Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 4 de Marzo de 2022.
El depósito de vehículos también habla mucho francés
Abandonados. Cerca de la mitad de los coches de larga estancia tienen matrícula francesa porque le encuentran ventajas a dejarlos a este lado
El Depósito Municipal de Vehículos se encuentra en la calle Aduana, en la parcela del antiguo colegio Monte Jaizkibel, antes Mártires de Gudalupe. Allí se acomodó cuando a finales de los 90 el inicio de las obras de Ficoba obligó a sacarlo de su ubicación. Pronto llegará otra mudanza, ya que estos terrenos están incluidos en la primera fase de Vía Irun. «Aún no sabemos dónde lo trasladaremos», reconoce la delegada de Policía Local, Cristina Laborda, «pero la lógica apunta a un destino menos céntrico».
Entre tanto, el depósito, vigilado 24 horas al día, sigue con su labor. Para muchos es donde se recoge el coche después de que la grúa lo retire por un estacionamiento indebido. Pero en el depósito, «hay cinco zonas, una para cada función. La de corta estancia sólo es una», explica Fran Ortiz, agente responsable de este servicio. Los vehículos de larga estancia son los que más suelo ocupan. Hay un apartado considerable para bicicletas, una zona menor para motos y una caseta «de objetos perdidos que irían al SAC pero que, por su volumen, se guardan aquí, aunque la gestión la hacen ellos». Desde patinetes a bicis de otro perfil (no abandonadas) pasando por sillas de ruedas. «De todo».
Lo que más trabajo da es la gestión de los llamados vehículos de larga estancia, «casi siempre abandonados», que deben terminar en el desguace. «Es un trámite que, de media y sin que pase nada raro, lleva seis meses». El depósito tiene «un contrato con una empresa. Cuando hay un lote de vehículos preparado, normalmente una vez al mes, viene y los retira», explica Laborda. La dificultad está en llevar cada vehículo abandonado al punto en el que se puede desguazar. Ahora mismo, en el depósito hay más de 350 vehículos de cuatro ruedas.
Tras un tiempo allí, los costes se convierten en algo serio. La grúa, 158,25 euros; cada día en el depósito, a partir del tercero, 14,85. Un mes casi 450. «Cuando mandamos la carta al dueño de un vehículo de larga estancia, ofrecemos la posibilidad de renunciar a la propiedad del vehículo. Muchas veces, la gente echa cuentas, paga la grúa (que eso sí es ineludible) y firma el documento para que ese coche se va ya al desguace sin más gasto».
'Au revoir, ma voiture'
Hay que tener en cuenta que aunque las razones para que un coche sea abandonado son múltiples, la mayoría son económicas: impago de seguro, imposibilidad de pasar la ITV o averías cuya reparación no merece la pena. «Pero hay de todo. Desde coches precintados hasta camioneros que compran un coche por cuatro euros porque van a estar unos días por la ciudad y cuando inician la nueva ruta lo abandonan». La tramitación al desguace de todos esos vehículos se puede complicar de muchas formas y «una de las que más retrasa las cosas es la implicación de los juzgados. Según qué casos, se alarga muchísimo. Tenemos coches desde 2009 en esa situación».
También una matrícula extranjera «lo complica todo y, aquí, cerca de la mitad son placas francesas», cuenta Ortiz. «Desde hace un año estamos en Eucaris, un sistema europeo de bases de datos compartidas, que nos ha permitido identificar varios coches robados y facilita mucho localizar a los propietarios. Una vez que damos con el dueño, la casuística es variadísima». A veces el coche que ha llegado al depósito lo habían vendido pero sin hacer la transmisión. «En Francia, el comprador puede circular unos meses poniendo 'vendu' en los papeles, pero aquí eso no vale. Sólo pueden sacarlo del depósito si van a la prefectura y hacen los papeles» y luego pagan la multa, la grúa, los días de depósito... En muchas ocasiones, «no les compensa sacarlo. Lo denuncian como robado en Francia, le sacan algo al seguro y se olvidan». Allí, cerrar la vida útil de un coche tiene un coste y como los datos de robos denunciados a un lado y coches abandonados al otro no se cruzaban fácilmente «siempre hay alguien que lo aprovecha. Con Eucaris la cosa cambia».
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