. Estamos seguros de que el G-7 va a incidir en la circulación. Es una preocupación tener unos operativos que puedan responder a toda la casuística que se pueda dar con la 'operación retorno' en marcha y con unos controles importantes de la Policía francesa por motivo del G-7.
- ¿Ante esta situación, con qué escenarios trabajan?
- Tenemos establecidas distintas hipótesis de lo que pueda pasar. Desde unos controles normales donde solo se ralentice el tráfico, hasta un cierre de frontera ante cualquier incidente grave que pueda darse al otro lado de la muga. Para afrontar esta situación tenemos previsto un seguimiento de lo que está ocurriendo las 24 horas, información directa con Francia a través del Centro de Cooperación Policial y Aduanero (CCPA), unos planes de tráfico y planes de contingencia para el caso de cierre.
- ¿Hasta qué punto contemplan un cierre de frontera?
- En principio no está previsto ningún cierre, pero tenemos que contar con todas las alternativas posibles.
- ¿Qué ocurriría en ese caso?
- La frontera se cerraría si algo grave ocurriera en Biarritz o alrededores. Ante esto, lo que tenemos previsto en coordinación con la DGT es desviar los vehículos antes de que lleguen a Euskadi, o incluso en Vitoria, de manera que puedan coger rutas alternativas sin acercarse a Biriatou. Por otro lado, con DYA, Cruz Roja y Bomberos hemos establecido un plan de atención a las personas que puedan quedarse en carretera. Incluso junto a ayuntamientos de la zona como Donostia o Irun hemos preparado un protocolo para evacuar a las personas que se queden en carretera a lugares de descanso en los que puedan dormir y alimentarse. Con Osakidetza también hemos trabajado en un plan de actuación. Y no solo eso, hay establecida una línea de acceso para los servicios de emergencia de manera que una carretera colapsada no impida atender a quien lo necesite.
- Junto a la DGT han lanzado reiterados mensajes para evitar el paso fronterizo de Biriatou durante esos días. ¿Seguirán los conductores sus consejos?
- Esperemos que así lo hagan. Hay que separar el tránsito de vehículos privados del de transportistas. Para estos últimos va a estar prohibido el paso de frontera durante todo el fin de semana. Ya se les ha avisado desde hace tiempo para que busquen rutas alternativas o días alternativos. A los ciudadanos también les hemos lanzado el mensaje para que eviten pasar la muga. Los que no tengan otro remedio tendrán que hacerlo, pero quienes quieran ir a la playa deberán elegir otro día. Ese fin de semana ya es de por sí complicado por la 'operación retorno', y si a eso le sumamos el G-7, la incidencia en el tráfico va a ser inevitable. De todas formas, los viajeros europeos ya fueron informados al respecto mediante folletos, consulados y demás en la 'operación salida' de finales de julio.
- ¿Y qué tienen que hacer las más de 4.000 personas que cada día cruzan Biriatou para ir a trabajar?
- Hay muchos guipuzcoanos que viven en Iparralde y viceversa, pero estamos en agosto, de vacaciones, y hay menos personas trabajando. Además, de los tres días del G-7 dos son sábado y domingo. Aun y todo, quien tenga que pasar deberá armarse de paciencia, salir antes y llegar más tarde a casa, además de esperar que no haya nada grave que obligue a las autoridades francesas a un cierre de frontera.
- En cualquier caso, al coincidir con la 'operación retorno' los atascos serán inevitables.
- Así es. El mismo fin de semana de 2018 se registró una media de 30.000 vehículos diarios por la frontera de Biriatou y llegamos a tener colas de hasta 14 kilómetros. Este año, con los controles, se va a tardar más en pasar la frontera, por lo que las colas van a ser mayores. En el otro lado, esperamos que con las acciones de información ejecutadas se reduzca el número de vehículos. En el mejor de los casos, parte del colapso de los controles se compensaría con una reducción de coches.
- ¿Hay prevista alguna medida especial si las temperaturas son especialmente altas durante esos días?
- Si hace calor la situación se complica. Normalmente, es gente que está acostumbrada a sufrir atascos y no quiere salir del coche y dejar ahí sus pertenencias. Para prevenir incidentes sanitarios, está previsto ir regando coches si hace demasiado calor, al igual que tener grúas colocadas en determinados puntos estratégicos para que un coche averiado no contribuya al caos.
- ¿Le causa intranquilidad la seguridad ciudadana?
- La mayor preocupación es el tráfico, pero podemos tener incidencias de orden público, así como incidentes contra intereses económicos. Por eso tenemos planes preventivos, de seguimiento y de reacción. No tiene por qué suceder nada, pero, en cualquier caso, estamos preparados para ello.
- ¿Se prevén disturbios en la contracumbre de Ficoba?
- En principio no parece que vaya a haber disturbios importantes en Ficoba. La contracumbre se va a centrar en una serie de conferencias y actos donde discutirán lo que ellos consideren oportuno. Terminará con la manifestación del sábado 24. En todo momento se han seguido los trámites administrativos oportunos para realizar la anticumbre de forma autorizada. En la manifestación y en Ficoba, además, hay unas personas que se responsabilizan de ello, que son los que han reservado el recinto o los que se han puesto en contacto con las autoridades. Si ocurriese algo tenemos un dispositivo preparado para poder actuar. Al igual que en tráfico, jugamos con todos los escenarios posibles. Parece que será una contracumbre más intelectual, pero puede haber algún movimiento antisistema que quiera aprovechar esa cita para otro motivo. De todas formas, no podemos olvidarnos de que el G-7 no es aquí, es en Francia. Es la Policía francesa la que tiene que hacer un importante trabajo para evitar problemas allí.
- ¿Mantienen contacto con el Gobierno francés?
- Sí. Llevamos tiempo en contacto con la secretaría de Estado de Seguridad y con la prefectura de Pau para ver lo que se mueve. Los antisistema normalmente quieren la foto en la cumbre, poder demostrar cómo hacen frente a ese acto. Eso se celebra en Biarritz, ni en Irun ni en Donostia.
- Además de los 15.000 agentes franceses, unos 4.000 ertzainas trabajarán durante el G-7, lo que supone la mitad del total de la plantilla. ¿Puede provocar esto que otras zonas de Euskadi queden desprotegidas?
- Son 4.000 ertzainas que estarán trabajando durante esa semana en tres turnos. En Euskadi, de punta a punta, tenemos dos horas. Podemos movilizar a patrullas en muy poco tiempo, pero los 4.000 no van a estar en Irun. Una incidencia contra la cumbre no tiene por qué producirse ahí. Hay muchos ertzainas que esa semana estaban de vacaciones y se les ha llamado para venir a trabajar. En ningún momento se va a quedar otra parte de Euskadi desprotegida. Los ertzainas que habitualmente trabajarían en los servicios ordinarios van a seguir haciéndolo.
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