El producto fresco local busca salida
Desde que se decretó el confinamiento no se celebra en la plaza Urdanibia el mercado de los sábados
Muchos productores locales de alimentos tienen canalizada su venta de productos hacia intermediarios de la cadena de abastecimiento. Algunos de esos, como varias marcas de supermercado, han ampliado su apuesta por verduras y frutas de cercanía.
Varios caseríos y huertas de la comarca no han perdido sus sistemas habituales. Los hay que dan salida a sus existencias, al menos a una parte, mediante cestas que reparten a domicilio, como venían haciendo ya antes de que se decretara el confinamiento. También hay otros que encuentran salida en tiendas de la ciudad dedicadas a productos ecológicos y/o, aún más específicamente, de kilómetro 0.
En cuanto a esto último destaca Labore Txingudi, un proyecto que parte de la premisa de ofrecer a sus clientes el surtido más amplio y útil posible trayendo los productos de tan cerca como sea posible. «La verdad es que nosotras estamos trabajando más», admite Dornaku Lantz, una de las impulsoras de Labore. «Está viniendo gente del barrio porque somos una opción de establecimiento de alimentación en su entorno. Hay gente que viene y ni siquiera sabe que lo que tenemos es producto local y ecológico».
Para una tienda que apenas lleva unos meses en funcionamiento «es bueno incluso porque nos están conociendo nuestros vecinos». También a algunos de sus proveedores locales, como el caserío Oihanalde, productor ganadero de carne ecológica y que también vende a domicilio y por internet, «yo creo que les está yendo bien. Se están quedando sin algunas cosas».
Labore, no podía ser de otra manera, está muy implicado en el colectivo Bidasoa KM 0 para el impulso del consumo de lo local. «Estamos intentando ponernos en contacto con caseríos y huertas que en estos momentos tengan dificultades para sacar su producción, pero nos está costando». Por eso invita a quienes lo deseen a pasar por la tienda «y hablamos de ver cómo podemos colaborar. El problema suele ser que normalmente todos sacan los mismos productos de temporada a la vez, pero a veces escasean cosas aunque estemos en temporada, como guisantes y habas ahora mismo, y podemos buscar algún encaje». Hay un objetivo, «a medio-largo plazo, de intentar coordinar la producción de los caseríos de Irun para que la oferta sea más variada y sea más fácil dar salida a todo».
De momento, se trata de paliar la ausencia del mercadillo de los sábados. En esa línea surgió también el mercado de frescos que ayer acogió el frontón txiki del Frontón Uranzu. Tres productores locales, habituales del mercadillo, vendieron allí sus productos de forma ordenada y controlada. «Es que se nos estaba poniendo todo malo», aseguraba Guadalupe Etxebeste, del caserío Oianzabaletako Borda. Gestionó ayer uno de los puestos. Para las 12.00, hora y media antes de lo previsto, estaban recogiendo porque se había acabado todo, «excepto algunas plantas de vivero. Yo he sacado todo salvo unas pocas habas. Ha hecho bueno y ha venido mucha gente. No sé si siempre va a ser así, pero de momento, si nos dan permiso, yo el sábado que viene volvería a hacerlo».
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