«Esto no es coser y cantar, hay que añadirle mucho trabajo y dedicación»
Manoli Cámara Moral y Ramoni Ansa Arbide , de 'Jostunak', llevan más de una década arreglando y confeccionando prendas
En 1935 cincuenta hombres cogieron sus pesadas bicicletas de hierro y unas pocas herramientas para arreglar averías e iniciaron la primera Vuelta a España. Así nació una de las pruebas más queridas por los aficionados a las dos ruedas. A lo largo de estos 85 años, han cambiado muchas cosas. Esas viejas bicicletas de hierro ahora son unas sofisticadas máquinas de fibra. Lo mejor de lo mejor para que podamos disfrutar de la velocidad y de las hazañas de los ciclistas. Este año, La Vuelta celebra su 75 edición y, a pesar de todo, lo ha hecho a lo grande. Ha salido de Irun y sus más de 170 ciclistas recorrerán cerca de 2.800 kilómetros con unos maillots bien remendados y reforzados. De eso se han encargado Ramoni y Manoli de Jostunak. Dos mujeres que llevan kilómetros de hilo utilizados cosiendo y confeccionando todo tipo de prendas. Ellas valen para un roto, un descosido y una Vuelta a España.
–Manoli, allí en Ficoba, entre tanto ciclista y tanta bici, estabas tú con tu dedal...
–Así es, allí he estado cogiendo el bajo a los pantalones y sobre todo reforzando algunas zonas de los maillots. Cada ciclista lleva tres, así que imagínate... ¡ni sé cuántos he arreglado!
–Los corredores de esta Vuelta a España van a ir bien vestidos, de eso no hay duda.
–Sí, sí. Todos se han llevado sus maillots bien puestos. Uno, incluso, un día me preguntó si le podía arreglar la cazadora. Nada, en un momentito le puse un trocito de tela y arreglado. ¡Se fue encantado! La verdad que he trabajado muy a gusto, todo el mundo me ha tratado muy bien. Los primeros quince minutos tuve nervios, luego ya nada.
–Pero, Ramoni, ¿antes ya habíais arreglado algún maillot?
–¡Claro! Sí, sí, unos cuantos ya hemos arreglado aquí en la tienda, en Jostunak. Nunca habíamos arreglado uno profesional, eso sí. Llevamos 12 años en Jostunak, casi hemos arreglado de todo, pero esto ha sido toda una experiencia.
–¿Cuándo empieza la historia de estas dos 'jostunak', Manoli?
–Yo creo que nos conocimos en el 2000. A los cuatro años o así, decidimos ponernos a coser por nuestra cuenta y al poco tiempo ya nos lanzamos a montar 'Jostunak'. En un principio estuvimos en un local muy chiquito de la calle Iglesia. A los años cambiamos a otro local más grande y hace poco, a este en el que estamos.
–'Jostunak', pero nómadas también...
–Ya no nos vamos a mover más. Lo hemos prometido, sobre todo porque nuestros familiares nos han dicho que ya no nos ayudan más. (Risas)
–¿Y por qué cambiasteis, Ramoni?
–Por las clases de costura. El primer local era muy pequeño, ahí no se podía hacer más que trabajar. Veíamos que cada vez más gente nos preguntaba por clases, había un interés, así que como las dos tenemos el título y somos súper emprendedoras pues... ¡nos lanzamos a la piscina! Para hacer las clases necesitábamos un local más grande. Y ahora, en el que estamos, es perfecto. Tenemos una zona para trabajar nosotras, donde hacemos el día a día de los arreglos y las confecciones, y otra zona en la que dar las clases.
–¿Cómo son las clases?
–Ahora hemos tenido que reducir el aforo, claro, todo ha cambiado, pero tenemos gente de todo tipo. Tenemos a chicas muy jóvenes que están muy interesadas en aprender. Algunas alumnas llevan dos o tres años. Mira, tenemos una chica que empezó con 14 años. Algunas vienen para aprender un poco y otras para, incluso, hacerse su propia ropa.
–¿Coséis a máquina o a mano?
–Las dos, pero intentamos que le pierdan el miedo a la máquina, a las cosas nuevas. Y también damos clases en euskera, que no son muy habituales. Aqui en 'Jostunak' también nos gusta cuidar nuestro idioma mientras cosemos. Es un mundo súper bonito, la verdad. Yo creo que la gente está encantada.
–Es vuestro mundo, Manoli. Seguro que coséis desde la cuna...
–Casi, casi. Ramoni, tú empezaste con 18 años ¿verdad? Yo comencé más jovencita. Con 3 años ya tenía mis propias agujas. Tengo un dedal que igual ya no me cabe, pero lo tengo guardado. Siempre me ha gustado coser y tengo claro que esto es algo que te tiene que gustar. Las dos hemos cosido muchísimo, esto es una profesión que requiere de mucha dedicación y trabajo. Se dice que coser y cantar, yo añadiría que también trabajar. (Risas)
–En 'Jostunak' no paráis, ¿verdad?
–Muy poco. Mira, el martes cerramos y nos suelen decir: «qué bien que tenéis un día de fiesta, os lo merecéis». Si supieran que casi siempre estamos dentro trabajando... Pero no nos quejamos, todo lo contrario, tenemos que agradecer a nuestra clientela su fidelidad y cariño. Viene gente de Navarra y de Francia. Intentamos cuidar mucho el trato y asesorar con todo. Aquí no cogemos el bajo y ya, si vemos que a la prenda se le puede sacar partido y va a quedar mejor, lo proponemos.
–Qué importante eso para quienes no nos lanzamos a aprender, Ramoni...
–¡Claro! Aquí ayudamos siempre, a quien sabe y a quien no sabe. También nos estamos especializando en tallas grandes para que todo el mundo pueda llevar prendas que le sienten como un guante. Esa es nuestra intención.
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