martes, 29 de diciembre de 2020

Laura Rodríguez: «Los mayores quieren vacunarse, pero hay casos en que las familias les meten el miedo a hacerlo»

Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 29 de Diciembre de 2020.

Laura Rodríguez: «Los mayores quieren vacunarse, pero hay casos en que las familias les meten el miedo a hacerlo»

Se felicita de que «la vacuna ha sido el mejor regalo» y reconoce que «ya se nota más alegría en la residencia»

Laura Rodríguez, en los exteriores de Caser Hondarribia, la primera residencia en recibir la vacuna del Covid. /lusa
Laura Rodríguez, en los exteriores de Caser Hondarribia, la primera residencia en recibir la vacuna del Covid. / LUSA
Miguel Ángel Mata
MIGUEL ÁNGEL MATA
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Laura Rodríguez se levantó ayer «totalmente normal, sin ningún síntoma ni sensación extraña». No sería relevante si no fuera porque es una de las 180 personas que el domingo formaron el primer grupo de vacunados contra el coronavirus en Gipuzkoa. Es la directora del centro Caser Residencial Betharram de Hondarribia, la residencia de ancianos que ha pasado a la historia por ser el primer lugar donde se ha inyectado el antídoto en el territorio. Como ella, el resto de trabajadores y usuarios de la residencia amanecieron «con un optimismo y esperanzas renovadas», ya que la llegada de la vacuna les hace ver la luz al final de este túnel que está siendo la pandemia de Covid. «Es el mejor regalo de Navidad posible», recalca. De los 118 internos del centro, 4 se negaron a ponerse la vacuna. Rodríguez lamenta que «la amplia mayoría de ancianos no se ha planteado no vacunarse», y que los que lo han hecho «ha sido influenciados por sus familiares». Ante ello, pide a los allegados «que hagan más caso a sus mayores, que ya han pasado epidemias y se vacunaron contra la viruela, y no les infundemos nuestros miedos».

– ¿Cuándo y cómo se enteraron de que iban a ser la primera residencia de Gipuzkoa en recibir la vacuna?

– La Diputación nos lo comentó a finales de la semana anterior a Navidad, creo que el viernes, pero sin poder confirmárnoslo todavía en aquel momento. La confirmación ya vino la semana pasada.

– ¿Por qué han sido ustedes?

– No lo sé, la verdad. Supongo que uno de los factores que habrán valorado es que no tenemos enfermos Covid, pero en esta situación estamos varios centros y desconozco qué otros elementos se han tenido en cuenta.

– ¿Qué sintió al recibir la confirmación de que sería su residencia?

– Una gran satisfacción. No tanto por el hecho de ser los primeros, sino porque cuanto antes estemos todos vacunados, mejor.

– Ya que sirve como referencia para otras residencias, usuarios y familiares, ¿ha sido mucho lío organizativo o se puede equiparar a otras campañas de vacunación, como las de la gripe?

– Ha sido algo más complejo que las vacunaciones de la gripe pero no ha supuesto ningún trastorno ni dificultad especial. Desde el primer momento hemos trabajado conjuntamente con la OSIBidasoa de Osakidetza, siguiendo sus indicaciones, y todo ha ido rodado. Tenemos mucha relación con ellos y nos conocemos bien. En esta ocasión estuvieron viniendo a lo largo de la semana para preparar todo.

«La Diputación nos avisó el viernes 18 de que podíamos ser los primeros, pero no nos lo confirmó hasta unos días después»

«La organización es algo más compleja que para la vacuna de la gripe, pero no supone un trastorno o dificultad especial»

– ¿Puede concretar? ¿Cómo ha sido la organización interna?

– Lo primero que hicimos fue ofrecer a Osakidetza el listado de los residentes y trabajadores y ponernos de acuerdo con la OSIpara organizar el operativo. Establecimos varios puntos de vacunación dentro de la residencia, coincidiendo con los sectores en que está dividido el centro dentro de las medidas de prevención por el coronavirus. Para los usuarios hubo un punto de vacunas por sector, y otro en la planta baja, donde se vacunó la mayor parte del personal. Y en cada punto había dos equipos, uno de personal de Osakidetza y otro con el personal sanitario de Caser.

– ¿Y el día D? ¿Salió todo según lo previsto?

– Mejor, diría yo. No puedo negar que teníamos incertidumbre. Estábamos ante algo nuevo, y con la expectación que se había levantado, con la prensa aquí... Estaba todo bien preparado, pero hasta que no se comprueba cómo funcionan las cosas sobre el terreno...

– Para colmo, las vacunas llegaron una hora tarde...

– Sí. Las esperábamos a las 11 y no llegaron hasta las 12. Recuerdo la emoción que había durante ese rato, a nuestros mayores asomados por las ventanas, expectantes... Y cómo aplaudimos todos cuando llegó la furgoneta de la Distribuidora Farmacéutica Guipuzcoana. Por suerte, todo se desarrolló sin incidencias y en tres horas y media estábamos todos vacunados. El proceso es algo más largo que el de la vacuna de la gripe porque esta hay que prepararla al momento, no se puede mover una vez preparada, y luego hay que introducir los datos del paciente en el sistema.

– ¿Finalmente se quedaron dos residentes sin vacunar como estaba anunciado?

– Al final fueron seis. Dos porque estaban en el hospital y cuatro porque no quisieron. Una de ellas finalizaba su estancia aquí y se iba a su casa. Los otros tres siguen aquí sin haberse puesto la inmunización.

– ¿También hay reacios dentro de los centros de mayores?

– Debo decir que la mayoría de los usuarios de residencias no se han planteado no vacunarse y son los familiares los que les meten el miedo desde fuera. No hablo solo por esta residencia, sino por la información que intercambiamos los responsables de diferentes centros, tanto de Gipuzkoa y Euskadi como del resto del Estado. En una amplia mayoría de casos, los que han decidido no vacunarse lo han hecho influenciados por sus familiares, no por una decisión inicial propia. En general, ellos no tienen miedo a la vacuna. Todo lo contrario, la ven como el principio del fin de este año horrible, lo que les protegerá del virus y les permitirá volver a relacionarse con normalidad y a recibir de nuevo las visitas de sus seres queridos. Es una generación que ya ha vivido otras epidemias, que se vacunó contra la viruela. Deberíamos escuchar más sus opiniones y deseos y aprender de ellos en lugar de infundirles nuestros temores.

– ¿Cómo se va a actuar con esas personas que no se han vacunado?

– Como desde que se inició la pandemia, seguiremos las directrices que nos marquen Osakidetza y la Diputación. De momento todo sigue igual. La del domingo ha sido una primera dosis y hay que inyectar una segunda a los 21 días. Además, aún queda parte del personal por vacunar, así que supongo que cuando en los próximos días vengan a vacunar a estos se les dará otra oportunidad a quienes quedan por hacerlo.

«Desconocemos aún cómo se tratará a los no vacunados. Seguiremos lo que digan Osakidetza y la Diputación»

– Me refería a más adelante, cuando la vacunación vaya avanzando y deban convivir ancianos vacunados con no vacunados...

– Esperaremos las indicaciones de Osakidetza y la Diputación, que son las que marcan la pauta a seguir.

– Usted también se puso la vacuna. ¿Cómo se ha levantado hoy?

– Totalmente normal.

– ¿Y los residentes? ¿Alguien con algún síntoma inusual?

– No. Todos normal. De hecho, con más alegría. Se nota en el ambiente que algo especial ha pasado. La vacuna ha sido el mejor regalo de Navidad posible. Se respira un optimismo y una esperanza renovadas.

– Sobre todo en Bernardina, supongo, la primera en vacunarse y la protagonista estos días en todos los medios...

– Claro. Imagina. Están todos entusiasmados por verse en la tele, en el periódico... Era el tema de conversación esta mañana, lo guapos que habían salido unos y otros. Tanto los residentes como el personal.

La primera por no tener positivos y contar con una estructura que facilitaba el operativo

La decisión de que la primera residencia de Gipuzkoa en recibir el domingo la vacuna contra el Covid fuera Caser Betharram de Hondarribia obedece al hecho de que se trata de un centro que reúne varios condicionantes que facilitaban la logística para un operativo inédito. Fuentes de la Diputación de Gipuzkoa apuntan que «no había unos requisitos preestablecidos», y que la única condición era que el primer centro receptor no tuviera casos Covid. «A partir de ahí, podía ser cualquiera». En Caser se juntan varios aspectos que llevaron a que fuera la elegida. Por un lado, el número de usuarios y trabajadores. Con 118 residentes y varias decenas de empleados, se aseguraba que las 180 vacunas disponibles cubrirían a todos los ancianos que quisieran ponérsela y a buena parte del personal sin el riesgo de que pudiera sobrar alguna. Además, la propia estructura del edificio, con posibilidad de acceso en vehículo hasta la entrada, un vestíbulo grande y espacios suficientes y amplios para poder actuar como salas de vacunación, actuaron a su favor. Del mismo modo, tampoco hay establecidos unos baremos para las próximas vacunas, que se irán suministrando progresivamente en todas las residencias del territorio.

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