Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 30 de Agosto de 2020.
La Covid-19 ha arrasado en todos los sectores y el de los comerciantes es uno de ellos. Además, una zona estratégica como la de Behobia se ha sentido aún más golpeada ante la falta de turistas. Rubén Fraile explica que, a pesar de que las cifras sean malas y la caída de ingresos sea de más de un 25%, se pueden dar con un canto en los dientes y estar contentos viendo la situación que se está viviendo en el resto del Estado.
–¿Qué tal ha ido el verano?
–Al final, en el barrio, a todos nos va muy parecido. Si sube la afluencia de gente, subimos todos; y si baja, bajamos todos. Unos podrán cifrar más o menos, pero el porcentaje de subida o bajada es el mismo. Las tres primeras semanas, tras la apertura de la frontera hasta el 15 de julio, trabajamos muchísimo, pero a partir de ahí ha ido cayendo y las pérdidas del confinamiento son irrecuperables. Cuando el cliente ha sido el turista y no ciudadanos de la zona nuestras cifras en ventas han bajado.
« » « » « »CLIENTELA«Cuando el cliente ha sido el turista y no ciudadanos de la zona, nuestras cifras han bajado»CON LA MUGA CERRADA«Fueron días muy duros; además no veías la luz al final del túnel. Es duro estar en tu casa»
–¿Les ha ido mejor o peor de lo esperado?
–Si en marzo nos dicen que estaríamos trabajando como estamos trabajando ahora lo hubiésemos firmado en cualquier lado, pero la verdad es que las ventas han caído en cuanto a los últimos años y nos vamos a ir a cifras de hace seis años. Si sumas los incrementos del IPC más la bajada que hemos tenido, igual estamos hablando de más de un 25% de caída, que tal y cómo está el resto de España nos podemos dar con un canto en los dientes y estar contentos, pero las cifras son malas.
–Viven de la clientela francesa y la apertura de la frontera les fue vital.
–Aunque se iniciase la desescalada en el Estado, nosotros seguíamos dependiendo de que la frontera se abriese y no se abría, por lo que nuestras ventas eran de cero ingresos.
–¿Cómo fueron esos días sin apenas ventas?
–Fueron muy duros, porque además no veías la luz a final del túnel. Es duro estar en tu casa cuando estás acostumbrado a estar todo el día trabajando y con actividad. Lo más duro de todo es la incertidumbre, el no saber si van a ser tres meses, seis o un año y no saber qué puedes hacer. Tú puedes montar la mejor tienda pero aquí dependemos de la subida de impuestos, del cierre de la frontera, de que se haga un G7 en Biarritz... Todo lo que no depende de nosotros nos afecta y nos afecta a mal.
–¿Algún comercio va a bajar o ha bajado ya la persiana?
–Hay comercios que han bajado la persiana y prevemos que septiembre y octubre van a ser muy malos. No es por ser llorones, sino porque nuestro tipo de cliente de invierno es gente mayor que hacen excursiones con el Imserso, que están suspendidos, y pasan por aquí a comprar. Tambien vivimos del cliente que coge la autocaravana y va a Marruecos, que ahora está cerrado. Esos clientes hacen el 40-50% de la caja de estos proximos meses y este año no van a venir.
–Entonces, ¿cómo va a ser este invierno?
–Muy duro. Creo que habrá comercios que cierren y otros aguantarán a duras penas. Va a haber despidos de gente, porque es inviable mantener el personal viendo las previsiones y todo por lo que ya hemos pasado.
–En Francia no es obligatorio el uso de la mascarilla. ¿La clientela ha sido responsable?
–Mucho más de lo que pensábamos al principio. Pensábamos que íbamos a tener cristos de verdad; algunos sí hemos tenido pero la mayoría lo respeta. Respetan mucho más de lo que pensamos.
–¿Han recibido apoyo por parte de las instituciones?
–Somos un sector muy particular, de frontera, que cuando se hacen leyes, ayudas... no se nos tiene en cuenta. El Ayuntamiento de Irun ha trabajado muy bien con los bonos de comercio y a nosotros nos han venido muy bien, aunque se contemplaba que solo lo gastaran las personas de Irun en Irun, y a nosotros mucho no nos valía.