Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 23 de Enero de 2022.
Operación recuperar San Miguel
Aguas bravas. El campo de slalom del río Bidasoa fue destrozado por la riada de diciembre y la Sociedad Deportiva Santiagotarrak está trabajando para recuperarlo, con ayuda de otros clubes e instituciones
Los días 10 y 11 de diciembre del año pasado, hace poco más de un mes, nuestros ríos dijeron basta. No solo llevaba lloviendo de forma constante desde hacía muchas jornadas, sino que esos dos días de precipitaciones récord significaron desbordes e inundaciones en muchas partes de Gipuzkoa. Como suele suceder en estos casos, el barrio de Behobia se vio seriamente afectado y, esta vez, también la zona de San Miguel.
Allí, casi llegando a Endarlaza, se encuentra el campo de slalom de aguas bravas, la zona de entrenamientos sobre todo de la Sociedad Deportiva Santiagotarrak pero también de otros clubes guipuzcoanos y donde se suelen disputar competiciones.
Ese campo de slalom quedó completamente arrasado por la riada, la más grande que recuerda el veterano Adrián Santacruz, que ha visto unas cuantas. «Sí, sí, es la vez que más crecido he visto el río, fue impresionante», explica in situ. «Se llevó todas las puertas y partes de la orilla». Santacruz estima en «unos 5.000 euros» la pérdida material y ya está manos a la obra junto con otros integrantes del club para volver a acondicionar el campo de slalom.
Primero, en Etxalar
La riada y este reportaje nos dan pie para que Santacruz, uno de los pioneros de las aguas bravas en Euskadi, nos recuerde que «en los años 70 la zona de entrenamientos estaba en Etxalar». Son los tiempos en los que Mon Ur-
tizberea, Javier Martínez Musku, Xabier Oregi y el propio Adrián Santacruz pusieron las bases de la sección que después tantos éxitos ha dado al club, incluyendo participaciones en Juegos Olímpicos a cargo de Esteban Arakama (dos) y, más recientemente, Ander Elosegi (cuatro),
Sin embargo, aquel emplazamiento «se empezó a quedar sin agua y tuvimos que buscar otra ubicación. San Miguel era la única zona entre Endarlaza y Biriatu donde había un punto de corriente interesante».
Y decidieron trasladarse allí, no sin trabajo. «En Etxalar el cauce era más ancho pero había menos distancia entre orillas que en San Miguel, donde el río es más estrecho pero hay más distancia entre un lado y otro». Eso implicó que «la colocación de las puertas fue más laboriosa. Lo hicimos con un sistema de postes anclados a la tierra pero el río se los llevaba de vez en cuando y fuimos cambiando a los árboles».
Así nació el campo de slalom de San Miguel, que ya tiene cerca de cuarenta años y que ahora necesita una renovación. Como responsable de mantenimiento de la Sociedad Deportiva Santiagotarrak, a Santacruz le está tocando comprar el material y trabajarlo. «Las cuerdas están tardando en llegar y mientras tanto hay que cortar y pintar los tubos que se convertirán en las puertas y montar la estructura».
Él trabaja en tierra, pero la colocación corresponderá sobre todo a los deportistas de aguas bravas. «Urko Zabaleta y los chavales pondrán las puertas, de hecho ya han puesto algunas. Es un trabajo complicado, hay que llevar las cuerdas de un lado al otro en piragua y no cualquiera puede hacerlo. Se podría decir que es un trabajo para profesionales y que ellos lo hacen como si lo fueran, pero sin cobrar».
No se ha quedado sola
La Sociedad Deportiva Santiagotarrak tiene la suerte de que no se ha quedado sola en la tarea de reconstrucción de San Miguel. Es 'su casa', sí, pero son muchos los que la utilizan y eso ha sido tenido en cuenta por los demás.
Urko Zabaleta, uno de los responsables de la sección de aguas bravas, cuenta que «hemos hablado con las federaciones guipuzcoana y vasca, así como con otros clubes, para ver qué se iba a hacer y cómo. Santiagotarrak siempre se ha encargado de esta zona, pero ellos entienden que también hay más usuarios y se han comprometido a ayudar. La Federación Vasca asumirá el coste económico».
Zabaleta conoce la zona como la palma de su mano y advierte que «el río se ha llevado muchas piedras, por lo que el fondo ha cambiado algo. Pero no sabremos bien cuánto o de qué manera hasta que no tengamos algún día de menos agua». Otro de los problemas es que «donde casi acaba el recorrido hay dos árboles hundidos que suponen un peligro. Esa zona ahora no es practicable, especialmente para los más pequeños». Un problema de difícil solución, tanto a nivel práctico como teórico. «Va a ser difícil quitar esos árboles de ahí y además, al estar el río en frontera entre dos países, teóricamente no se puede hacer nada con ellos».
El campo de entrenamiento ya está siendo reparado pero tardará un tiempo en volver a ser el que era. Mientras tanto, la zona tiene otras afecciones. La vía verde tan utilizada por ciclistas y paseantes quedó muy afectada por un gigantesco desprendimiento y tiene también pérdidas de tierra en la orilla. La Diputación Foral de Gipuzkoa tiene esta tarea entre su prioridades.
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